Roma, la gran ramera de Apocalipsis
La postura cristiana clásica identifica la figura de la “gran prostituta” del capítulo 17 de Apocalipsis con la ciudad imperial de Roma.
02 DE FEBRERO DE 2025 · 08:00

Roma y la gran prostituta (1)
A propósito de la publicación de una noticia hace ya algunos años que no recibió mucho despliegue en los medios sobre la solicitud hecha por el entonces casi nonagenario y ya fallecido ex presidente de Israel Simón Peres al papa Francisco para presidir una “ONU de las religiones”, es siempre oportuno abordar un tema escatológico clásico dentro de la polémica histórica que el protestantismo sostiene con el catolicismo católico romano.
A raíz de pronunciamientos algo ambiguos pero siempre inquietantes de este estilo por parte del Vaticano, en el marco del programa ecuménico por él promovido, evocan, no sin razón, la postura cristiana clásica identifica la figura apocalíptica de la “gran prostituta” descrita en el capítulo 17 del libro del Apocalipsis con la ciudad imperial de Roma:
Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas se me acercó y me dijo: «Ven, y te mostraré el castigo de la gran prostituta que está sentada sobre muchas aguas. Con ella cometieron adulterio los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su inmoralidad». Luego el ángel me llevó en el Espíritu a un desierto. Allí vi a una mujer montada en una bestia escarlata. La bestia estaba cubierta de nombres blasfemos contra Dios, y tenía siete cabezas y diez cuernos. La mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada con oro, piedras preciosas y perlas. Tenía en la mano una copa de oro llena de abominaciones y de la inmundicia de sus adulterios. En la frente llevaba escrito un nombre misterioso: la gran babilonia madre de las prostitutas y de las abominables idolatrías de la tierra. Vi que la mujer se había emborrachado con la sangre de los santos y de los mártires de Jesús… (Apocalipsis 17:1-6).
Esta identificación es prácticamente unánime en toda la cristiandad, incluyendo a la iglesia católica romana ꟷcon la excepción de algunos sectores minoritarios del cristianismo que, extrañamente y en contravía con la opinión abrumadoramente mayoritaria, han identificado a la “gran prostituta” no con la ciudad de Roma, sino con la ciudad de Jerusalénꟷ.
Pero a partir de la Reforma Protestante en especial y en medio de la polémica de los reformadores con la organización papal con sede en Roma, esta identificación adquirió claras connotaciones escatológicas.
Hasta tal punto que los evangélicos llegaron a identificar a la “gran prostituta” con el catolicismo romano; es decir como la organización religiosa de carácter sincretista ꟷes decir caracterizada por una mezcla indiscriminada de creencias de la más diversa y disímil procedenciaꟷ que extenderá al campo de la religión el gobierno mundial impío y opuesto a Cristo.
Un gobierno mundial que en el campo político está llamado a ejercer el anticristo al final de los tiempos, identificado en esta visión futurista del Apocalipsis como “la bestia”.
La única excepción son quienes suscriben la interpretación preterista del Apocalipsis que es aquella que afirma que todos los acontecimientos descritos en él ya tuvieron lugar en los primeros siglos de la era actual (que es, por cierto, la posición oficial del catolicismo romano).
Pero en general los cristianos evangélicos ven por cuenta de estas noticias mencionadas, resurgir sus fundados temores sobre la identidad de la “gran prostituta” y sus pretensiones hegemónicas de alcance universal, que servirán de apoyo al gobierno del anticristo.
Porque es innegable que, para cualquier lector desprevenido, la descripción gráfica de carácter simbólico que hace el Apocalipsis de la “gran prostituta” parece trascender a la Roma imperial de los primeros siglos de la era cristiana y obtener continuidad en la institución papal con sede en esta ciudad.
Sobre todo teniendo en cuenta que la Roma papal reeditó las persecuciones del viejo imperio contra los cristianos ꟷen particular los cristianos evangélicos seguidores de la Reformaꟷ a través de la Inquisición y sus numerosas iniciativas guerreristas de carácter político y militar para imponer a sangre y fuego ꟷno por la vía del argumento sino la de la fuerzaꟷ el gobierno y las doctrinas oficiales del catolicismo romano sobre las crecientes disidencias evangélicas a las que dio lugar la Reforma.
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La próxima semana: "El adulterio espiritual de la gran ramera"
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Creer y comprender - Roma, la gran ramera de Apocalipsis