La inmoralidad sexual
Hay un claro aviso en la Biblia de que posee una característica diferente al resto de pecados.
18 DE AGOSTO DE 2024 · 08:00

Dentro de las cuatro prescripciones de la ley que el Concilio de Jerusalén consideró conveniente informar a los no judíos convertidos al cristianismo que seguían estando vigentes estaba la prohibición de la inmoralidad sexual.
Esta prohibición nos remite al llamado “código de santidad”. Ese nombre es el que reciben las estipulaciones de la ley mosaica contenidas en los capítulos 17 al 26 del libro de Levítico.
Particularmente las bastante detalladas que se recogen en el capítulo 18 en cuanto a ciertas relaciones explícitas de carácter inmoral e incestuoso con arreglo a los vínculos o relaciones familiares de tipo consanguíneo o político:
Nadie se acercará a ningún pariente cercano para tener relaciones sexuales con él o con ella. Yo soy el Señor… (Levítico 18:6).
Sin mencionar, por supuesto, las relaciones de tipo homosexual y el bestialismo allí también incluidas. Estas son consideradas no sólo inmorales y pecaminosas, sino abominaciones y perversiones depravadas, contrarias a la naturaleza.
Ahora bien, es cierto que la fornicación o inmoralidad sexual en sus diversas formas no ha sido nunca considerada tampoco en la Biblia como el peor de los pecados.
Por ello estigmatizar en la iglesia al adúltero o fornicario como el ejemplo más gráfico de lo que sería un pecador no deja de ser exagerado y, por lo mismo, injusto.
Sin embargo, hechas estas necesarias matizaciones, la inmoralidad sexual es de todos modos un pecado serio, puesto que, a diferencia de otros pecados:
… el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo (1 Corintios 6:18).
Algo que debemos tener en cuenta.
La inmoralidad sexual tal vez no sea el pecado más grave de todos, pero sí hay que tener en cuenta que es uno acerca de lo que la Biblia nos amonesta con mayor insistencia.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - La inmoralidad sexual