Lara Blanco (ONU Mujeres): ‘Las iglesias fomentan la violencia machista’ en la sociedad

Lara Blanco,  Directora Regional Adjunta de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe, afirmó días atrás en la inauguración de un Foro realizado en Panamá por ONU Mujeres, “que la ideología conservadora que fomentan algunos movimientos o iglesias en la región está impactando en la lucha contra la violencia machista”, y que “la visibilidad y la movilización social no han logrado poner freno a este flagelo”.

Los diputados nacionalistas de Uruguay Gerardo Amarilla, Rodrigo Goñi Reyes, Pablo Abdala, Pablo Iturralde, Álvaro Dastugue, y Benjamín Irazábal han respondido mediante un documento común, cuestionando y respondiendo a estas expresiones.

Dado el ámbito continental de estas declaraciones de Lara Blanco solicitan los políticos uruguayos que su repuesta se remita al Ministerio de Relaciones Exteriores y por su intermedio a la representación de Uruguay en la ONU, a la oficina de Naciones Unidas en el Uruguay, y a las embajadas de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Paraguay, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Honduras, Guatemala, Costa Rica, El Salvador, México, Cuba y Nicaragua.

RESPUESTA DE DIPUTADOS URUGUAYOS

Las declaraciones de la funcionaria de ONU Mujeres, Lara Blanco, “ofenden y agravian a millones de latinoamericanos y las consideramos discriminatorias y violatorias del debido respeto a las diferentes expresiones de fe que existen en nuestro continente” dice el documento.

Los firmantes entienden que los movimientos sociales que junto a muchas iglesias del continente están comprometidos con la defensa de la vida y la familia, también tienen un firme compromiso con la defensa de la libertad y rechazan cualquier expresión de violencia en todos los ámbitos de la sociedad, sin justificar ninguna excepción.

“Lamentamos profundamente esas declaraciones que no se ajustan a la verdad y que además constituyen una agresiva ofensa hacia la libertad de creencia y hacia millones de latinoamericanos que ejercen la libertad religiosa al profesar una fe”.

No se ajustan a la verdad, explican, “porque la violencia hacia las mujeres en particular y en general la violencia en el seno de nuestras familias y nuestras sociedades, no es producto ni sustento de posiciones ideológicas sino un flagelo que se ha extendido por décadas e incluso se ha incrementado en los últimos años. Si buscáramos relacionar esa violencia con visiones políticas, ideológicas o religiosas -como pretende la funcionaria de ONU- podríamos concluir que ese proceso se ha incrementado y agravado en forma coincidente al auge de los gobiernos llamados ‘progresistas’ o ‘populistas’, pero no es nuestra intención la de responsabilizar a gobiernos o fuerzas políticas que por acción u omisión podrían haber tenido responsabilidades en el incremento ya experimentado de ese flagelo”.