Arrepentimiento, una palabra en desuso

Importante y fundamental, no se entiende cómo hay cada vez más predicadores que no mencionan la necesidad de arrepentirse durante sus mensajes.

    27 DE FEBRERO DE 2022 · 08:00

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    Si de algo nos ha servido el creciente uso de los medios de comunicación y las redes sociales por parte de los predicadores cristianos actuales es para conocer la «tendencia» que llevan los mensajes impartidos. Eso nos ha permitido percibir con extrema alarma que hay enseñanzas fundamentales de la Biblia que han dejado de impartirse, se han edulcorado y otras que han caído en desuso, como es el caso del arrepentimiento.

    Es tan fundamental la enseñanza del arrepentimiento que fue el centro de la doctrina de Juan el Bautista, así como de Jesucristo que hizo siempre un especial énfasis en sus predicaciones a la necesidad de arrepentirse de sus pecados; de hecho, la primera frase con la que inició su ministerio tras regresar del desierto fue: «¡Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado!» (Mateo 4:17). Posteriormente sus apóstoles también lo enseñaron en sus epístolas.

    El arrepentimiento es un tema sumamente importante para Dios, pues es la base de toda la transformación que viene a nuestra vida. Arrepentimiento y perdón de pecados van siempre de la mano. Vivir la vida cristiana sin arrepentirse es andar en una simple y hueca religión. Podemos entrar miles de veces a las iglesias sin arrepentirnos, pero jamás entraremos al cielo a menos que experimentemos un genuino arrepentimiento.

    Arrepentimiento viene de la palabra griega ‘metanoia’: Cambio de actitud o de propósito en la vida. Indica un regreso, un cambio de parecer, es un repudio del pecado para volver a Dios. Es un don de Dios producido por el Espíritu Santo y necesario para nacer de nuevo una vez que se acepta a Cristo como único Señor y Salvador.

    Si es así de importante y fundamental no entendemos cómo hay cada vez más predicadores que no mencionan la necesidad de arrepentirse durante sus mensajes. ¿Será que no quieren confrontar a la gente con su modo de vida pecaminoso? Porque hay que estar claros, sin arrepentimiento de los pecados cometidos no hay salvación, Jesús lo dijo bien claro: «Si no se arrepienten todos perecerán...».

    Arrepentimiento va siempre unido a perdón de pecados y es el mensaje principal que el Señor nos dejó: «Entonces les abrió el entendimiento para que pudieran comprender las Escrituras, y les dijo: “Así está escrito, y así era necesario, que el Cristo padeciera y resucitara de los muertos al tercer día, y que en su nombre se predicara el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando por Jerusalén”» (Lucas 24:45-47).

    El arrepentimiento no es solo un mensaje neotestamentario, desde el Antiguo Testamento Dios ha hecho énfasis en la necesidad de que su pueblo se arrepienta de sus pecados para que puedan vivir en paz con Él. Cada vez que Israel pecaba era increpado a volver a Dios en arrepentimiento, y una vez se arrepentían el Señor los libraba de sus azotes y del enemigo que los amenazaba; porque el arrepentimiento es la llave que abre la puerta de la santa convivencia con Dios tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Hasta en el Apocalipsis se le exige a seis de las siete iglesias que se arrepientan.

    Sin arrepentimiento no hay bendiciones. Si alguien no se arrepiente no recibe perdón; es decir, se mantiene en enemistad con Dios. Sin perdón no hay reconciliación con el Padre, por lo que todas las demás promesas y bendiciones no le alcanzarán. Arrepentirse y ser perdonado es un acto de fe, y «sin fe es imposible agradar a Dios». Al arrepentirse por primera vez se recibe el Espíritu Santo y con Él todo el fruto del Espíritu, los dones y demás bendiciones.

    En el primer mensaje predicado en la Iglesia el día de Pentecostés «Pedro les dijo: —Arrepiéntanse y sea bautizado cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes, para sus hijos y para todos los que están lejos, para todos cuantos el Señor nuestro Dios llame» (Hechos 2:38-39). Este llamado sigue vigente hasta hoy.

    Es incomprensible cómo existen predicadores para quienes la palabra arrepentimiento y su enseñanza ha entrado en desuso, lo cual además de grave puede ser considerado una estafa a los oyentes, porque sin arrepentimiento y perdón de pecados el mensaje del evangelio carece de valor y pierde su prestancia. Tales predicadores deben arrepentirse de no enseñar del arrepentimiento, o el Señor los hará responsables de cerrarle las puertas del cielo a quienes los escuchan.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Arrepentimiento, una palabra en desuso

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