Marcas distintivas de un discípulo de Cristo
Millones se denominan cristianos, pero el verdadero discípulo del Señor invierte su vida entera en ello.
01 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 08:00

Al comenzar Jesús su ministerio escogió a 12 discípulos (aprendices/alumnos), para derramar sobre ellos la revelación del reino de Dios y comisionarlos para continuar con el establecimiento del mismo a través de la predicación del evangelio.
Jesucristo una vez iba a ascender a su trono a la derecha del Padre, encargó a sus discípulos que siguieran su ejemplo y fueran un testimonio vivo a la gente de todas las naciones, pero en especial a los discípulos que lo establecieran en cada uno de los lugares a donde fueran.
Mateo recoge en su evangelio (28:18-20), la siguiente comisión que nos delegó el Señor momentos antes de ascender: «Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Por mi parte, yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo».
Es imperativo lo que nos exige Jesús, no es electivo, tampoco es para un selecto grupo, pues en ese momento estaban más de 500 creyentes oyendo las palabras de Cristo mientras contemplaban el instante glorioso cuando el Señor ascendía ante sus ojos al cielo.
El error más grave que puede cometer un cristiano es pensar que la gran comisión de ir y hacer discípulos es sólo para los apóstoles, ministros o líderes de la iglesia. Esa orden es para todos y cada uno de los que creen en Él, y más nos vale que la obedezcamos.
Vamos a ver qué dice la Biblia acerca de las siete principales marcas que distinguen a un verdadero discípulo de Jesucristo:
- 1.- Respuesta al llamado inicial de Dios. (Marcos 1:17-20): «Jesús les dijo: «Síganme, y yo haré de ustedes pescadores de hombres». Enseguida, ellos dejaron sus redes y lo siguieron. Un poco más adelante, Jesús vio a otros dos hermanos, Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, quienes estaban en la barca y remendaban sus redes. Enseguida Jesús los llamó, y ellos dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, y lo siguieron».
- 2.- Un deseo por conocer lo que Dios dice. (Jeremías 15:16): «Señor, Dios de los ejércitos, cuando hallé tus palabras, literalmente las devoré; tus palabras son el gozo y la alegría de mi corazón, porque tu nombre ha sido invocado sobre mí».
(Romanos 10:17): «Así que la fe proviene del oír, y el oír proviene de la palabra de Dios».
(1ª Pedro 2:2): «Busquen, como los niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por medio de ella crezcan y sean salvos».
- 3.- Una separación de los estándares del mundo. (1ª Corintios 10:13): «A ustedes no les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero Dios es fiel y no permitirá que ustedes sean sometidos a una prueba más allá de lo que puedan resistir, sino que junto con la prueba les dará la salida, para que puedan sobrellevarla».
(2ª Corintios 5:17): «De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!».
- 4.- Autodisciplina. (Mateo 16:24): «A sus discípulos Jesús les dijo: «Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame»».
(1ª Corintios 9:25-27): «Todos los que luchan, se abstienen de todo. Ellos lo hacen para recibir una corona corruptible; pero nosotros, para recibir una corona incorruptible. Así que yo corro y lucho, pero no sin una meta definida; no lo hago como si estuviera golpeando el viento; más bien, golpeo mi cuerpo y lo someto a servidumbre, no sea que después de haber predicado a otros yo mismo quede eliminado».
(Gálatas 5:22-23): «Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Contra tales cosas no hay ley».
- 5.- Un deseo de buscar y motivar a otros discípulos. (Hechos 2:42): «las cuales se mantenían fieles a las enseñanzas de los apóstoles y en el mutuo compañerismo, en el partimiento del pan y en las oraciones».
(1ª Pedro 1:22): «Y ahora, ya que se han purificado mediante su obediencia a la verdad, para amar sinceramente a sus hermanos, ámense los unos a los otros de todo corazón».
(1ª Juan 1:2,7): «la vida que se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha manifestado... Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado».
(Hebreos 10:25): «No dejemos de congregarnos, como es la costumbre de algunos, sino animémonos unos a otros; y con más razón ahora que vemos que aquel día se acerca».
- 6.- Pasión por el evangelismo. (Marcos 16:14-18): «Finalmente se apareció a los once mismos... Y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el evangelio a toda criatura. El que crea... se salvará; pero el que no crea, será condenado....”».
(1ª Juan 1:1-2): «Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos referente al Verbo de vida, la vida que se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha manifestado».
(1ª Pedro 2:21): «Y ustedes fueron llamados para esto. Porque también Cristo sufrió por nosotros, con lo que nos dio un ejemplo para que sigamos sus pasos».
- 7.- Sentir con el corazón de Dios. (Juan 13:34-35): «Un mandamiento nuevo les doy: Que se amen unos a otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes unos a otros. En esto conocerán todos que ustedes son mis discípulos, si se aman unos a otros».
Millones se denominan cristianos en el mundo, pero ser un verdadero discípulo del Señor requiere que invirtamos nuestra vida entera en ello, porque como Él nos dijo: «quien ame su vida más que a mi no es digno de mi». Y no sólo debemos vivir para Él, sino dedicarnos a enseñarles a todos aquellos que crean en Cristo a través de la predicación del evangelio.
Nunca olvide que un discípulo es un aprendiz, un alumno; por lo tanto, jamás dejamos de aprender y enseñarle a los demás tocante al Verbo de vida, que es el único Camino para ir al Padre eterno.
Que la gracia y el conocimiento del Señor abunden cada día en su vida y le haga un poderoso discípulo de Cristo, le deseo de todo corazón.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Marcas distintivas de un discípulo de Cristo