‘Nicolasito’, el enviado (de Maduro)

Saludos de nueva cuenta mi querido hermano Fílos.

Te escribo nuevamente porque el tema de la politización de la Iglesia en Venezuela pica y se extiende. Ya no es solo Nicolás Maduro quien manipula, abusa y engaña a muchos líderes e iglesias a lo largo y ancho del país. No, ahora tiene un enviado para visitar a todas las regiones de la nación para ofertar las baratijas con las que está comprando voluntades evangélicas.

Se trata de su hijo «Nicolasito», el flamante vicepresidente para Asuntos Religiosos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), quien sustituyó en ese cargo al ex gobernador del Táchira, José Vielma Mora, porque no le era funcional para esta falaz misión. Ahora el Junior es el enviado para tan «sagrada» misión proselitista.

«Nicolasito», armado de un discurso evangélico aprendido y de dádivas corruptoras, se ha dado a la innoble tarea de asistir a cuanta actividad cristiana masiva se realice en Venezuela, así como a reuniones previamente pautadas con grupos cristianos, denominaciones y hasta confraternidades de pastores e iglesias regionales, a quienes les pide oración por su padre y su familia, además de solicitar directa y descaradamente el apoyo para la perpetuación de su padre en la presidencia de la República.

Huelgan los videos en las redes sociales de las hazañas de «Nicolasito» ante los grupos de ministros y creyentes que ‘embrujados’ aplauden el barato y mentiroso discurso, creyendo inocentemente que tanto él como su padre han rendido su vida a Cristo; mientras que cuando sale de ahí va a reunirse también con los brujos, santeros y babalaos.

El Junior lo que tiene es un discurso aprendido y migajas (algarrobas, como las llama el profeta José Ángel Hernández), que le ofrece a un pueblo que no ha terminado de darse cuenta o se hacen los desentendidos de que están deshonrando al Señor que los llamó a su servicio y que prometió proveerles lo necesario para cumplir la obra del ministerio.

Basta con escuchar las intervenciones y oraciones de algunos ministros en las vergonzosas reuniones, cómo alaban a Maduro y aseguran que Dios lo respalda y seguirá al frente del gobierno venezolano, como para que se le revuelvan las vísceras a cualquiera, mi hermano. Uno se pregunta a veces, ¿quién será más mentiroso «Nicolasito» o estos ‘ministros’?

Lo peor de todo, amado Fílos, es que no son actos oficiales con el gobierno, donde se toman notas de las necesidades y exigencias no solo de la iglesia, sino de toda la población venezolana que sufre las penurias de un gobierno corrupto, ineficaz, narcotraficante y aliado con naciones y grupos extremistas enemigos de Dios. Lo que realiza «Nicolasito» son reuniones del PSUV con los evangélicos, son eventos eminentemente políticos proselitistas buscando descaradamente votos en favor de la reelección de Nicolás Maduro.

¡El Señor misericordioso no lo permita!

Cómo es posible que quienes están llamados a ser «sal y luz» del mundo se congracien, aplaudan y acepten dádivas/algarrobas del enviado, cuando tanto «Nicolasito» como su padre y todo el gobierno son unos corruptos de la peor calaña, corsarios del petróleo venezolano, socios de las Farc y el ELN en el infernal negocio del narcotráfico, violadores de los derechos humanos y procesados por la CPI, hambreadores del pueblo, culpables por el mayor éxodo de venezolanos en toda la historia, destruyendo la unidad familiar.

¡Increíble, pero cierto, hermano Fílos!

Y para colmo de males, Maduro y su régimen son responsables por la expropiación de terrenos y locales de varias iglesias, el cierre injusto de decenas de emisoras de radio cristianas -que por cierto desde el 19 de enero Maduro ordenó crear una mesa técnica a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) para tratar el tema de la reapertura de las radios y televisoras cristianas cerradas sin que hasta ahora lo hayan cumplido. Otra mentira más de Maduro-, tampoco reconocen a la Iglesia Evangélica, sino que las tratan como Asociaciones Civiles, además de dificultar el registro de las mismas ante la Dirección de Culto.

Nada de eso parece importar a la hora de aplaudir las falacias del enviado, ninguno levanta su voz profética para protestar por la destrucción del país, por los sueldos miserables, por la rampante corruptela. Nadie le reclama a «Nicolasito» por sus negocios mineros y otras apropiaciones indebidas que comparte con rameras y testaferros; no, para eso no son sal y luz, sino que se han vuelto cómplices de estos hampones que tomaron por asalto al Estado venezolano.

«Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas corrompen el corazón» (Eclesiastés 7:7). Así es Fílos, muchos que deberían ser sabios, están pasando por tontos ante sus opresores; y lo peor, las miserables dádivas que les están dando los han corrompido ante los ojos del resto de la iglesia y de los venezolanos.

Hoy la Iglesia Evangélica es el hazmerreír de millones por culpa de un pequeño grupo de insensatos que no se han enterado que son los embajadores del Señor ante un mundo perdido. «Pues ha llegado el tiempo del juicio, y debe comenzar por la casa de Dios; y si el juicio comienza con nosotros, ¿qué terrible destino les espera a los que nunca obedecieron la Buena Noticia de Dios? Además, “si los justos a duras penas se salvan, ¿qué será de los pecadores que viven sin Dios?”» (1ª Pedro 4:17-18).

¡Que Dios nos ayude amado Fílos!, la sal está perdiendo su sazón y la luz se está volviendo tinieblas en Venezuela, pero esos pocos le darán cuenta al Príncipe de los pastores. A Dios gracias por el remanente fiel al Señor, aquellos que no han doblado ‘rodilla en tierra’ ante este régimen diabólico.

Sigamos orando mi hermano, Dios está por hacer algo grande en Venezuela, no perdamos la fe.

Me despido con un fuerte abrazo para ti y tu familia...