La piedrecita blanca de Apocalipsis

La bella promesa de recibir una “piedrecita blanca” con nuestro verdadero nombre. ¿Qué significa?

15 DE FEBRERO DE 2023 · 08:00

Pixaline, Pixabay,piedras negras, piedra blanca
Pixaline, Pixabay

Una de las promesas más hermosas que contiene el libro de Apocalipsis es aquella que el Señor Jesús por intermedio del Apóstol Juan es aquella que dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe”. (Apocalipsis 2,17)

Según explican algunos estudiosos han escrito que “cuando el libro de Apocalipsis fue escrito, una piedrecita blanca era el símbolo de inocencia. Si uno iba a ser juzgado en el tribunal por un delito, una piedrecita blanca significaba inocente, y una piedrecita negra culpable. Recibir una piedra blanca significaba estar libre de la condena”.

Otras versiones aseveran que “respecto a identificar la piedra blanca, las cosas son más complicadas. Entre las interpretaciones más idóneas que cuadran con el contexto, cabe la sugerencia de que las piedras blancas, inscritas con el nombre de los receptores, se les daba a los competidores que ganaban las carreras deportivas en Roma. La piedra blanca con el nombre personal inscrito se supone servía como pase al prestigioso banquete al que asistían solo los vencedores. Esta piedra podía haber sido entregada al completar la carrera. Aunque no es una referencia cultural de los judíos en particular, sabemos de muchos ejemplos bíblicos respecto al uso de referencias culturales greco-romanas. Por ejemplo, el apóstol Pablo empleó muchas metáforas de deportes romanos para plasmar su idea. El escritor de la carta a los Hebreos también utilizó la imagen del deporte romano como una carrera pedestre y recibiendo como premio la corona de laurel”.

Seguramente se ha querido decir que “la verdadera carrera es la perseverancia dedicada al Dios de Israel. Cualquiera que persevera en esta carrera y triunfa, recibirá del pase para el banquete celestial en honor eterno”.

Como es sabido a cada una de las siete iglesias asentadas en lo que se llamaba Asia Menor, (sometidas a la autoridad del Imperio Romano), hay un mensaje y también una promesa.

Para mí sin duda la más bella es la de la “piedrecita blanca” con nuestro verdadero nombre.

Al respecto de ese nombre que nadie conoce, el escritor Jorge Luis Borges en uno de sus mejores poemas decía que el nombre es arquetipo de la cosa y que verbigracia en el nombre de “rosa” está la rosa.

Esas promesas para las siete iglesias todavía están vigentes y son para cada uno de los creyentes en Jesús un aliento en estos tiempos decadentes que estamos viviendo donde pareciera que todo un mundo se derrumba, muy similar a la situación imperante cuando fueron escritas.

Pero, a los que vencieren se nos dará la corona de vida. Y reinaremos con El por los siglos de los siglos.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Desde Valcheta - La piedrecita blanca de Apocalipsis