Carta al ‘Faraón’ de Venezuela y sus adláteres evangélicos
El deber y solidaridad con millones de compatriotas venezolanos, incluyendo los inocentes que son difamados y manipulados por un grupete de ministros apóstatas Iglesia de Cristo en Venezuela.
27 DE AGOSTO DE 2024 · 09:00

Sr. Nicolás Maduro Moros:
No acostumbro escribir epístolas dirigidas a nadie en específico, sino sólo en respuesta a las inquietudes de mi respetado hermano y compatriota Fílos; pero en esta ocasión El deber y solidaridad con millones de compatriotas venezolanos, incluyendo los inocentes que son difamados y manipulados por un grupete de ministros apóstatas Iglesia de Cristo en Venezuela, me llevan a la imperiosa obligación de escribirle, señor faraón de la República Comunista de Venezuela.
Muy a pesar de que Venezuela no es una monarquía desde que Bolívar lideró la libertad de nuestra nación de la monarquía española, el 24 de junio de 1821, en la Batalla de Carabobo; ustedes los chavistas, esa clase mediocre nacida de la simbiosis entre el Castro-comunismo-socialismo-satanismo y la viveza criolla, volvieron a convertir nuestra nación en colonia, esta vez de la arruinada y oprimida isla de Cuba; puesto que una vez llegaron por los votos en 1998, convirtieron el sistema electoral en una suerte de arma de guerra ofensiva y se atrincheraron en Caracas, secuestrando los poderes constituidos para enquistarse y acometer el mayor desfalco que nación alguna haya sufrido en casi 6.000 años de historia humana.
Usted, Sr. Maduro, está tan perdido en su hamponil y embrujado mundo, que no se ha dado cuenta que es una marioneta de Satanás manipulado a través de sus siervos terrenales: los castristas, la guerrilla colombiana, los fundamentalistas islámicos y lo más oscuro de los «imperios» ruso, chino y persa. Usted no es dueño de sus decisiones, porque ni los millones de dólares que robó y las toneladas de droga que ha vendido junto con su camarilla de narco-hampones los podrán disfrutar; Dios no se los permitirá.
No te das cuenta, Sr. dictadorzuelo, que estás ahí con la única finalidad de ser instrumento de Dios para disciplinar la soberbia de mucha de la población venezolana, tanto la interna como la esparcida por el mundo, a quien el Señor está limpiando y preparando a través de tu régimen para muy pronto recibir el gran avivamiento prometido por Dios luego de este duro trato. Incluyendo a la iglesia evangélica que será la primera que Cristo limpiará.
Los venezolanos debemos terminar de entender que eres el Faraón de este tiempo, que es Dios mismo quien está endureciendo tu corazón para tratar con el venezolano y buscar su arrepentimiento. Así como Faraón en los tiempos de Moisés, Nicolás, no estás entendiendo que tus brujos y hechiceros no tienen poder alguno para detener la voluntad liberadora de Dios para Venezuela. A pesar de todas las señales y oportunidades que el Señor te ha dado no quieres entender que tu tiempo se terminó y que pronto vendrá la última señal: la de la muerte.
Nunca has leído en las decenas de biblias que tus adláteres evangélicos te han regalado donde Cristo asegura que “no hay nada oculto que no haya de ser manifestado” y que “no se tarda la mano justiciera de Dios sobre los impíos”, y más cuando son puestos por Dios al frente de gobiernos para producir bienestar y no para dilapidar, robar los recursos y traer dolor y sufrimiento al pueblo que se les permitió gobernar.
Si no te lo han dicho las decenas de ‘líderes’ evangélicos que te rodean, Sr. Maduro, te lo digo yo: debes arrepentirte de todas tus maldades, violaciones a los derechos humanos, robos, brujerías, la idolatría al que murió y ya no vive, saqueo del petróleo y minerales preciosos, la entrega de la soberanía a los corsarios extranjeros, del lavado de capitales, del tráfico de drogas, de la opresión al pueblo, de las miles de muertes por falta de insumos médicos, de los ajusticiamientos extrajudiciales, de jugar con el hambre del pueblo, de dividir y destruir millones de familias, del éxodo más grande en la historia de nuestro continente, del secuestro de los poderes del país, así como de cientos de maldades más; y ahora, de robarte descaradamente las elecciones presidenciales y rehusarte a reconocerlo para entregar el poder.
Sr. Faraón caribeño, le recuerdo que todo el poder le pertenece a Dios y Él lo da a quien quiere, pero también lo quita cuando quiere. Tú y tu camarilla de bandidos políticos, chavistas y opositores, creen que se han mantenido durante 25 años porque se las saben todas más una; pero no, te recuerdo que es Dios quien PERMITIÓ que ustedes estuvieran (‘estuvieran’, verbo en tiempo pasado) con un propósito; ahora Nicolás, te llegó la hora de salir, si no lo haces en buena lid, Dios te cortará a través de quien menos te imaginas y otro usurpará el poder por corto tiempo para terminar de derribar el castillo de naipes que ustedes con su perverso y fallecido líder Chávez construyeron sobre el aire.
