En lo secreto

Jesús habla de tres prácticas necesarias en la vida del creyente sin «que la gente los vea»; limosna, oración y ayuno.

19 DE ABRIL DE 2020 · 08:00

Shon Ejai, Pixabay,candado de amor cerrando puerta
Shon Ejai, Pixabay

Las Sagradas Escrituras nos muestran que nuestro Señor no quiere nada con la vida de apariencia ni simpatiza con quien alardea en público, pero en lo secreto es otra persona. Dios busca gente íntegra, humilde y sincera, que todo lo que haga sea para agradarle a Él en primer lugar; siempre preferirá a los que obran en lo secreto, y a esos son a quienes galardonará en público.

En el capítulo 6 del Sermón del Monte nuestro Señor dejó bien claro cuál es la actitud que agrada al Padre. «Cuidado con hacer sus obras de justicia solo para que la gente los vea. Si lo hacen así, su Padre que está en los cielos no les dará ninguna recompensa» (vs. 1).

Inmediatamente profundiza en las exigencias del Padre. «Cuando tú des limosna [ores y ayunes], no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe. De cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa. Pero cuando tú des limosna, asegúrate de que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha; así tu limosna será en secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» (vss. 2-4).

En esta parte del Sermón, Jesús nos habla de tres prácticas necesarias en la vida de los creyentes y en donde muchos cometen el error de buscar «que la gente los vea»; la limosna, la oración y el ayuno, son tres disciplinas con un denominador común: deben ser hechas en lo secreto, para que el Padre las vea, las acepte y las premie. En las tres Jesús declara: «tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público» (vs. 6).

Hoy el mundo está azotado por la pandemia del Covid-19, hay gente dando ayudas (limosnas), orando y ayunando como pocas veces antes, pero usan las redes sociales para mostrar lo que hacen, y no es que sea malo usar las redes sociales para testificar del Señor, sino que muchos -solo Dios sabe cuántos- no lo están haciendo con el corazón correcto, porque han pasado de lo secreto a lo público; a decir del Señor: «como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe».

Esta actitud fue reprochada por el Señor, sentenciando: «con eso ya se han ganado su recompensa». Eso significa que aquello que este tipo de personas busca públicamente y recibe públicamente de quienes ‘los admiran y alaban’, es el pago exacto que recibirán, puesto que el Padre solo recompensa a quien lo hace para Él en secreto.

No está mal orar públicamente cuando lo que buscamos es que el Señor toque las vidas de los demás, siempre y cuando lo hayamos hecho previamente en lo secreto; como lo dijo alguien: “háblele a Dios de la gente y luego háblele a la gente de Dios”. «Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y con la puerta cerrada ora a tu Padre que está en secreto» (vs. 6); estemos claros que nada sustituirá ni agradará más al Señor que la oración sincera puertas adentro, en lo secreto.

De la oración en casa, puertas adentro, salieron las grandes respuestas de Dios y se dieron los más grandes avivamientos espirituales que alcanzaron con la sanidad y salvación de Cristo a millones de personas a lo largo de la historia de la Iglesia. El mejor ejemplo es cuando los discípulos oraron en el Aposento Alto y en las catacumbas; eso marcó el poderoso inicio de lo que hasta hoy disfrutamos los cristianos renacidos; eso estremeció imperios, regímenes y gobiernos; eso derrotó cada arremetida de Satanás contra la Iglesia. En lo secreto se ven los verdaderos cristianos.

Cuidémonos de los que oran, ofrendan y ayunan públicamente para ser vistos, porque esto es fariseísmo hipócrita (los buscan que les den muchos ‘likes’, cuando la gloria es de y para Dios). Jamás olvidemos la sentencia de Jesús al respecto: «Los escribas y los fariseos se apoyan en la cátedra de Moisés. Así que ustedes deben obedecer y hacer todo lo que ellos les digan, pero no sigan su ejemplo, porque dicen una cosa y hacen otra... Al contrario, todo lo que hacen es para que la gente los vea...» (Mateo 23:2-5). ¡Dios nos guarde de cometer tan grave pecado!

Busquemos y hagamos en lo secreto para ser recompensados en público por el Padre, en vez de buscar el reconocimiento público de la gente, porque ello nos privará del galardón público del Señor, pues quienes así actúan «de cierto les digo que con eso ya se han ganado su recompensa». ¿Usted quiere ser recompensado por los hombres temporalmente o prefiere ser recompensado por Dios, de manera pública en la tierra y en la eternidad? Entonces hágalo en lo secreto, para la gloria del Padre...

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - En lo secreto