La fe del ateo

Alguien dijo: «Se necesita más fe para ser ateo que para creer en Dios».

13 DE FEBRERO DE 2022 · 08:00

Amir Geshani, Unsplash,ciego invidente, ojos vendados
Amir Geshani, Unsplash

A medida que avanza la ciencia, la arqueología y la historia el ateísmo va perdiendo fuerza y argumentos. A pesar de que los ateos siguen su lucha por tratar de negar lo cada día más innegable, que es la existencia de Dios, ese ser superior creador de todo lo que existe.

En lo que a la Biblia, la Palabra de Dios respecta, ha sido comprobada su veracidad en muchísimos casos a través de descubrimientos científicos, arqueológicos y en datos históricos que dan al traste con lo que el ateísmo viene sosteniendo desde hace mucho tiempo para tratar de negar la existencia del Creador. Hasta ahora son puras teorías no comprobadas, mientras que las Sagradas Escrituras son veraces.

Uno de los bastiones que el ateísmo sostiene con mayor fuerza es la teoría de la Evolución, con todo y su eslabón perdido, no han podido comprobar de dónde procedió ese primer ser microscópico que originó la supuesta evolución de los seres vivos hasta llegar al humano; y mucho menos han podido comprobar por qué no continúan evolucionando esos seres hasta convertirse en humanos; a saber, los primates siguen siendo monos, al igual que cada uno de los integrantes de la supuesta cadena evolutiva.

En cambio, cientos de descubrimientos muestran la veracidad de los eventos reseñados en la Biblia, los cuales están todos relacionados con la existencia de Dios, el único y verdadero Dios, que nada tiene que ver con los dioses que adoran las religiones. La Biblia no contiene teorías incomprobables, es la reseña viva y real de la verdad de los hechos acontecidos desde la creación misma de la humanidad por parte de Dios. Gran parte de la Palabra de Dios fue dada de manera profética y cada una de las profecías se han venido cumpliendo con exactitud.

Alguien dijo un día: «Se necesita más fe para ser ateo que la que necesita alguien para creer en Dios». Son tantas las pruebas de la existencia de Dios que se debe doblegar el esfuerzo intelectual para no creer en el Altísimo. Los ateos tienen fe, pero una fe en su increencia; es decir, creen que no existe lo que en verdad existe: Dios.

Cuán difícil es sostener el ateísmo con argumentos y teorías que no se pueden comprobar frente a millones de creyentes en el Señor que no solo tenemos las Escrituras, sino que somos fieles testigos de ella. No solo la ciencia, la arqueología y la historia dan fe de la existencia de Dios, sino los incontables milagros hechos en millones de personas; si existen los milagros es porque existe un Dios hacedor de milagros.

Además, Dios es nuestro único salvador, se hizo hombre, murió en la cruz en nuestro lugar y resucitó al tercer día; negarlo es el peor y más imperdonable pecado. Acerca de los ateos, dice la Biblia: «Dentro de sí dicen los necios: “Dios no existe”...» (Salmo 14:1). Es una necedad negar lo innegable, por más que haya quien lo niegue, Dios no solo existe, sino que subsiste en sí mismo, nadie lo creó; se le reveló a Moisés como «Yo soy el que soy»; pero todo eso ha de creerse por fe, con mucha menos fe que la que necesitan los ateos para no creer en Dios.

«Hasta un ateo necesita a Dios para negarlo», dijo Miguel de Unamuno; es decir, un ateo necesita más fe para no creer en Dios que la que necesitamos los cristianos para creer en el Señor, porque tenemos la poderosa ayuda del Espíritu Santo quien nos revela al «autor y consumador de nuestra fe»: Jesucristo.

Los ateos son objeto del mayor engaño de la historia porque los demonios los inspiran a no creer en Dios para que no alcancen la salvación en Cristo. Dice la Biblia: «Tú crees que Dios es uno, y haces bien. ¡Pues también los demonios lo creen, y tiemblan!» (Santiago 2:19). Imagínese, los demonios creen en Dios y tiemblan ante su presencia, pero engañan a las personas ateas haciéndoles creer que Dios no existe.

Tarde o temprano cada ser humano tendrá que comparecer ante Dios para ser juzgado, ¡tamaña sorpresa para quien negó su existencia durante su vida terrenal! Reflexione ahora que está con vida y tiene la oportunidad de creer en Dios y recibir su perdón y salvación eterna en Cristo Jesús, si muere siendo ateo habrá perdido su alma por siempre en la condenación eterna, porque está negando al único que lo puede salvar.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - La fe del ateo