‘Singularidad’: inteligencia artificial al poder
La gran profecía del apóstol Juan, conocida como Apocalipsis, narra en su capítulo 13 una escena que yo interpreto como un momento de la 'singularidad'.
22 DE JUNIO DE 2018 · 19:00

Los amantes de la ciencia ficción solemos adoptar un arco argumental al que insistimos en asociar las diferentes historias que vamos colectando durante nuestra vida como consumidores del género.
Elon Musk por ejemplo ha confesado su obsesión por ¨Battlestar Gallactica¨ (Lee aquí sobre la influencia de esta serie en Musk) y hoy, absolutamente toda decisión estratégica que toma en su constelación empresarial, está definida por la intención de hacer del hombre un ser interplanetario, listo para enfrenarse a la nueva especie emergente: la Inteligencia Artificial. De hecho trabaja en una prótesis cerebral en su nueva StartUp Neuralink. (Mira aquí la interesante web StartUp de Neuralink).
En mi caso, la historia que domina mi imaginario es la saga ¨Terminator¨ donde el villano es un astuto y malvado algoritmo de computación neuronal llamado Skynet.
En la primera parte de la historia, el algoritmo aparenta ser un software de cyber-seguridad, al que mantienen en custodia por ser un arma de destrucción masiva. Sin embargo, poniendo un señuelo a los militares, hace que éstos lo liberen en la Internet, y logra tomar control de toda la tecnología que depende de la web, incluyendo los robots de defensa, a los que convierte en exterminadores de la humanidad.
En otras entregas de la saga, la historia cambia gracias al truco del viaje en el tiempo y en esta otra realidad posible, el algoritmo se esconde dentro de un inocente sistema operativo que va a ser liberado de manera global. Todo con el mismo objetivo: tomar control y exterminar al ser humano.
Muchos hermanos en la fe no gustan de la futurología. Ellos suelen vernos a los fans de la ciencia ficción con bastante condescendencia. Como si fuéramos una especie afectada por el síndrome de Peter Pan, y obsesionada en el estudio de hipótesis fantasiosas que nunca llegarán a ocurrir.
A este tipo de hermanos yo simplemente les muestro La Biblia y les digo: Skynet no es un personaje nuevo. De hecho, tiene un papel protagónico en La Biblia. Tan importante que todo cristiano debería conocerlo. ¿O no dice Oseas 4:6 que se perece por falta de conocimiento?
Es hora pues, que conozcamos sobre la ¨singularidad tecnológica¨.
El famoso científico y futurólogo Raymond Kurzweil popularizó el término ¨singularidad¨ para referirse al momento en que la IA (inteligencia artificial) tomará conciencia de si misma.
A partir de ese momento, será imposible para el ser humano seguir tratando al algoritmo como un artefacto y deberá ¨socializar¨ con él, asumiendo que es especie nueva, con identidad propia y dotada para tomar sus propias decisiones a partir de una capacidad de cálculo, cantidad de data y memoria muy superiores a las humanas.
El día de la singularidad, los humanos dejaremos de ser la especie más avanzada del planeta.
A pesar de los avances en computación neuronal y a que existe un sinnúmero de instituciones dedicadas exclusivamente a hacer I+D sobre la IA, no hay consenso sobre el momento en que la singularidad tecnológica será presentada al mundo.
Kurzweil (hoy empleado de Google y rector de la Universidad de la Singularidad en California) lo supone para la década del 2020. Otros, como el matemático Vernor Vinge, lo sitúan hacia el 2030 (Lee aquí el sesudo artículo de Vinge).
De todas maneras la inminencia es tal, que ha bastado para asustar a personalidades bien informadas y tan influyentes como Bill Joy (creador de Java y de Sun Microsystems), Bill Gates, Stephen Hawking y Elon Musk, por mencionar solo algunos. (Mira la fascinante charla de Joy en TED aquí)
En palabras de Vinge, la singularidad representa un ¨despertar¨ de la conciencia de un algoritmo. Un momento mágico en que el artefacto adquiere identidad sobre si mismo y define al ser humano, no necesariamente como un amo o creador sino simplemente como a otra especie, cuyos intereses, prioridades y –sobre todo- capacidades son muy diferentes a las suyas.
