Dios permite las enfermedades…

La sanidad es parte del plan redentor de Dios para la humanidad, pero también lo es la enfermedad.

    22 DE MARZO DE 2020 · 08:00

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    Nada sucede en este mundo sin el consentimiento de Dios. Él usa todas las circunstancias para acercar al hombre a su amor y su gracia infinitos. Cualquier buen lector de la Biblia sabe que hasta Satanás sirve a los propósitos de Dios. Y desde que nuestros primeros padres pecaron toda maldición y calamidad sobrevenida ha servido para que el corazón endurecido del hombre busque a su Creador; y una de las mayores calamidades son las enfermedades.

    Las enfermedades no son un castigo divino, son el producto de la desobediencia y el pecado humano; se originaron por causa de la caída del hombre y la maldición que trajo sobre la naturaleza (Génesis 3:17-19). Esa progresiva degradación ha desembocado en lo que hoy estamos enfrentando y todavía el mundo enfrentará hasta la redención de la Tierra al inicio del reinado milenial del Mesías (Isaías 11; Apocalipsis 20:1-6).

    • Dios permite las enfermedades para mostrarle al hombre lo débil que es sin su protección. Por muy avanzada que esté la ciencia hay un momento donde esta no tiene respuestas ni soluciones, por lo esto puede conducir a la humanidad a una mortandad.
    • Dios permite las enfermedades para que el orgullo del hombre tenga que reconocer que ante Él toda rodilla deberá doblarse tarde que temprano. Una virosis es capaz no solo de enfermar y matar a miles de hombres, también enferma los sistemas de salud, las finanzas y la economía mundial.
    • Dios permite las enfermedades para que reflexionemos sobre la dirección que estaba llevando nuestra vida antes de estas. Ellas tienen la capacidad de hacer rendir el corazón más duro, hacer creer al más acérrimo ateo, acercar al creyente que vivía religiosamente para vivir una verdadera relación con el Señor.
    • Dios permite las enfermedades para fortalecer la fe y obrar milagros en quienes padecen, de manera que sepan que en la cruz del Calvario Jesucristo «llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores... él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados» (Isaías 53:4-5); y clamen así a Jesús por perdón y sanidad.
    • Dios permite las enfermedades para que el moribundo sin esperanzas y sin una eternidad segura tenga el tiempo de ponerse a cuentas con el Señor, arrepintiéndose de su vida alejada de Dios, reconociendo que solo Cristo pagó por nuestra salvación en el Calvario y reciba así perdón y vida eterna.

    Como pastor he sido testigo de muchos casos de personas con falta de perdón, y ver cómo Dios ha permitido que por la dureza de su corazón terminen enfermas en una cama y una vez perdonan a quienes le ofendieron y se reconcilian con Dios, a través del sacrificio de Cristo, es que parten a las moradas eternas. De otra manera, sin esa enfermedad, hubieran ido a eterna condenación.

    Jesús nos dice que si no perdonamos de corazón a los demás sus ofensas tampoco nuestro Padre celestial nos perdonará (Mateo 18:35). A veces Él permite la enfermedad para que las personas se arrepientan y reciban su gracia salvadora.

    En una ocasión «al pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “Rabí, ¿quién pecó, para que éste haya nacido ciego? ¿Él, o sus padres?”. Jesús respondió: “No pecó él, ni tampoco sus padres. Más bien, fue para que las obras de Dios se manifiesten en él”» (Juan 9:1-3). Es decir, Dios permitió su enfermedad para glorificar su nombre a través de su Hijo Jesús. ¿Sabe?, Él todavía sigue haciendo eso.

    Cristo venció y resucitó, la sanidad es parte del plan redentor de Dios para la humanidad, pero también lo es la enfermedad, pues por medio de ella el Señor muestra su amor y misericordia. Jesucristo es la solución del Padre eterno a cualquier dolencia, enfermedad o calamidad, si el hombre se acerca a Él de corazón Jesús le recibirá con los brazos abiertos.

    Sea que recibamos sanidad física o no, Cristo nos asegura que... «...Dios enjugará las lágrimas de los ojos de ellos, y ya no habrá muerte, ni más llanto, ni lamento ni dolor; porque las primeras cosas habrán dejado de existir. El que estaba sentado en el trono dijo: “Mira, yo hago nuevas todas las cosas”. Y me dijo: “Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”. También me dijo: “Ya está hecho. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tenga sed, yo le daré a beber gratuitamente de la fuente del agua de la vida. El que salga vencedor heredará todas las cosas, y yo seré su Dios y él será mi hijo”» (Apocalipsis 21:4-7). ¡Esta es nuestra mayor esperanza!

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Dios permite las enfermedades…

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