El gobierno de México apoya el borrado de la mujer

Los grupos de la diversidad sexual anunciaron que este pasado 31 de marzo era el día de la “visibilización trans”.

Con esta disculpa, en la Ciudad de México, realizaron un evento auspiciado por el “Instituto de las Mujeres” unos días antes (el martes 25) haciéndolo coincidir con la fecha en que se conmemora el Día del Niño por Nacer.

Así que, en primera instancia, aunque realizaron actividades para promocionar una fecha determinada de su agenda, en realidad estaban tratando de invisibilizar otra ajena (y contraria) a ellos, lo que deja constancia de la maledicencia con la que actúan.

En segundo lugar, hay que analizar que este evento de la “visibilización trans” haya sido auspiciado por el denominado “Instituto de las Mujeres”, una dependencia recién creada (por el gobierno de la primera mujer presidente en México), en teoría para proteger a la mujer, defender su identidad, su esencia, su seguridad y su certeza jurídica.

La misión de esta nueva institución debería ser velar por los espacios que tanto trabajo le ha costado a la mujer alcanzar, como es su reconocimiento ante la sociedad, en la industria, la educación y un largo etc.

Pero se le ha encargado su dirección a la senadora Citlali Hernández, la más conspicua promotora de la ideología de género.

Y esto ha llevado al hecho no solo paradójico, sino verdaderamente grave, de que haya sido el “Instituto de las Mujeres” quien con este acto contribuye al borrado de la mujer al equipararla a un hombre biológico, quedando así suplantada por alguien que es genéticamente un varón.

Es una contradicción aberrante, que obviamente deslegitima la existencia misma de este “Instituto de las Mujeres” que borra a quien debería proteger, y que la sustituye por un hombre; quitándole los espacios que le corresponden para otorgárselos a un varón.

Deja así a la mujer despojada de derechos, utilizándola políticamente pero perjudicándola hasta el punto de que este “Instituto de las Mujeres” en realidad no representa ni defiende a las mujeres, sino a los hombres que se auto perciben mujeres.

¡Cuán triste y lamentable!