El flagelo del trabajo infantil
Las peores formas de trabajo infantil abarcan todas las formas de esclavitud o prácticas análogas.
11 DE JUNIO DE 2021 · 08:00
12 de Junio Día Mundial contra el Trabajo Infantil.
2021 Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil
Este 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, fecha que fue instituida en el 2002 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para hacer foco en la situación de explotación laboral en la que se encuentran millones de niños alrededor del mundo. Muchos realizan tareas consideradas como trabajo peligroso y otros están sometidos a trabajo forzoso, que es una de las peores formas de trabajo infantil.
Para la OIT, “trabajo infantil” se define como toda actividad que priva a los niños de su niñez, de su potencial y de su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Es, en síntesis, una de las formas más extendidas de violación a los derechos humanos fundamentales.
Según el Convenio N°182 de la OIT sobre las Peores Formas de Trabajo Infantil (1999) “las peores formas de trabajo infantil” abarca todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, como la venta y la trata de niños, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso u obligatorio; la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la prostitución, la producción de pornografía o actuaciones pornográficas; la utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas y el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, pueda dañar la salud, el bienestar o ponerlos en peligro.
Esta grave situación tiene un impacto directo en la calidad de vida del niño ya que es frecuente que a esta se le sumen la falta de alimentación adecuada, la deserción escolar, la desatención de la salud, y el acceso al descanso y al juego.
El trabajo infantil puede tener lugar en el ámbito rural, en el urbano y en el doméstico. En el ámbito rural se relaciona con tareas de cosecha o de procesamiento de diversos productos. En el urbano es aquel que se desarrolla en comercios, talleres, la construcción y la venta ambulante. En el ámbito doméstico son las tareas intensivas como estar encargados de limpiar y arreglar la casa, cocinar o quedar al cuidado de otras personas que viven en el hogar.
Una característica común a todos ellos es que el trabajo que realizan interfiere o interrumpe la escolarización, pues les dificulta o impide la asistencia a la escuela, lo que los lleva a abandonarla o los obliga a combinar el estudio con labores pesadas o que insumen mucho tiempo.
La tarea para la prevención y la erradicación del trabajo infantil no es sencilla porque muchas veces está enraizado en diversas creencias instaladas socialmente que justifican y ocultan este flagelo. Estas creencias propiciatorias del trabajo infantil forman parte de la construcción de la realidad de muchos grupos sociales que pueden llegar a justificarlo a través de patrones culturales con los que se crían a los niños.
Entre los mitos más frecuentes se encuentran: es mejor que los niños trabajen a que estén sin hacer nada, es mejor que un niño trabaje a que robe o se drogue, pensar que si un niño trabaja va a estar mejor preparado para conseguir empleo cuando sea adulto y considerar que las niñas que realizan tareas domésticas en el hogar no están trabajando.
Estos mitos vulneran lo establecido en la Convención de los Derechos del Niño que expresa que los niños deben tener un nivel de vida adecuado que les permita su desarrollo físico, mental, espiritual y social. Así, el acceso a una educación gratuita de calidad forma parte de esos derechos. Si el niño no está escolarizado estará menos capacitado para la inserción laboral en un mundo cada vez más competitivo.
El trabajo infantil también impide que los niños tengan ratos de ocio necesarios no sólo para un apropiado descanso, sino también para desarrollar su creatividad y jugar. Este último no es un privilegio ni una actividad secundaria, sino que constituye un derecho humano que permite el desarrollo integral, la socialización, el desarrollo de habilidades y destrezas, el conocimiento del mundo circundante y la inserción en la vida cultural y en las artes, derecho que está resguardado por la Convención de los Derechos del Niño en su art. 31.
En conclusión el trabajo infantil incide de forma negativa en el futuro del niño y en sus perspectivas de trabajo decente, definido por la OIT como “un trabajo productivo para hombres y mujeres en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana”.
Para alcanzar la erradicación total del trabajo infantil, meta establecida por los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2025, serán necesarias políticas estatales, garantizar el acceso a la educación gratuita y de calidad, pues si los chicos permanecen en las aulas —lo cual es un derecho— no estarán fuera de ellas trabajando, y evidenciar las características reales del trabajo infantil más allá de las creencias. Todos estos pasos deben propiciarse no sólo desde los estados, sino también desde las organizaciones de la sociedad civil y de los ciudadanos en su conjunto.
* La autora es la coordinadora de relaciones internacionales e institucionales de la Plataforma Global contra el Trabajo Infantil, que consolida el compromiso mundial para alcanzar la meta establecida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible que estipula la erradicación total del trabajo infantil para el año 2025
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - En letra de molde - El flagelo del trabajo infantil