Cuando el mundo nos deja solos

Ni la OEA ni la ONU hacen nada ante la violación de los derechos humanos en Latinoamérica.

12 DE SEPTIEMBRE DE 2021 · 08:00

Noah Silliman, Unsplash,hombre solo, persona sola
Noah Silliman, Unsplash

Hay una lamentable tendencia en el mundo de hoy, y es la de dejar solos o darle la espalda al prójimo en su necesidad y angustia, cuando más lo necesita menos cuenta con apoyo. Parece que mientras más adelantado científica y tecnológicamente más indiferente se vuelve el mundo. Mientras más globalizado está nuestro planeta se muestra más insensible a la necesidad de su semejante, mayormente el liderazgo, los gobiernos y los organismos mundiales.

Es increíble que después de la triste experiencia del holocausto el mundo siga dándole la espalda a tribus, etnias y grupos minoritarios quienes sufren persecución, tortura, violaciones y muertes a manos de grupos antagónicos y naciones ante la mirada cómplice de la ONU y la inmensa mayoría de los organismos globales que los han dejado solos ante su indefensión.

Resulta asombroso que los interminables pronunciamientos diplomáticos hayan sustituido el urgente accionar en crisis de naciones que se pueden y deben evitar, bajo el absurdo estribillo de «hay que respetar la autodeterminación de los pueblos». ¿Respetar a quienes violan abiertamente los derechos humanos? ¿Respetar y negociar con gobernantes y gobiernos tiránicos que violan las constituciones, leyes y los más elementales derechos de sus gobernados? ¿Seguirán esperando por los eternos juicios de la Corte Penal Internacional y otros organismos jurídicos ante hechos punibles claros y demostrados?

Parece que las minorías de los países africanos, de Afganistán, Paquistán, India, Irán, Corea del Norte, China, entre muchos otros, no tienen dolientes en la ONU y sus organizaciones afines. Ni la OEA ni la ONU hacen nada ante la violación de los derechos humanos en Latinoamérica, venezolanos, nicaragüenses, bolivianos, cubanos, argentinos, haitianos y mexicanos se han quedado sin apoyo; al parecer no les importan a nadie.

¿Qué más tiene que pasar en Venezuela, Nicaragua y Cuba para que el liderazgo mundial deje la comodidad de las oficinas de reuniones y se aboquen a intervenir en defensa de las mayorías oprimidas por una reducida élite gubernamental que mantiene secuestrada la libertad y la democracia en ellas?

Y si de los cristianos se trata, parece que el globalizado genocidio contra los seguidores de Cristo a nadie importa, no hay un pronunciamiento, una acción contundente que muestre algún tipo de interés por ayudar a quienes solo desean adorar a su Señor con libertad, tal y como se postran los musulmanes varias veces al día en todo el mundo. Y precisamente de estos últimos es que proceden TODOS los grupos fundamentalistas religiosos que violan, secuestran, torturan y masacran a los cristianos en las naciones de África y Asia, sin que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU haga absolutamente nada.

Sabemos, como afirma la Biblia, que «el mundo entero está bajo el maligno» (1ª Juan 5:19), pero entonces ¿con qué fin fue creada la ONU y los demás organismos dependientes de ella? ¿Para qué sirven los entes de defensa de los derechos humanos y las diferentes cortes mundiales sino para poner orden y hacer justicia? De todos ellos se obtiene a lo sumo uno que otro pronunciamiento, pero ningún hecho en concreto; hablan mucho, sin embargo dejan solos a los pueblos, a las minorías y naciones oprimidas, aun a sabiendas de que en ellas existen comprobadas injusticias, opresión y asesinatos.

¿Será que nos tocará esperar solo por la justicia divina que nunca falla y siempre llega en su justo momento? ¿Acaso dará Dios por inocente al liderazgo y los organismos culpables por omisión? ¿Se les olvida a los hombres que están en eminencia que quien calla otorga y que el silencio ante la injusticia los convierte en cómplices y reos del juicio divino? «¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!» (Hebreos 10:31).

La Biblia indica que no podemos esperar nada del liderazgo mundial actual, quienes seguirán dejando solos a los oprimidos; sin embargo, contamos con el Señor que jamás abandona a quienes claman a Él por justicia, los oye y los defiende.

Podemos consolarnos en el justo juicio de Dios y en el tiempo cuando Jesucristo regrese a la tierra luego de que «el séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos» (Apocalipsis 11:15). Ahí las naciones serán juzgadas, el maligno no estará más y el mundo será regido con vara de hierro por mil años por el Rey de reyes y Señor de señores (Apocalipsis 19 y 20:1-6).

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Cuando el mundo nos deja solos