Cristianismo idólatra

El antiquísimo argumento católico de negar la idolatría que practica resulta muy vago y nada apegado a la Biblia.

11 DE DICIEMBRE DE 2022 · 08:00

ALEXANDRE LALLEMAND, Pexels,velas
ALEXANDRE LALLEMAND, Pexels

En recientes días sucedió un hecho resaltante en Venezuela, cuando un joven, que luego se identificó como «evangélico», le lanzó una enorme piedra a una imagen católica de una de las tantas advocaciones a María, muy idolatrada en el occidente del país; porque según el joven hay que destruir las imágenes idolátricas.

Ese escándalo copó los medios y las redes durante varios días, tanto en Venezuela como de venezolanos fuera de la nación que deploraron el hecho, al igual que lo rechazamos nosotros por irrespeto a lo ajeno, aunque este sea una imagen idolatrada.

Uno de quienes se quejó fue el exiliado sacerdote católico y periodista José Palmar, uno de los principales promotores de la idolatría a esa imagen, escribió al respecto en su cuenta en Twitter (@PadreJosePalmar): «Hay que enseñarle a los fanatizados que la Iglesia tiene un culto en tres reverencias: la más alta es latría, referido a Dios; la más sencilla es dulía, referida a los Santos y ángeles; y la intermedia es la hiperdulía referida a la Virgen María. No hay idolatría en la Iglesia».

Este antiquísimo argumento católico romano de negar la idolatría que practica resulta muy vago y nada apegado a las Sagradas Escrituras, única autoridad de fe y conducta para los cristianos, la cual está por encima de cualquier dogma, rito o costumbre religiosa del mundo, más para aquellos que se denominan «cristianos».

Aclaremos un poco los términos esgrimidos por Palmar, con la ayuda del diccionario.

  • Latría: del latín tardío ‘latria’ y del griego ‘latreía’: adoración. Reverencia, culto y adoración que solo se debe a Dios. Hasta aquí vamos bien.
  • Dulía: del latín medieval ‘dulia’ y del griego ‘douleía’: servidumbre. Culto que se tributa a los ángeles y a los santos.
  • Hiperdulía: es la misma servidumbre, pero en grado mayor (hiper). Culto que se tributa a la Virgen.

Tanto la dulía como hiperdulía contradicen la Palabra de Dios contenida en la Biblia. Sin embargo, la religión católica las practica, de hecho, la jerarquizan, pues practican la dulía para con los ángeles e imágenes de célebres cristianos a quienes el Vaticano convirtió en «santos»; pero adoran y veneran más a María (hiper-dulía), al extremo de cometer el sacrilegio de llamarla «madre de Dios», cuando Dios no tiene madre, ni principio ni fin; como tampoco María fue siempre virgen, pues tuvo varios hijos con José luego del nacimiento virginal de Jesús, como todo matrimonio normal (Mateo 13:55-56).

Los católicos niegan que son idólatras, porque para ellos la idolatría se da solo a deidades paganas (Baal, Astarot, Diana, Zeus, entre muchos otros).

La idolatría (palabra compuesta: ídolo-latría), es la adoración a ídolos, sean estos paganos o como a aquellas imágenes de seres creados por Dios (ángeles, humanos, animales), tal y como lo señala la Palabra de Dios en los 10 Mandamientos:

«No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos» (Éxodo 20:4-6).

La jerarquía católica para escurrir su responsabilidad de promotores de la blasfemia idolátrica, aseguran que «no adoran imágenes, sino que las veneran», pero igualmente cometen el grave pecado de idolatría, para lo cual veremos la diferencia entre ambos conceptos y nos daremos cuenta que venerar imágenes es también idolatría pura y dura.

Venerar significa: Rendir culto a Dios, a los santos o a las cosas sagradas; y adorar es: Rendir culto a personas o cosas consideradas sagradas o santas. Como podemos observar, tanto venerar como adorar es «rendir culto» a Dios, santos y otras cosas consideradas sagradas.

La Biblia ordena que solo a Dios se le debe adorar o venerar, pues hacerlo a los ángeles, santos, animales, objetos o a María es un acto abierto de idolatría. En realidad, para el católico no hay una forma de saber cuándo termina la veneración y cuándo comienza la adoración. ¿Podemos creer que solo se respeta a un santo (o a María) haciendo con ellos lo que Dios dijo que no hiciéramos con nadie? Si veneramos o adoramos (rendimos culto) a un santo o a María, estamos cometiendo uno de los pecados más condenados y denunciados por Dios a lo largo de la Biblia: la idolatría.

Cuando el apóstol Juan fue llevado al cielo para revelársele el Apocalipsis, posteriormente escribió: «Yo, Juan, soy el que he oído y visto estas cosas. Cuando las oí y las vi, me postré para adorar ante los pies del ángel que me las mostraba. Y él me dijo: “¡Mira, no lo hagas! Pues yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. ¡Adora a Dios!”» (Apocalipsis 22:8-9). El ángel (real, no una imagen) no aceptó la adoración de Juan, sino que le indicó que adorara a Dios.

Adorar en esta porción bíblica viene del original griego ‘proskunéo’, que significa: postrarse, hacer reverencia a y adorar; la misma actitud que demanda la veneración, que finalmente es «rendir culto» (latría). Eso es lo que hace todo aquel que acude, se postra ante o habla con una imagen (ídolo), en definitiva practica la ido-latría.

Ni el sacerdote José Palmar, ni ninguna autoridad católica, puede afirmar que esa religión no le enseña a sus feligreses a practicar la idolatría, cuando el Catecismo católico expresa que ‘debemos rogar a los santos porque nos cuidan’ (ver #2683). Mientras que Jesús en la Biblia nos enseñó a orar exclusivamente al Padre (Lucas 11:2), o a Él mismo (Juan 14:14); hacerlo a santos, ángeles o a María hace que la gente cometa pecado de idolatría.

La idolatría es un grave pecado y quien lo cometa es condenado. «¿No saben que los injustos no heredarán el reino de Dios? No se engañen: que ni los inmorales sexuales ni los idólatras ni los adúlteros ni los afeminados ni los homosexuales ni los ladrones ni los avaros ni los borrachos ni los calumniadores ni los estafadores, heredarán el reino de Dios» (1ª Corintios 6:9-10).

«Para los cobardes e incrédulos, para los abominables y homicidas, para los fornicarios y hechiceros, para los idólatras y todos los mentirosos, su herencia será el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda» (Apocalipsis 21:8). Ese es el destino eterno de los idólatras.

Si usted ha practicado la idolatría, arrepiéntase ya de ello, pídale perdón a Jesús y recíbale en su corazón como su único Señor y Salvador para que escape de la inminente condenación eterna, porque «en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12).

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Cristianismo idólatra