Saliendo de callejones sin salida

Hay un regalo directo del cielo para ti; diseñado y envuelto especialmente para tu corazón. Aunque no lo sabías, tú lo esperabas.

11 DE ABRIL DE 2023 · 08:00

mitchell kavan, Unsplash,camino luz, laberinto
mitchell kavan, Unsplash

La vida debajo el sol tiene sus callejones sin salida. Momentos en los que simplemente las cosas no salen como se había planeado y extrañamente, todo lo malo o negativo, se junta.

Si te encuentras en dicho callejón, tranquilo. En serio, tranquilo.

No te preocupes si tú no tienes salida, pues el Dios de milagros no conoce callejones sin salida. Estás leyendo esto hoy porque estás más cerca de tu milagro.

¡Que eso no te impida empezar bien la mañana!

Empiézala con una alabanza a Dios, pues Él sustenta tu vida y te ha permitido despertar. Convierte este día en un día excepcional no siendo tú común, sino viviendo de forma excepcional. Con mejor humor que ayer; con más alegría; con mayor entusiasmo, con intensidad, positiva intensidad.

Por cierto, ¿te había dicho que entusiasmo significa vivir “en Dios”? Algo así como impulsado o poseído por Dios, lleno de pasión, de fe, de creatividad. Los griegos usaban este término para referirse a los héroes que, impulsados por los dioses, según ellos, hacían cosas asombrosas. Ellos fantaseaban, pero tu puedes hacerlo real, pues Dios vive en ti.

Haz de esta mañana y de este día, uno memorable. Digno de recordar. Cómetelo a pedazos, el día completo con todos sus segundos viviendo en grande. Y cuando vayas a cerrar los ojos para dormir esta noche, terminado con una oración: “gracias Dios! Qué gran día hicimos hoy!”

Hay un regalo directo del cielo para ti. Fue diseñado y envuelto especialmente para tu corazón. Tú lo esperabas, solo que no sabías que lo esperabas.

Ábrelo: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Sal. 32:8).

Por fin sabrás quién eres y a dónde vas y lo que es aún mejor: tu Padre celestial estará viéndote tiernamente todo el camino para cuidarte...

Y luego, descubre en tu día a día que en menor o mayor grado, todos somos empresarios. Jesús mismo llamó los negocios del Padre al reino de los cielos. Emprender es parte de nuestro ser y llevarlo a cabo suele transformarse en un sentido de realización.

Pero sea lo que sea que hagas, tener crecimiento o éxito -como quiera que definas tú el éxito- (solemos filosofar cuando no lo alcanzamos), el hecho es que no es producto de la casualidad, sino que se constituye en un resultado. Es el premio, la cosecha o como quieras llamarle al resultado de hacer las cosas bien.

Crecer tú y haces todo mejor, entonces crece tu trabajo y obtienes éxito.

Pero si no creces; si siempre haces lo mismo sin intentar mejorar, simplemente no llegará el crecimiento o no se sostendrás los buenos resultados. Aprende, mejor y crece.

¿Qué no has leído que desde el principio nos bendijo para multiplicar?

Las distintas circunstancias y responsabilidades en esta vida podrían transformarse en grandes cargas que parezcan difíciles de llevar; sin embargo, Dios prometió que no seríamos tentados más de lo que podamos resistir (lo que incluye las cargas propiamente dichas); de manera que si sentimos agobio u opresión, no se debe al tamaño de la carga, sino a la deficiencia como la llevamos. Podemos con eso, de otro modo, Dios no habría permitido que lo enfrentáramos.

Cada día tiene la medida perfecta de afán y el yugo del Señor es fácil de llevar. Ensancha tu espalda cambiando tu actitud.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Palabra viva - Saliendo de callejones sin salida