Desafíos para los cristianos en la política del s. XXI

Creo necesario un debate profundo sobre la motivación y el propósito que como cristianos deberíamos tener para ingresar a la arena política.

    19 DE JUNIO DE 2018 · 17:00

    Joakim Honkasalo / unsplash,congreso sala, sillones
    Joakim Honkasalo / unsplash

    Sin duda que los cristianos evangélicos en América Latina estamos desafiados –tal vez como nunca antes– al afianzarse el siglo XXI respecto a nuestra participación en la Política en nuestros países.

    Creo que, a estas alturas, estamos superando aquella visión bastante extendida de la segunda mitad del siglo pasado, de que los cristianos no debíamos participar en la vida políticamente activa de nuestras naciones y a lo sumo debíamos limitarnos a votar y cumplir con el mandato bíblico dado por el apóstol Pablo en 2ª de Timoteo cuando nos exhorta a orar por “por los reyes y por todos los que están en autoridad, para que podamos vivir una vida tranquila y sosegada con toda piedad y dignidad”.

    Lamentablemente esa posición limitó o retrasó algunas generaciones la participación activa de miles de cristianos evangélicos que quizás –y sin quizás–hubieran entregado muchos aportes de valor para sus naciones.

    Luego vinieron algunas tempranas participaciones casi que institucionales de algunas congregaciones que tan entusiastas como apresuradas e inexperientes, generaron bastantes polémicas en el seno de la Iglesia y bastantes críticas respecto a sus resultados.

    A propósito de estas polémicas experiencias, el pastor argentino Salvador Dellutri, en su libro “Ética y Política” ya nos alertaba a los cristianos que tan importante era participar en política como tener el debido cuidado sobre la forma en cómo hacerlo para no afectar a la Iglesia como tal ni el testimonio del evangelio.

    Más allá de que parece superada aquella posición original que nos excluía de la participación ciudadana activa, de igual forma creo necesario un debate profundo sobre la motivación y el propósito que como cristianos deberíamos tener para ingresar a la arena política. Ese debate inicial no me parece innecesario sino que más bien me parece imprescindible para poder ingresar luego en otros también muy necesarios de cómo efectuar esa participación y cómo establecer esa armónica y sana relación institucional desde la política o el gobierno con la Iglesia.

    Y aquí dejamos una primera interrogante planteada que intentaremos responder en las próximas entregas: ¿Acaso tiene Dios un plan singular para nuestras Naciones?

    De la respuesta de esa primer pregunta, seguramente podremos avanzar respecto de la forma de participación y el rol que podemos tener los cristianos en esos procesos políticos que hasta el momento nos han tenido como meros espectadores.

    ¿Estaremos ante un nuevo tiempo en la vida política de Latinoamérica donde los cristianos asumiremos un rol principal?

    Esperemos que el Señor prontamente nos comience a dar respuestas.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - La singular pluralidad - Desafíos para los cristianos en la política del s. XXI

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