César Vallejo, con el dolor humano, pero sin Dios

Al tratar del concepto que tenía de Dios hay que tener en cuenta su filiación comunista.

Protestante Digital · 09 DE MAYO DE 2024 · 08:00

César Vallejo fotografiado en Versalles, en 1929. / Juan Domingo Córdoba, Wikimedia Commons.,César Vallejo
César Vallejo fotografiado en Versalles, en 1929. / Juan Domingo Córdoba, Wikimedia Commons.

Grandes escritores hispanoamericanos (18)

El peruano César Abraham Vallejo nació en Santiago de Chuco el 16 de marzo de 1892 y desnació en París, Francia, el 15 de abril de 1938. Sólo tenía 46 años. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio parisino de Montparnasse.

Ricardo Gullón dice de él que fue “uno de los más grandes poetas de la lengua española de todos los tiempos, pero quizá el más complicado”.

La figura mestiza del poeta se debía a que sus abuelas fueron mestizas y sus abuelos gallegos, uno de ellos el cura José Rufo Vallejo.

Sus padres querían dedicarlo al sacerdocio, cosa que el niño aceptó y más tarde rechazó para dedicar su vida a la literatura.

Sus estudios primarios los realizó en el Centro Escolar del lugar donde nació y los secundarios en el Colegio Nacional San Nicolás de Huamachuco.

En 1910 se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional, pero pronto abandonó, se cree que por problemas económicos. Un año después viajó a Lima para matricularse en la Facultad de Medicina de San Fernando. Quería ser médico, pero también abandonó. Viajó a Trujillo en 1913 con la intención de retomar sus estudios universitarios en Letras y el 22 de septiembre de 1915 se graduó como Bachiller en Letras con la tesis El romanticismo en la poesía española.

Su primer libro de poemas llevó el título Los heraldos negros. Esta obra contenía lo que sería una constante en todas sus composiciones, su solidaridad con el sufrimiento de los seres humanos. Al libro anterior le siguió Escalas melografiadas, colección de cuentos escritos en una delicada prosa poética.

Después de publicar este libro en Perú se trasladó a París. Entre 1928 y 1929 estuvo en Moscú y en Madrid. De regreso a París escribió una obra de teatro que tituló Moscú contra Moscú. Expulsado de Francia por razones políticas se refugió en España, donde se afilió al partido comunista español. Al estallar la guerra incivil española que duró de 1936 a 1939, Vallejo se dedicó a recoger fondos para la causa republicana. En el país de Cervantes escribió en 1938 el poema España, aparta de mí este cáliz. En España se relaciona con conocidos escritores: Miguel de Unamuno, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Gerardo Diego, José Bergamín y otros. Aquí publica su libro de crónicas Rusia en 1931, que conoció tres ediciones en sólo cuatro meses.

De vuelta a París es elegido secretario de la sección peruana de la Asociación Internacional de Escritores.

En París trabaja como profesor de Lengua y Literatura. En 1938 es internado por un paludismo que sufrió cuando era niño y muere por tuberculosis el 15 de abril de ese año.

La Pontificia Universidad Católica del Perú publicó en 1997 sus Obras Completas en catorce volúmenes.

En torno a César Vallejo existe una controversia insoluble que discute sus ideas religiosas y su actitud ante Dios.

Para José María de Romana, en el libro César Vallejo y lo absoluto, “la poesía de Vallejo es una obra profundamente religiosa”.

Igual visión es la que sostiene Antonio Fernández Spencer en César Vallejo o la poesía de las cosas: “No hay lugar a dudas que en el fondo del alma vallejiana late un sentimiento puramente religioso”.

Si ellos lo dicen, así lo habrán visto. Pero yo estoy menos seguro. Ya en La rueda del hambriento pregunta “a qué el cristiano púlpito”, y escribe sobre la “impotencia de la religión”. En Poemas humanos hace que el apóstol Pedro, cuyo nombre escribe con minúscula, se confunda con otras religiones y da a entender “que todas las religiones son iguales”.

El inglés J. Higgins, profesor en la Universidad de Liverpool, en su bien documentado libro La posición religiosa de César Vallejo a través de su poesía, escribe: “Vemos al poeta rechazar la religión por el humanitarismo e identificar la religión con la ignorancia y la superstición … Nadie, con buena fe, puede definir al autor como un poeta católico”. En las últimas páginas de su libro Higgins añade: “Se puede afirmar qué si Vallejo tiene una religión, es una religión del hombre”.

Al tratar del concepto que tenía de Dios hay que tener en cuenta su filiación comunista. No todos los comunistas son ateos; la mayoría sí, y César Vallejo no andaba sobrado de fe.

Puesto que en todas sus obras hay aspectos que religan al hombre con Dios, llevaremos la pista siguiendo algunos poemas.

El odio de Dios, en Los heraldos negros:

Hay golpes en la vida,

tan fuertes, ¡Yo no sé!

Golpes como el odio de Dios”.

 

Dios es el hombre, en Los heraldos negros:

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,

Hoy supieras ser Dios;

Pero tú, que estuviste

Siempre bien,

No sientes nada de

La creación.

Y el hombre si te sufre:

El Dios es él”.

 

Dios nos oprime en Trilce:

Dios, sobresaltado, nos oprime

el pulso, grave, mudo,

y como padre a su pequeña,

apenas, pero apenas

entreabre los sangrientos algodones,

y entre sus dedos toma a la esperanza”.

En el endemoniado cielo a lo largo de Poemas Humanos Vallejo escribe sobre “este indecible, endemoniado cielo” y da a entender que Dios es tan injusto “que es como si fuera el Demonio quien rigiera en los cielos”.

 

---------------------------

Artículos anteriores de esta serie sobre "Grandes escritores hispanoamericanos".

1.- El ‘boom’ literario hispanoamericano

2.- Miguel Ángel Asturias, el gran escritor de Guatemala

3.- La obsesión religiosa de Jorge Luis Borges

4.- ¿Creía en Dios Rubén Darío?

5.- Carlos Fuentes y el Dios de Nietzsche

6.- Dios existe en el Macondo de García Márquez

7.- José Martí, defensor de la Biblia

8.- Gabriela Mistral, poeta de Dios y de la tierra

9.- La sed espiritual de Pablo Neruda

10.- Jesús, el buen samaritano de Amado Nervo

11.- La Biblia en la poesía de Enriqueta Ochoa

12.- Octavio Paz, buscador del Eterno

13.- El Dios de Juan de Dios Peza

14.- Leopoldo Lugones, enemigo de Dios

15.- Bryce Echenique, el ‘santo ateo’

16.- El dios, con minúscula, de Álvaro Mutis

17.- Mario Benedetti, ausente de Dios

18.- César Vallejo, con el dolor humano, pero sin Dios

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Enfoque - César Vallejo, con el dolor humano, pero sin Dios