La Biblia y los cedros del Líbano

El esplendor de los cedros (Salmo 92,13) era proverbial y su altura llegaba hasta los 30 metros.

18 DE JUNIO DE 2023 · 08:00

Jeremy Allouche, Unsplsh,bosque de cedros
Jeremy Allouche, Unsplsh

Estos grandes árboles que crecían en el Líbano fueron usados para la construcción de palacios y templos; eran duraderos y tenían un aroma agradable.

David y Salomón los compraban a Tiro (2 S 5,11; 1 R 5,8), desde donde se llevaban flotando por el mar hasta Joppe y después eran acarreados hasta Jerusalén.

El esplendor de los cedros (Salmo 92,13) era proverbial y su altura llegaba hasta los 30 metros.

“El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán. Aún en la vejez fructificarán, estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto y que en él no hay injustica”.

El escritor rionegrino Elías Chucair en su ameno libro “Hacia mis raíces… el Líbano” dejó un texto imperdible sobre estos venerables arboles bíblicos.

Aquella mañana de Julio salimos de nuevo hacia el norte de la zona de Becharre, donde se encuentra la cuna del bosque más antiguo de cedros.

Allí se pueden contemplar los más ancianos ejemplares de bíblicos cedros, los que en tiempos remotos cubrían grandes superficies de este país.

En una altitud que supera los dos mil metros, se yerguen los milenarios vigías del espacio y la distancia.

Algunos ejemplares superan los 35 metros de altura y sus troncos alcanzan de doce a catorce metros de diámetro. Su edad, en algunos casos, llega a los 3.000 años.

Los cedros del Líbano no han sido testigos indiferentes del paso del siglo… Ellos han sido mencionados en la Biblia y en las antiguas escrituras, jugando un papel importante en la cultura, en el comercio y los ritos de Oriente.

El paso del tiempo ha escrito su historia en la rugosidad de la corteza de sus troncos.

En el III milenio a J.C., ciudades de la costa, como Biblos comenzaron a comercializarlos con Egipto.

Con el paso de los siglos, los cedros estuvieron en las flotas de los fenicios y en el templo de Salomón.

Los egipcios los utilizaban para la momificación  y su resina para calafatear. Esos venerados ancianos de las alturas, fueron muy codiciados antiguamente por el tamaño de sus troncos, su resistencia y su perfume. Estuvieron en la construcción de los barcos, de los sarcófagos, de los palacios y de los templos.

Durante la Primera Guerra Mundial los cedros se convirtieron en los primeros abastecedores de madera para el tendido de la línea ferroviaria uniendo Trípoli con Haifa, por las tropas británicas.

Imposible al leer este texto de Chucair no imaginarnos esos venerables gigantes que la Biblia menciona en varios textos y cuya hermosa estampa figura en la bandera oficial del Líbano.

Nada más apropiado que un hermoso poema de Elías para cerrar esta nota sobre los cedros, tan caros a los cristianos.

Desde lejos en el tiempo los cedros/ habitan la alta cordillera libanesa/ protegiendo a sus fértiles valles/ como fieles guardianes centinelas. De su antigüedad lo afirma la Biblia/ y la historia nos cita/ que barcazas de sus maderas con fenicios/ llegaron a la América recién conocida.  Y cuentan que sufridas caravanas/ que al desierto vencían/ ansiaban llegar a su deseada sombra/ para reponer agotadas energías.  Conocí bodegas de vino de dos siglos/ construidas en socavón de las montañas/ con vigas y columnas de cedro/ que logran conservarlas intactas.  En la entrada a Monte Líbano convivimos. / Acaricié su tronco que tenía tan cerca/ y use sombra de sus fuertes brazos/ que le ponían trecho a la carretera.  Cálida belleza a los paisajes/ logran dar los emblemáticos cedros/ testigos inmutables del culturas/ que pasaron por el Líbano nuestro. Hito vegetal que transmite fortaleza/ a quienes habitan sus tierras/ y ellos les rinden eterno homenaje/ en el paño de su libre bandera.  En las noches las lunas los besan/ las brisas dialogan con sus ramas/ y los soles les templan los troncos/ al antiguo morador de la montaña.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - La Biblia y los cedros del Líbano