Visión profética sobre Venezuela

La visión de los tres golpes en el techo (en 1988) del pastor Ángel Hernández con relación al sistema político venezolano.

19 DE MAYO DE 2019 · 08:00

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“Los tres golpes a la platabanda” (1ª parte)

Hoy iniciamos una serie intitulada «Los tres golpes a la platabanda», donde haremos un análisis a una visión profética dada por Dios al pastor y profeta venezolano Ángel Hernández, en 1988, la cual gira en torno a la crisis política venezolana, que ya pasa de las tres décadas, vista desde la perspectiva espiritual.

Como toda visión o palabra profética, debe ser juzgada y esperar a su cumplimiento pleno; en lo personal, creo que si hasta ahora se cumplieron los primeros dos golpes, el tercero también se cumplirá, de hecho, ya inició el proceso, pues se trata de un golpe que se prolongará hasta el derribo definitivo de la platabanda o techo político constitucional de Venezuela, que dará inicio a lo inminente y no se detendrá hasta la liberación definitiva de la nación, y con ella el inicio del prometido gran avivamiento espiritual.

Es necesario explicar antes de iniciar, que “platabanda” es el término usado en Venezuela para un techo plano de una vivienda o un local.

En esta visión profética representa la estructura que cubre legal, constitucional y políticamente a la nación, que hemos tomado del libro «Memorias de una nación en guerra», del pastor y profeta José Ángel Hernández (Capítulo VII, págs. 39-41), que reproducimos completa:

 

La visión de los tres golpes en el techo

A continuación, me apresto a presentar en forma detallada, una visión que Dios le dio al hermano Ángel Hernández (recibida en 1988) con relación al sistema político venezolano:

«Dios lo puso en un púlpito, en un lugar que se encontraba lleno de ministros, aquel lugar era de platabanda muy bien hecho. Estando parado en ese lugar, comienza a decir: ‘Siervos de Dios, ministros del Altar, Jehová ha dicho que nos ha pesado y nos ha hallado faltos; y que volvamos a Él en arrepentimiento y conversión de nuevo’. Hablando él estas cosas, los ministros conversaban los unos con los otros, sin prestar atención a las palabras del varón de Dios; además de esto, observó que se encontraban bien vestidos, bien trajeados; él les decía: ‘Busquemos a Jehová, porque las cosas que vienen sobre este país, son muy terribles y Él nos está entregando en nuestras manos a Venezuela’, pero ellos no escuchaban. Él hablaba y hablaba y hasta gritaba, llegando hasta a angustiarse porque ellos ni siquiera veían para donde él se encontraba; no había interés en escucharlo. De repente, sobre aquel techo, se escuchó un gran estruendo, semejante al de una bola de acero, que impactó el techo del recinto donde estaban reunidos, causando este impacto una grieta mínima en la platabanda que iba de extremo a extremo.

«Ocurrido esto, Ángel levantó su mano derecha y les dijo: ‘Miren la primera señal de Jehová. Si ustedes no escuchan la voz de Dios ¿cuántas cosas más podrán ver? Pero si oyen la voz de Dios entonces sabrán que Dios está hablando. Entiendan que no es el hombre, es Jehová quien está hablando’, pero la condición seguía igual. Él, con mucho quebranto les preguntaba: ‘¿Por qué no me escuchan? ¿Por qué no creen? ¿Qué es lo que pasa? La garganta me duele ya de tanto gritarles. Quiero decirles, que Jehová ha dicho que le busquemos porque sobre esta nación vienen cosas terribles’. De nuevo aquel techo es golpeado por esa bola invisible como de acero, haciéndose mucho más grande la grieta, y levantando una vez más su mano les dice: ‘Miren que Jehová está mostrando su gloria; Si ustedes no hacen caso a la voz de Dios ¡Ay de este país!, ¡ay de nosotros!, ¡ay de nuestros hijos!, ¡ay de nuestras esposas!, ¡ay de nuestras iglesias!’.

Pero, aún así, tampoco le prestaron atención, porque los ministros continuaban conversando los unos con los otros como si no estuviesen oyendo a nadie. Ángel continuó en su llamado, al punto de gritar hasta no darle más su garganta; cuando pensaba pronunciar su último grito, se oyó otro grito distinto al suyo; era un grito de mujer que retumbaba en aquel salón: ‘¡Ay!’. Era semejante al de la mujer cuando está dando a luz.

Y después de ese grito, se oye un tercer estruendo, que cayó sobre el techo haciéndolo desplomarse todo, cayendo sobre los ministros que estaban en el auditorio; uno de los ministros se levantó y corriendo hacia el medio, decía: ‘Señor, ¡no puede ser! ¡Ese techo no se pudo haber caído! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡Eso estaba muy bien construido!’, y siendo Ángel llevado por el Señor a su presencia, el Señor le pregunta: ‘¿Qué es lo que tú has visto?’. Ángel le preguntó al Señor: ‘Señor, ¿Por qué ese ministro en vez de correr o de clamar a ti, comenzó a objetar el porqué de la caída del techo?’.

La respuesta del Señor no fue nada halagadora, por el contrario, fue una respuesta muy dura: Ángel -le dijo el Señor-, todo obedece a que muchos de mis ministros, se han envanecido; tienen mucha confianza en esta nación; tienen mucha confianza en sus personalidades, como ministros; tienen mucha confianza en sus sueldos, en sus proyectos y en sus grandes obras; se han olvidado de mí y han puesto sus ojos en la moneda».

 

(Puede leer o descargar el libro completo de la visdión profética en este enlace).

Continuará...

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Clarinada venezolana - Visión profética sobre Venezuela