De Moisés a los adefesios

La Biblia y sus palabras “prestadas” al lenguaje y la literatura.

08 DE SEPTIEMBRE DE 2021 · 08:00

Agnieszka Monk, Pixabay,biblia
Agnieszka Monk, Pixabay

Hay en la Biblia algunas palabras que se han incorporado al idioma castellano ya sea en forma de sustantivos o de adjetivos, dándole un sentido propio y cuyo origen generalmente poco se conoce.

La primera que me viene a la memoria es “Moisés”, nombre que proviene de “salvar” o sea “salvado de las aguas”. En cambio, dicho vocablo en forma sustantiva según el diccionario de la Lengua Española es definido como “cestillo ligero de mimbre, lona u otra materia, con asas, que sirve de cuna portátil”.

En ese sentido, el colombiano y Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez en su autobiografía “Vivir para contarla” escribe lo siguiente: “Apenas si podía mantenerme en pie agarrado a los barrotes de la cuna, tan pequeña y frágil como la canastilla de Moisés”.

Otra palabra que también ha tomado vuelo propio en la lengua castellana es el vocablo “samaritano”.

Como los lectores bien atentos de la Biblia sabemos proviene de una parábola enseñada por el señor Jesús, en la cual un habitante de la ciudad de Samaria (eran enemigos de los hebreos y ni siquiera se hablaban) es el único que tiene misericordia de aquel prójimo que había sido golpeado y asaltado en el camino, de allí que se llamado “el buen samaritano”, porque tuvo más piedad de su prójimo que los mismos israelitas.

Como digresión podemos decir que también es castizo llamarlos “samaritas”. Ahora bien dicha palabra, en el uso popular, alude a una persona de buenos sentimientos que se compadece del dolor de su prójimo y lo auxilia.

En el Capítulo 60 de la segunda parte del Quijote, Miguel de Cervantes hace alusión a dicha palabra cuando narra que después los bandoleros trajeron ante Roque a varias personas a las cuales solo robo una parte de su dinero, pues no necesitaba más. Uno de sus hombres dijo que Roque debería ser más samaritano que bandolero.

Otro vocablo que es muy usado que proviene del latín y que tiene origen bíblico es “Sancta Sanctórum”, que significa “lugar más santo de los santos”. Era la parte interior y más sagrada del tabernáculo y del templo de Jerusalén. Pero actualmente y en sentido figurado se lo suele utilizar como “lo muy reservado y misterioso”.

Pocos conocen que el poeta español Baltasar Gracián, escribió también algunos libros en prosa. Verbigracia en la Meditación XIII de su “Comulgatorio” escribe lo siguiente: “Alma ¿qué festivo aparato tú el día que comulgas? Advierte que se consagra en templo tu pecho, y en morada del mismo Dios. Acudan todas tus potencias a la gran solemnidad. Sea tu corazón el Sancta Sanctorum animado donde estén aleando, el Entendimiento, querubín admirado, y la Voluntad, Serafín encendido. Jubile tu interior a su Santo Nombre y cante la lengua sus alabanzas, alerta, que desciende el Señor cubierto de la niebla de los accidentes a lo íntimo de tus entrañas”.

Nótese el precioso uso de las metáforas y que según el argentino Jorge Luis Borges algunas son las más raras de la lengua castellana. Por ejemplo cita que llamó a las estrellas “gallinas de los campos celestiales” y la batalla “lluvia de espadas”.

Adefesio”, vocablo que se usa para designar a las personas de aspecto ridículo y que en sentido familiar actual más propiamente dicho significa “disparate o ridiculez” deriva del latín Ad Ephesios de la famosa epístola de San Pablo a la comunidad de esa ciudad que no escucharon su prédica sino que hasta pretendieron darle muerte con martirio.

Hay muchas más como “Tole Tole”, “fariseo”, “Cireneo” y otras palabras más, pero las citadas son las más comunes.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - De Moisés a los adefesios