La falsa separación de lo secular y lo divino

El contraste secular-divino es una construcción humana sin fundamento bíblico. Cada acción puede ser un acto de adoración para la gloria de Dios.

    05 DE ENERO DE 2025 · 08:00

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    El término "secular" se refiere a lo que pertenece al mundo material, a lo temporal, a lo que no está relacionado directamente con lo religioso o lo espiritual. En contraste, lo "divino" alude a lo que es de Dios, lo que trasciende lo temporal y tiene un carácter eterno y sagrado. Este contraste entre lo secular y lo divino ha sido objeto de debate y reflexión a lo largo de la historia de la iglesia y la teología.

    La palabra "secular" proviene del latín saecularis, que significa "mundano" o "perteneciente a una generación o siglo". Originalmente, saeculum denotaba un largo período de tiempo, que eventualmente se comprometió con los aspectos de la vida que eran transitorios, en contraposición a los eternos. Este concepto adquirió mayor relevancia en la Edad Media, cuando se consolidó la separación entre la iglesia y los asuntos civiles.

    Con la llegada del Renacimiento y la Reforma Protestante, el término "secular" comenzó a ser utilizado con mayor frecuencia para distinguir las esferas de lo "sagrado" y lo "profano". Sin embargo, la idea de que algunas actividades o roles humanos son inherentemente "seculares" y otras "divinas" comenzó a ser cuestionada por teólogos reformadores como Juan Calvino, quien afirmó en su obra Institución de la Religión Cristiana que “todas las esferas de la vida están bajo el señorío de Dios”.

    La aparente separación entre lo secular y lo divino no encuentra sustento en la narrativa bíblica. Por el contrario, las Escrituras nos muestran que Dios es soberano sobre toda la creación y que no hay aspecto de la vida humana que esté fuera de Su alcance. En 1 Juan 2:20 se nos dice: “Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas”. Este pasaje nos recuerda que todos los creyentes, sin importar su ocupación o posición, tienen la unción del Espíritu Santo.

    En el Nuevo Testamento, la unción no está limitada a una función ministerial eclesial, sino que es una "habilitación divina para cumplir el propósito de Dios en la tierra". El Espíritu Santo equipa a cada creyente para vivir una vida que glorifique a Dios en cualquier contexto. Así, la unción no es solo para predicar o dirigir un ministerio, sino para ejercer con excelencia cualquier rol en la sociedad. Si eres Pastor, Apóstol, maestro, empresario, médico, comunicador, funcionario público, empleado, deportista o artista, la unción del Santo te capacita para ser luz en el medio del mundo.

    La vida cristiana está diseñada para ser un testimonio constante de la gloria de Dios, independientemente del contexto en el que nos encontremos. Por eso, Si eres pastor, tu labor es predicar, y  cuidar de las almas como un reflejo del amor de Cristo si eres maestro, enseñas para el Señor, moldeando mentes y corazones según principios que honran a Dios. Si eres empresario, conduce tus negocios con integridad, sabiendo que representas al Reino de Dios en el ámbito económico. Si eres médico, cada paciente que atiendes es una oportunidad de manifestar el amor de Cristo. Si eres deportista, compite no solo para ganar, sino para reflejar disciplina y excelencia como testimonio de tu fe.

    La Biblia ofrece ejemplos claros de esta integración. José, en Egipto, sirvió como administrador de un reino extranjero, pero lo hizo como para Dios, salvando a miles de personas del hambre. (Génesis 41:38-40). Daniel, en Babilonia, cumplió  funciones gubernamentales personalizadas en un reino pagano, pero siempre mantuvo su fidelidad a Dios (Daniel 6:3-5). Estos ejemplos nos muestran que no importa el entorno; Todo creyente puede cumplir con su propósito divino mientras vive en un mundo temporal.

    Nancy Pearcey, en su libro Verdad Total, explica que la dicotomía entre lo secular y lo sagrado ha debilitado a los cristianos al hacerles creer que su fe solo pertenece al ámbito privado o espiritual. Pearcey argumenta que la cosmovisión bíblica nos llama a restaurar una visión integrada, donde todo lo que hacemos refleja el carácter de Dios y avanza Su propósito redentor.

    El contraste entre lo secular y lo divino es una construcción humana que no tiene fundamento en la Palabra de Dios. La Biblia enseña que toda la vida es sagrada y que cada acción puede convertirse en un acto de adoración cuando se realiza para la gloria de Dios. En Colosenses 3:17 se nos recuerda: "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él".

    Además, la unción del Espíritu Santo no es exclusiva de quienes realizan un ministerio eclesial.  Cada creyente tiene la habilitación divina para cumplir el propósito de Dios en la tierra, ya sea en el hogar, la oficina, el hospital o el estadio. Esto rompe con la falsa dicotomía entre lo secular y lo divino y nos invita a ver toda nuestra vida como un acto continuo de adoración.

    Estamos llamados a borrar esta separación artificial ya vivir plenamente bajo el señorío de Cristo. Todo lo que somos y hacemos le pertenece a Él, y en ese reconocimiento, encontramos el verdadero propósito de nuestra existencia.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Misión GloCal - La falsa separación de lo secular y lo divino

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