El falso ‘Jesús histórico’

Eruditos liberales ven al “Jesús histórico” como el único real frente al “Cristo de la fe”, que sería un invento de la Iglesia creado de “leyendas”

28 DE NOVIEMBRE DE 2021 · 08:00

Andrew Neel, Pexels,perdida, sola triste
Andrew Neel, Pexels

Tras el falso Jesús de las religiones de misterio, la segunda fuente de distorsiones de la persona de Cristo es el proyecto emprendido por los académicos del siglo XIX conocido como la búsqueda del Jesús histórico.

Comencemos aquí por aclarar a qué se refieren ellos con la expresión “el Jesús histórico”. Estos estudiosos liberales distinguen entre el “Jesús histórico” y el “Cristo de la fe”, dando a entender que el “Jesús histórico” es el único confiable y ceñido a los hechos, porque el “Cristo de la fe” sería un invento de la Iglesia creado a partir de la “leyenda” de la resurrección, sin ningún fundamento en los hechos establecidos por la historia, algo que, por cierto, ya muchos apologistas han refutado con suficiencia y solvente rigor y detalle desde la óptica de la investigación histórica.

El punto es que como estos eruditos no creían en milagros ni en lo sobrenatural, desconfiaban entonces de la veracidad de los cuatro evangelios en la medida en que estos nos revelan a un Jesucristo sobrenatural y que hacía milagros.

Así que, aprovechando los últimos avances de la ciencia histórica supusieron que al emprender una investigación de carácter científico más exhaustiva y minuciosa al margen de los evangelios, se terminaría descubriendo a un Jesús “desmitificado”, es decir completamente natural y diferente al Jesús sobrenatural de los evangelios. Dicho de otro modo, que al escribir una biografía científica de Cristo se terminarían derrumbando todos los mitos construidos alrededor de Él en los evangelios.

Esta fue la intención del ambicioso proyecto asumido por los teólogos liberales del siglo XIX bajo el nombre de la búsqueda del Jesús histórico. Proyecto que, si bien no dejó de hacer aportes para iluminar el contexto histórico del primer siglo en el que Cristo vivió, fracasó estruendosamente en su propósito principal de revelarnos a un Cristo natural y “desmitificado” con el que todos los investigadores coincidieran, pues lo cierto es que podría decirse que cada investigador descubría un Cristo diferente al de los demás.

Es decir, “Jesucristos” a granel, para todos los gustos. El fracaso de este proyecto debería, entonces, indicarnos que el retrato de Cristo provisto por los cuatro evangelios es el único retrato auténtico y real de su persona, no adornado por mitos que busquen realzar de manera artificial y ficticia su personalidad en ningún sentido.

Y es que los cuatro evangelios registran sin mitos ni falsedades lo que los testigos presenciales observaron directamente y de primera mano en Cristo, como lo informa el apóstol Juan: “Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y las escribió… Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto les anunciamos respecto al Verbo que es vida.” (Juan 21:24; 1 Juan 1:1); y el apóstol Pedro: “Cuando les dimos a conocer la venida de nuestro Señor Jesucristo en todo su poder, no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos, sino dando testimonio de su grandeza, que vimos con nuestros propios ojos” (2 Pedro 1:16) o, en su defecto, lo que investigaron diligentemente cuando todo acababa de ocurrir y estaba vívido y fresco en la memoria de todos los testigos, como nos lo informa Lucas: “Muchos han intentado hacer un relato de las cosas que se han cumplido entre nosotros, tal y como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos presenciales y servidores de la palabra. Por lo tanto, yo también, excelentísimo Teófilo, habiendo investigado todo esto con esmero desde su origen, he decidido escribírtelo ordenadamente, para que llegues a tener plena seguridad de lo que te enseñaron” (Lucas 1:1-4). ¿Conclusión? El Jesús histórico es el mismo Cristo de la fe de los cuatro evangelios.

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Es mucho más fácil atacar y criticar a la iglesia que a Jesucristo, su fundador. Por eso, la estrategia de los opositores del evangelio es tratar de ponerlo de su lado construyendo un Jesús diferente al de los cuatro evangelios, hecho a la medida de sus gustos y preferencias. Históricamente las fuentes más serias de estas distorsiones son las siguientes, que estamos viendo en sucesivas semanas:

  • El falso Jesús de las religiones de misterio (la pasada semana)
  • La búsqueda de un falso ‘Jesús histórico’ (esta semana)
  • El Jesús de los evangelios gnósticos (la próxima semana)
  • Jesús para las religiones orientales

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - El falso ‘Jesús histórico’