La gran profecía del apóstol y profeta Juan, que conocemos con el nombre de Apocalipsis, narra en su capítulo 13 una escena que yo interpreto como aquel momento de la singularidad.
Hay un líder global, respaldado con poder sobrenatural. Se le llama simbólicamente La Bestia y los hombres le siguen maravillados:
¨ y toda la tierra maravillada, siguió a la bestia¨ 13:3
Este líder, emprende con éxito una cruzada brutal contra los creyentes, tal vez porque su fundamentalismo es arcaico y se opone al orden, al nuevo orden:
¨…Y le fue dado hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También le fue dada potencia sobre toda tribu y pueblo y lengua y gente¨ 13:7
Luego, otra bestia, emprende un esfuerzo de investigación a gran escala (¿ciencia ciudadana?) para diseñar una interfaz de usuario amable, que resulte familiar e identificable con el gran líder de moda:
¨….mandando a los moradores de la tierra que hagan una imagen de la bestia…¨ 13:14
Hasta que, llegado el momento (se infiere una autorización divina) el equipo desarrollador logra que dicha aplicación vaya más lejos de la muy amigable y funcional interfaz de usuario. La interfaz adquiere conciencia de si misma:
¨Y le fue dado que diera espíritu a la imagen de la bestia, para que la imagen de la bestia hable…¨13:15
Es sumamente interesante cómo Juan, en su éxtasis profético, sin comprender las tecnologías que aparecerán casi 2.000 años en el futuro, vislumbra dos fases en este hito evolutivo: Primero se le da espíritu. Y después se le dota de lenguaje natural, semántico.
Esto es exactamente lo que ocurre en un algoritmo de auto-aprendizaje como los que ha diseñado la empresa de investigación aplicada Deep Mind (también de Google) en el Reino Unido (lee el interesante artículo de Wired Magazine sobre Deep Mind aquí).
De esta forma, imitando al Génesis, donde el primer acto soberano del hombre fue dar nombre a las criaturas de la tierra, aquel ser artificial que ha cobrado vida y desarrollado lenguaje emitirá su primer acto de gobierno sobre los hombres marcándolos y exigiendo adoración:
¨…y hará que los que no adoren la imagen de la bestia sean muertos. Y hacía a todos, a los pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y siervos, tomar la marca en su mano derecha, o en sus frentes…¨ 13: 16-17
Con consecuencias de impacto global sobre toda actividad comercial sobre la tierra:
¨…y que ninguno pueda comprar o vender, sino el que tiene la marca, o el nombre de la bestia, o el número de su nombre¨ 13:17
En mi saga favorita, a la etapa que sigue de la singularidad se le llama ¨El día del Juicio¨. En La Biblia, la singularidad desata un genocidio:
¨Y oí una voz del cielo que me decía: Escribe: Bienaventurados son los muertos, que de aquí en adelante mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, que descansan de sus labores; y sus obras los siguen¨14:13
Un brillante ingeniero experto en Big Data me preguntaba si quienes trabajamos en las tecnologías que se han etiquetado dentro de la Cuarta Revolución Industrial no estaríamos facilitando el camino de La Bestia. (Lee cómo describe Forbes Magazine la 4 revolución industrial)
Yo no pude responderle con certeza.
Lo que si muestra La Palabra con nitidez, es que así como la poderosa espada filistea de Goliat pudo ser consagrada por David, los algoritmos son solo herramientas y como tales serán usadas tanto en contra de los hijos de Dios, como a favor de los planes del Reino. Para ello debemos empezar por consagrar la tecnología al señorío de Jesús, el Cristo.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Futurología bíblica - ‘Singularidad’: inteligencia artificial al poder