¿Bendecir lo que Dios no bendice?
Así como nadie puede bendecir lo que Dios no bendice, nadie puede maldecir lo que Dios ha decidido bendecir.
20 DE NOVIEMBRE DE 2022 · 08:00

En nuestro desempeño pastoral se nos acerca mucha gente pidiendo que los bendigamos, bendigamos sus empresas, matrimonios, entre otros; aunque es parte de nuestra función, en ocasiones se nos presentan casos donde, a la luz de la Palabra de Dios, no podemos bendecirlos, precisamente por eso, porque el Señor no lo bendice.
En nuestros países, que forman parte de América Latina, la inmensa mayoría de los creyentes provienen de la religión católica, por eso más allá de su conversión a Cristo es necesaria una profunda transformación, pues vienen al evangelio con muchas costumbres y tradiciones romanas, pensando que en el Señor las pueden seguir practicando, cuando en realidad chocan con la verdad de las Escrituras.
Una de esas costumbres católicas trasladada al evangelio es la de pedir que se les bendiga, lo cual es perfectamente viable, salvo que choque con la Palabra de Dios. Por ejemplo, los sacerdotes católicos bendicen a los muertos, bendicen matrimonios no importa la procedencia o credo de los contrayentes, bendicen comercios, aunque estos sean casinos, licorerías o bares y pare usted de contar.
Bajo esa tradición romana, los ahora creyentes en Cristo Jesús piensan que un pastor debe hacer lo mismo, bien sea con ellos o con algún familiar; y habrá algún «pastor» de los tantos despistados que lo haga, pero la gran mayoría de los pastores temerosos de Dios no se atreverían a bendecir lo que Dios, en su Palabra, no bendice.
¿Qué es bendecir?, llanamente significa ‘decir bien’ de algo o alguien; pero la definición más académica expresa: Invocar sobre una persona, un lugar o una cosa la protección de Dios y su espíritu santificador por parte de un sacerdote o ministro religioso; consagrar una persona, un lugar o una cosa a Dios mediante el rito adecuado.
Como se pudo haber dado cuenta, la definición académica de bendecir es meramente dogmática y ritualista; sin embargo, bendecir a la luz de la Biblia es más que un mero acto ritual, es hablar bien de parte de Dios sobre una persona o lugar, es desearles que las promesas y las cosas buenas de parte de Dios vengan sobre la vida o propiedad de alguien.
En virtud de ello, ¿cómo podemos bendecir lo que Dios no bendice o peor aún maldice? Hacerlo se convertiría en un mero acto religioso carente de valor espiritual y, por supuesto, jamás será avalado por el Señor, por cuanto Él no bendice algo que vaya contra su voluntad o sea pecaminoso, y si Dios no lo bendice en vano lo hacen los hombres que toman el nombre del Señor para declarar bueno algo que las Escrituras señalan como desagradable o malo para Dios.
Personalmente he tenido varios impases con creyentes que vinieron a mi buscando la ‘bendición pastoral’, pero que sus casos chocaban con principios de la Palabra de Dios, por lo cual obviamente me rehusé a hacerlo bajo el alegato de que «la Biblia no bendice lo que ellos pretendían que yo bendijera». Sería absurdo bendecir lo que Dios no bendice, sería algo tan banal como el ‘agua bendita’ que los sacerdotes romanos esparcen a diestra y siniestra sobre gente, objetos, lugares y hasta sobre los muertos.
El tema en cuestión se ha vuelto tan álgido que ahora hay sacerdotes y hasta «pastores» evangélicos «bendiciendo» las uniones de personas del mismo sexo, cuando a todas luces la Biblia declara en muchas partes que la homosexualidad es pecado y que los homosexuales y afeminados que no se arrepientan y reciban el perdón de Jesucristo no podrán entrar al cielo. Si Dios condena la homosexualidad ¿en nombre de quién «bendicen» estos ministros religiosos a las parejas del mismo sexo?
Los hombres, no importa el nivel religioso o ministerial que alcancen, no están facultados para bendecir lo que Dios no bendice, hacerlo es el acto más irresponsable y absurdo que hay, y del cual darán cuenta a Dios, quien no tiene por inocente al culpable y mucho menos a aquellos que toman su santo nombre en vano (Éxodo 20:7).
Así como nadie puede bendecir lo que Dios no bendice en su Palabra, tampoco nadie puede maldecir lo que Dios ha decidido bendecir.
Uno de los ejemplos más claros a la luz de la Biblia lo encontramos en el libro de Números 22-24, cuando Balac, rey de Moab, se levantó contra Israel y buscó al profeta Balaam para que maldijera a Israel, de manera que él pudiera vencerlos en batalla; luego de varios intentos Dios siempre le indicó a Balaam que bendijera a Israel y así lo hizo, porque nadie puede maldecir lo que Dios ha bendecido.
El Señor le prometió a Abram (Génesis 12:3) que lo bendeciría y en él serían benditas todas las familias de la tierra; por lo tanto, Israel como descendiente directo de él es una nación bendita y así también la Iglesia como descendiente espiritual de Abraham en Cristo es bendita; jamás nadie podrá maldecirlos porque Dios los ha bendecido eternamente.
Haríamos bien los creyentes y más los ministros de Cristo en no bendecir lo que Dios no bendice, así se enoje la gente con nosotros, pues más vale obedecer a Dios que a los hombres. De igual forma no llamar maldito lo que Dios ha bendecido.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - ¿Bendecir lo que Dios no bendice?