Ausencia de un sistema de justicia

Lo más fácil era confesarlo todo -fuera verdad o mentira- y comprometer a todo el mundo.

25 DE JUNIO DE 2024 · 08:00

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herbinisaac, Pixabay

De 1984 a 2024 (3)

Seguimos esta serie con nuestro análisis sobre “1984”, el célebre libro de Georges Orwell.

Ya vimos con anterioridad un primer artículo titulado “Ebrios de poder”, sobre cómo Orwell desvela los objetivos que persiguen los regímenes oligárquicos en su icónica novela distópica.

Y en un segundo artículo (“Dominando la sociedad”) expusimos cómo en la misma obra se expresaba que manipularte hasta que no logres distinguir la realidad de la fantasía es el sueño dorado de los poderosos.

Un elemento que me llamó poderosamente la atención en 1984 es que, antes de ser sometido a las descargas eléctricas, Winston Smith ya había sufrido violentas golpizas por parte de los hombres de negro.

Y el resultado de esa coerción fue el siguiente:

“Al final se había convertido en un muñeco: una boca que afirmaba lo que le pedían y una mano que firmaba todo lo que le ponían adelante. Su única preocupación consistía en descubrir qué deseaban hacerle para confesarlo inmediatamente antes de que empezaran a insultarlo y amenazarlo.

Confesó haber asesinado a distinguidos miembros del Partido., haber distribuido propaganda sediciosa, robo de fondos públicos, venta de secretos militares al extranjero, sabotajes de toda clase… Confesó que había sido espías a sueldo de Asia Oriental ya en 1968. Confesó que tenía creencias religiosas, que admiraba el capitalismo y que era un pervertido sexual. Confesó haber asesinado a su esposa, aunque sabía perfectamente -y tenían que saberlo también sus verdugos- que su mujer vivía aún. Confesó que durante muchos años había estado en relación con Goldstein y había sido miembro de una organización clandestina a la que habían pertenecido casi todas las personas que él había conocido en su vida.

Lo más fácil era confesarlo todo -fuera verdad o mentira- y comprometer a todo el mundo. Además, en cierto sentido, todo ello era verdad. Era cierto que había sido un enemigo del Partido y a los ojos del Partido no había distinción alguna entre los pensamientos y los actos”.

Aceptar delitos que jamás se han cometido, chantaje, extorsión, allanamientos arbitrarios, manipulación de información, tratos crueles, privación ilegítima de libertad. Así opera el aparato de justicia en 1984 a través de la corrupción policial y mediante la corrupción de algunos organismos de inteligencia, cuando éstos deciden ensañarse contra una persona inocente.

Cualquier parecido con la realidad es solo una “mera coincidencia”.

En el próximo artículo hablaremos de "Convirtiendo la mentira en verdad".

 

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Entuertos a enderezar - Ausencia de un sistema de justicia