La iglesia ante un mundo que cambia
Dejemos de buscar fórmulas rápidas, métodos mágicos para que la iglesia crezca, eso no está en la Biblia.
24 DE ABRIL DE 2024 · 08:00
La única constante es el cambio (4)
Como dijimos en los anteriores artículos de esta serie, en medio de un mundo en constante cambio y modificaciones, lo único inalterable, inmutable y eterno sigue siendo la Palabra de Dios.
Por ende, es indispensable que la luz de la Palabra vuelva a alumbrar con fuerza desde los púlpitos, desechando el coaching superfluo o los mensajes de autoayuda que terminan distorsionando la fe.
Adicionalmente sin descuidar la solidez del mensaje debemos como iglesia arbitrar los medios para que su comunicación sea pertinente, eficaz y simple al punto de que todos puedan entenderla y ser instruidos por ella.
Jesús permanentemente adaptaba su forma comunicacional dependiendo de la situación en la cual se encontraba y el grupo de personas que lo escuchaban, sin embargo, a todos les dijo: “El Reino de los Cielos se ha acercado”.
Será necesario entonces que la predicación y la enseñanza no estén fundadas solamente en la técnica homilética sino fundamentalmente en mensajes que se aseguren procesos de entendimiento y comprensión por parte de todos a posteriori.
Es fácil aceptar la necesidad de cambio en nuestro mundo; pero no es tan simple aceptar que nosotros debemos adaptarnos para ser pertinentes en dicho contexto, amoldar los parámetros organizacionales para dotarlos de agilidad y los entornos comunicacionales para facilitar la comprensión del Mensaje.
Nuestro enfoque debe estar centrado en procesos de mediano y largo plazo, antes que en actividades ritualistas que solo nos permiten tildar un ítem como cumplido y nada más.
Preguntarnos de antemano:
- ¿a quién nos dirigimos?
- ¿de qué forma podrán entender mejor o les podremos ayudar más?
- ¿cuál es la finalidad que perseguimos?
- ¿estamos formando discípulos realmente?
- ¿nos manejamos por programas o por procesos con propósito?
- ¿nuestros discípulos están preparados para servir solo en el templo o también en el contexto en el que se encuentran?
Podríamos seguir haciéndonos preguntas, pero lo importante son las respuestas que bajo la dirección del Espíritu Santo podamos tener para que nuestra misión sea eficaz y tal como Jesús nos pidió podamos multiplicarnos al ciento por uno.
La naturaleza se desarrolla y permanece por lo que se conoce como “poder biótico” o “potencial biótico”. Esto es, la capacidad para la vida, o la rapidez con la que una especie se reproduce cuando no está limitada por su entorno; las plantas, los árboles, los animales, todo lo que tiene vida se desarrolla y multiplica naturalmente, dado que la naturaleza como creación divina les provee el entorno adecuado y facilitador para hacerlo.
Me parece que es hora de que los pastores dejemos de buscar fórmulas rápidas, métodos mágicos que nos permitan que la iglesia crezca, eso no está en la Biblia. Lo que debemos hacer es favorecer que el poder biótico que se encuentra en la iglesia dado por el Espíritu Santo actúe naturalmente.
Para esto deberemos facilitar los entornos, permitir un crecimiento cuidado que se desarrolle normalmente y por sobre todas cuidar que dicho crecimiento sea sano.
Manejarnos por procesos de mediano y largo plazo y no por el mero activismo y priorizar a las personas antes que a las agendas.
El mundo está cambiando, es necesario analizar si no debe cambiar nuestra mentalidad también.
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Artículos anteriores de esta serie sobre “La única constante es el cambio”
1.- La iglesia precisa un cambio de mentalidad
2.- Perfil y estilo de liderazgo en la iglesia hoy
3.- Jóvenes que abandonan la iglesia
4.- La iglesia ante un mundo que cambia
Bibliografía:
Lee Grady, J. (2022). Sígueme. Hacer discípulos como lo hizo Jesús. Buenos Aires. Editorial Buena Semilla.
Pérez Millos, S. (2009). Comentario exegético al texto griego del nuevo Testamento: Mateo. España. Editorial CLIE
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