Una mente conforme a Dios

Como creyentes estamos llamados a transformar nuestra mente de acuerdo a la mente de Cristo.

19 DE MAYO DE 2024 · 08:00

Geralt, Pixabay,sentado pensando
Geralt, Pixabay

Partiendo de la premisa bíblica de que el humano «como piensa dentro de sí [Lit. considera en su alma], así es él...» (Proverbios 23:7a. NBLH), podemos asegurar que somos lo que pensamos.

Lo que pensamos moldea nuestra conducta y sentimientos. Lo que pensamos y sentimos dirige nuestra voluntad, y estas tres cosas son las que conforman nuestra alma. Como creyentes estamos llamados a transformar nuestra mente de acuerdo a la mente de Cristo, para que pensemos, hablemos y actuemos en la perfecta voluntad de Dios.

Podemos considerar nuestros pensamientos transformados en opiniones y conductas como correctos y acertados, pero solo hay una manera de saber si estamos en lo cierto y correcto: confrontando nuestra mente (pensamiento y razonamiento) con lo que Dios expresa en su Palabra contenida en la Biblia.

Porque nuestros pensamientos moldean nuestra conducta, habla y sentimientos; por lo que confesamos lo que pensamos y tenemos en nuestro corazón. Según mi nivel de influencia afectaré a los demás al exteriorizar lo que pienso; por ejemplo, Hebreos 12:15, dice: «Cuídense de que nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz de amargura, brotando, cause dificultades y por ella muchos sean contaminados».

Una persona con una mente amargada hablará eso mismo y terminará contaminando con sus palabras a muchos. La lengua es la principal manera de exteriorizar quien soy internamente; «y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno» (Santiago 3:6).

Existe un ejemplo muy ilustrativo acerca de la manera de pensar y cómo afecta nuestra vida y la de quienes nos rodean, hasta puede dañar una población local y a toda una nación. En el libro de Números capítulos 13 y 14, se nos cuenta de cuando Moisés envió a doce espías a reconocer la tierra prometida y traer un informe de esa misión; el reporte traído muestra dos maneras de pensar, sentir y hablar, así como lo que produjo entre el pueblo de Israel.

En el reporte, diez espías declararon acerca de los pobladores de las tierras que vieron: «Hasta había gigantes, los descendientes de Anac. ¡Al lado de ellos nos sentíamos como saltamontes y así nos miraban ellos!» (Números 13:33. NTV); declararon delante de todo el pueblo que «ellos» se sentían como saltamontes y fueron tan osados que afirmaron que así los miraban los pobladores de aquellas tierras.

Mientras tanto, los otros dos espías, Josué y Caleb, tenían una mente y hablar diferentes; se expresaron delante del pueblo dándoles ánimo y asegurándoles que hasta podían «comérselos como a pan», mostrando una fe inquebrantable en el Dios vivo. Los 10 tenían una mente de saltamontes, mientras que Josué y Caleb tenían una mente espiritual, «la mente de Cristo» (1ª Corintios 2:16).

La mente de saltamontes es carnal, se mira con conmiseración, carece de fe, anda en derrota, se deja influir por las circunstancias y presta su oído y vista a la fatalidad. Eso produce una actitud contraproducente y negativa en sus oyentes.

Quien tiene la mente de Cristo es espiritual, se mira victorioso, tiene fe, anda en la victoria de Cristo, no lo mueven las circunstancias, siempre piensa, cree y confiesa la Palabra de Dios. Por supuesto que inspirará positivamente en los oyentes llevándolos a depositar su confianza en Dios.

Como ya dijimos, la manera correcta de evaluar nuestra mente y el producto de nuestros pensamientos y razonamiento es a la luz de la Biblia, de ello dependerán nuestras acciones y la influencia que causemos en los demás. Una mente de saltamontes es antagónica con la Palabra de Dios, lo ideal y correcto es tener una mente espiritual semejante a la de Cristo y a la manera como actuaría el Señor si estuviera en nuestro lugar, la cual es dirigida por el Espíritu Santo.

En nuestra próxima entrega, mediante el Señor, analizaremos los siete estados mentales, según la Palabra de Dios.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Una mente conforme a Dios