Discerniendo qué autoridad debemos obedecer
Un cristiano debiera conocer la autoridad y discernir; no sólo qué obedecer, sino a quién obedecer.
11 DE MARZO DE 2019 · 09:00

Introducción: Dios ha establecido un sistema de autoridad sobre todo lo que ha creado, y esto supone la existencia de un ordenamiento basado en un sistema jerárquico. Lo contrario sería caos, anarquía y desorden. Este sistema se manifiesta en estatutos, leyes, ordenanzas y rangos que suponen prioridades entre ellas.
Las leyes mencionadas pueden formar parte de un ordenamiento escrito o no escrito, por ejemplo, leyes físicas como la ley de la gravedad, que establece su autoridad sobre lo animado y lo inanimado. Una roca está sujeta a la ley de la gravedad, aunque pertenezca al reino mineral y no entienda nada.
Todo está sujeto a autoridad, en la familia, en el Estado, en una empresa o en la educación. Así es que todos nos mantenemos en mayor o menor armonía, en función de la mejor o peor relación que conservamos con la o las autoridades que operan sobre nuestras vidas.
La roca está obligada por ley natural a obedecer por la ya mencionada ley de gravedad, pero los seres humanos tenemos una libertad especial, que teológicamente llamamos Libre Albedrío, la cual deja librada a nuestra conciencia, acatar o no la autoridad. Claro queda, que el avenirnos o no a la autoridad tiene consecuencias positivas o negativas.
Un cristiano debiera conocer la autoridad y discernir; no sólo qué obedecer, sino a quién obedecer. Porque la autoridad siempre requiere obediencia, aunque no toda autoridad se mantiene dentro de sus límites naturales.
También debemos aclarar qué, aun habiendo autoridad, también existe orden jerárquico entre las autoridades. En lo jurídico, existen leyes que tienen mayor jerarquía que otras y en caso de contraposición, se debe acatar la de mayor jerarquía. En un país por ejemplificar, la Constitución Nacional prima sobre otras leyes.
Es conocido el hecho que la Biblia demanda obediencia a las autoridades porque han sido puestas por Dios: “Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien” 1° Pedro 12:13-14.
El apóstol Pablo también lo ordena en Romanos 13:1. No obstante, la misma Biblia afirma que la suma de su palabra es verdad, no un versículo suelto, sino el resultado de escudriñar toda la escritura en relación a ese tema.
Me pregunto: ¿Desobedecieron los discípulos estos versículos cuando dijeron a las autoridades: “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios”? Aquí es donde aparece el orden jerárquico del que habíamos hablado; debemos obedecer a las autoridades pero no, antes que a Dios. En ese orden, Dios es la máxima autoridad.
Autoridad de autoridades y autoridad legal
Una pregunta surge que es necesario contestar: ¿Las autoridades están exentas de obedecer las leyes o están bajo la autoridad de ellas? Si las autoridades no están obligadas a acatar las leyes, entonces, su autoridad está por sobre las leyes; por lo contrario, si están obligadas a acatarlas, entonces están bajo la autoridad de leyes. En este caso, si las autoridades no acatan las leyes, pueden ser demandadas legalmente sometiéndonos a la autoridad jerárquica superior que es la ley.
¿Cuál es la función de las autoridades en una democracia? No cabe duda que lo primero es cumplir y hacer cumplir las normas, por lo cual al momento de un conflicto, nuestra obediencia es al derecho superior por ser la autoridad de mayor jerarquía.
Siempre se debe apelar a la autoridad de mayor rango. Jesús confrontó a las autoridades de su época y hasta les llamó hipócritas, generación de víboras, sepulcros blanqueados y otras descripciones. Con toda seguridad, Jesús asumió la autoridad superior que ostentaba sobre esas autoridades, de lo contrario no lo hubiera hecho; fue en su calidad de hijo del Dios viviente que lo hizo.
¿Por qué Jesús entonces, siendo el hijo de Dios se sometió a Pilato? Sin lugar a dudas Pilato no era mayor autoridad que Jesús. La respuesta a esto está en Getsemaní; no era a Pilato que Jesús se sometió sino al Padre. Recordemos que las gotas de agua y sangre que manaban de su rostro, marcaron su lucha por someter su voluntad a la voluntad del Padre que sin dudar, es la máxima autoridad en toda la creación. El principio es siempre el mismo, someterse a la autoridad, pero con entendimiento.
Muchos cristianos temen estar desobedeciendo la palabra de Dios y el mandamiento divino respecto de la desobediencia a las autoridades, cuando nos levantamos contra alguna ley injusta y nos quedamos paralizados creyendo que no podemos traspasar ese límite.
Afirmamos aquí, que la Carta Universal de los Derechos Humanos, el Pacto de San José Costa Rica y la Constitución de cada país, son la autoridad a la que las autoridades deben someterse en cada país, caso contrario debemos obedecer a la autoridad jerárquica de mayor rango. No somos los ciudadanos los que debemos someternos a esas autoridades en caso de violación contra la jurisdicción superior que representan las estructuras jurídicas jerárquicas de las naciones.
Observe que el rey Darío de los Persas, no pudo oponerse a la ley de Media y Persia para salvar a Daniel del foso de los leones. En el primer siglo de la era cristiana, la orden imperial era saludar exclamando “Cesar es Señor” y los cristianos saludaban diciendo “Jesucristo es el Señor” exponiendo sus vidas ante tan audaz desobediencia.
Es nuestro deber delante de Dios, librar los que son llevados a la muerte por millones en el caso del aborto legal, que no se justifique ni legalice la mentira de cambio de sexo, (varón y hembra nos creó), la legalización de drogas, etc. Nuestro compromiso es con la verdad, y la verdad es la autoridad y esa autoridad es Jesucristo.
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