El peso del voto evangélico, presente en las elecciones en México

El Partido Encuentro Social (no confesional pero de inspiración evangélica) según las encuestas dobla el resultado de las federales de 2015 pasando de 10 diputados a 75 curules.

    El País · 27 DE JUNIO DE 2018 · 20:00

    Hugo Éric Flores, fundador y Presidente del PES,Hugo Éric Flores, PES México
    Hugo Éric Flores, fundador y Presidente del PES

    Mientras las iglesias católicas se vacían, los templos evangélicos en México, desde Chiapas a Baja California, suman seguidores cada día. Las encuestas confirman que, con paso lento pero firme, la sociedad mexicana vira desde el fervor guadalupano y laico del pasado a la fe activa evangélica del presente.

    México no escapa al contexto latinoamericano que ha convertido el voto evangélico en una importante fuerza electoral de difusas y a menudo mal analizadas dimensiones.

    En Costa Rica, a primeros de abril, Fabricio Alvarado estuvo a un paso de lograr la victoria electoral con un programa de valores marcadamente evangélico. En 2016, en Colombia, el voto cultivado en los templos protestantes fue decisivo para la victoria del “No” en el plebiscito por la paz con las FARC debido a la introducción de la ideología de género en esos acuerdos. Unos meses antes, en Brasil, la bancada evangélica logró la caída de Dilma Rousseff, con el voto en bloque a favor de su destitución.

    Según el Instituto Nacional de Estadística (INEGI) en México hay entre un 80 y 84% de católicos y un 5% de la población que dice no profesar ninguna religión. El resto, cerca de un 15% - más de 10 millones de personas- se distribuye entre las diversas iglesias evangélicas, principalmente en el sur del país, Chiapas, Tabasco y Campeche, tres entidades donde Andrés Manuel tiene mucha fuerza.

    En 2016 el PES (no confesional pero de inspiración evangélica) presentó en la Cámara de diputados una iniciativa “por la vida y la familia” que consideraba “inaceptable” y “empobrecedor” el matrimonio homosexual al reducirlo a una mera relación de “compañerismo”.

    La movilización de estos sectores en las calles logró tumbar la iniciativa que el presidente Enrique Peña Nieto (PRI) había impulsado para legalizar el matrimonio homosexual en todo el país. El castigo no quedó ahí. En las últimas elecciones locales, pastores y sacerdotes se movilizaron enérgicamente. El resultado fue que el PRI perdió siete de las doce gubernaturas en juego. Fue un claro aviso a los candidatos de que no pueden gobernar de espaldas al pueblo evangélico mexicano.

     

    PARTIDO ENCUENTRO SOCIAL (PES)

    En México el artículo 40 de la Constitución define el país como una república laica y la ley electoral impide el registro a los partidos confesionales.

    Sin ser confesional, el Partido Encuentro Social (PES) se presenta a los comicios del 1 de julio como la formación más activa en la defensa de los valores tradicionales por la vida y la familia, sin renunciar a temas como la lucha contra la corrupción y la justicia social.

    Aliado en estas elecciones del partido Morena (Movimiento de Regeneración Nacional) de Andrés Manuel López Obrador, que lidera las encuestas, el PES prepara su presencia como grupo de influencia en el poder avalada por los sufragios.

    En las elecciones federales de 2015 consiguió 1.3 millones de votos. En estos comicios el PES aspira a casi el doble, 2.55 impulsado por los 16 millones que López Obrador podría conseguir, según las encuestas. Esos números permitirán pasar a su bancada de los diez diputados que tiene actualmente a 75 curules.

    Su fundador, Hugo Éric Flores, es un activo miembro de una iglesia evangélica y su programa combina una importante carga social con medidas “en defensa de la familia”.

    En esta línea, defienden en su programa electoral que no se incluya el apoyo al matrimonio homosexual, a la legalización del aborto o de las drogas Como en el mundo entero ocurre con quienes no apoyan estas y similares causas, este posicionamiento basta para que se les tache de retrógrados y fundamentalistas.

     

    EL VOTO EVANGÉLICO

    Los especialistas consideran que no habrá necesariamente un trasvase de votos en las elecciones. “El voto religioso se dispersa como cualquier otro y no es probable que se dé el voto corporativo. En elecciones muy cerradas estos temas pueden marcar una diferencia, pero el votante, en general, prioriza estabilidad economía, seguridad”, señala Jorge Traslosheros, profesor de religiones de la UNAM.

    Hay muchas iglesias que no quieren estar representadas políticamente por un partido; otras no creen que sea necesario identificarse políticamente y otras no están de acuerdo con las posturas del PES”, señala Roberto Blancarte, profesor del Colegio de México y especialista en religión, laicidad y democracia.

    Los expertos consultados coinciden en que no hay constancia que desde los púlpitos evangélicos se oriente el voto, pero sí que existe una apuesta en influir más arriba; en la calle y en las instituciones.

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