Así como Dios cortó a tu predecesor, tú también serás cortado y quien te sucederá, “por las malas”, se encargará se despertar el furor del bravo pueblo venezolano quien se levantará junto con quienes tú consideras tus aliados que entrarán en razón y volverán sus armas contra tu régimen, y en favor del pueblo al que juraron defender delante de Dios y del tricolor patrio.
Sr. Faraón venezolano, tus horas están contadas, ya nadie te apoyará, lo que hará inminente tu caída y la de tus secuaces chavistas. El pueblo que una vez te aplaudió hoy te maldice. Tal como cayó el Faraón egipcio junto con su ejército y ya nunca más fue su imperio, así caerás tú y los de tu régimen y ya jamás volverá a escucharse en Venezuela acerca de tu diabólica ideología convertida en un gobierno opresor y dictatorial. Dios los raerá de nuestra tierra de gracia.
Qué tonto fuiste, Nicolás, por haber creído en los falsos líderes evangélicos que te rodearon, en otras oportunidades te advertí que, así como tú te estabas burlando de ellos, ellos también se estaban burlando de ti. Si tan siquiera hubieras llamado a los verdaderos hombres y mujeres de Dios que abundan en Venezuela y les hubieras pedido referencia por las ‘joyitas’ que te rodean y te llenan de biblias, elogios y falsas profecías, hace rato te hubieran dicho la verdad.
Pero creo que ahí radica tu problema, el mismo que llevó a Chávez a la tumba, JAMÁS quieren oír la verdad, porque se regodean con la mentira y aman a quienes los alaban; pues tanto ustedes como esos ministros farsantes son amantes de la mentira y predicadores de la falsedad.
¿De verdad te creíste, Nicolás, las falsas profecías de tu adlátere evangélico Dan Suárez, el mentor del ‘cristiano nominal’ de Nahum Fernández? Mientras Dios ponía fin a tu faraónico mandato, Suárez te profetizaba «siete años de vacas gordas»; y ¡zas!, perdiste abrumadoramente las elecciones. Por supuesto, ni él ni el dictadorzuelo caraqueño disfrazado de evangélico jamás te dirán lo que Dios realmente viene hablando proféticamente acerca de Venezuela y que está magistralmente recopilado en el Best Seller “Memorias de una nación en guerra”, del profeta venezolano José Ángel Hernández (está fuera del país, jamás le podrás echar mano).
Nicolás, deberías leer ese libro, hay todo un capítulo dirigido a ti y que ya está a punto de terminar de cumplirse con tu salida abrupta de parte de Dios; también deberías escuchar a José Ángel Hernández cada madrugada en su programa “Clamor matutino de oración por Venezuela”, en su canal en YouTube:
Así como tú, Sr. dictador caribeño, los evangélicos que te rodean carecen de luz, son puras tinieblas, son sal insípida que pronto serán pisoteados una vez caigas tú y tu faraónico régimen de falsedades y perversión. Dios hará justicia, Nicolás, Él es bueno y para siempre es su misericordia; el juicio divino no sólo vendrá sobre el chavismo entero, tanto los originarios que hoy se dan golpes de pecho como los de nueva data; así también sobre estos líderes evangélicos sin pueblo y llenos de engaño.
Perdiste abrumadoramente Nicolás, ni los más de 23% de evangélicos que hacen vida en Venezuela votaron por ti, como te lo prometieron las nubes sin agua que te rodean, quienes van a Miraflores a engañarte; tal y como dice la Biblia: “ellos engañan y son engañados”. Pero “Dios no puede ser burlado, todo lo que el hombre siembre lo cosechará”, escribió el apóstol Pablo, el especialista en hablarle la verdad a los gobernantes de su tiempo; no como los ministros evangélicos que te rodean, que viven engañándote.
Hay muchísimas cosas más que quisiera decirte, Faraón caído, muchas verdades más que te han ocultado por interés no de ti, sino de lo que tu impíamente manejas; pero el tiempo y la paciencia de los lectores se respeta. Además, tú como el Faraón de antaño, eres tan soberbio y orgulloso que nada de lo que te digan por tu bien lo oirás ni lo acatarás, así son todos los tiranos que se ensoberbecen y rechazan el consejo de Dios; siempre, óyelo bien Nicolás, siempre terminan de mala manera y la Historia los condena por sus dantescos hechos.
Espero que en verdad te arrepientas de tus innumerables maldades, restituyas la paz y las bendiciones divinas que por 25 años le han robado al pueblo venezolano y te vayas a prisión a vivir los años que te quedan... ¡Dios se apiade de tu alma y no termines en el mismo fuego eterno donde están todos los tiranos de la historia, junto a Judas Iscariote!
Desde el exilio a donde tu perverso régimen me envió bajo amenazas, se despide, quien, aunque tú no lo creas, ora por la salvación de tu alma...
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Epístola de Isacar - Carta al ‘Faraón’ de Venezuela y sus adláteres evangélicos