Grito con Benito Juárez: ‘¡Dios y libertad!’

Hoy algunos llaman conservadores y retrógrados a quienes mantenemos el pensamiento de Juárez sobre la libertad de culto y la separación de Iglesia–Estado, nada más lejos de la verdad.

26 DE NOVIEMBRE DE 2018 · 16:00

Jorge Aguilar / Unsplash,bandera México
Jorge Aguilar / Unsplash

“Dios y libertad” fue el lema de gobierno de Benito Juárez. En días pasados escuché a cierto político citar a tan loable Presidente para respaldar su idea de un Estado laico en el sentido de un país Ateo.

Ridículo proclamar juarismo a semejante idea. Se trata de dos cosas completamente diferentes. Una cosa es el Estado laico y otra la sociedad laica. Y también, dicho sea de paso, no es lo mismo laico que ateo.

Un Estado laico no niega a Dios, no es su función; sino que se mantiene sin religión ni ideología. Y también, un Estado laico es protector de los derechos de libre conciencia de los individuos, por lo mismo, no prohíbe el libre ejercicio de la religión por parte del individuo, según su propia conciencia.

El Presidente de México Benito Juárez, benemérito de las Américas, jamás buscó una república atea, por el contrario, existen muchos vestigios históricos de su fe, como el lema de su gobierno citado al inicio de estas líneas: Dios y libertad.

Lo que  sí buscó el Presidente Juárez fue la separación de la iglesia y el Estado, en el entendido histórico que México vivía gobernado prácticamente por la curia, no solo en el ámbito religioso, sino también político, económico y social. Juárez fue claro en su fe y la expresó en muchas ocasiones, incluso los cristianos lo contamos entre nuestras filas.

En medio de un país sumido en la guerra, la guerra de Reforma, producto del enfrentamiento entre liberales y conservadores (siendo los liberales los de Juárez por buscar la separación del Estado y la iglesia entre otras cosas), con un gobierno interino, itinerante, a salto de mata dirían algunos, consolidando la independencia de la nación, el Presidente Benito Juárez decretó la Ley sobre Libertad de Cultos en 1860, aunque cabe aclarar, que dicho decreto entró en vigor hasta el 25 de septiembre de 1873 cuando el Presidente Lerdo de Tejada lo incorporó junto con otras leyes de Reforma a la Constitución de la República.

Hoy quieren algunos llamar conservadores y retrógradas a quienes mantenemos el pensamiento de Juárez sobre la libertad de culto y la separación de Iglesia–Estado, nada más lejos de la verdad. Lo retrógrada es intentar, como se busca en la Ciudad de México, prohibir la libertad de culto y hacer a base de una serie de propuestas de ley, una sociedad atea.

Irónicamente, la ciudad que pelea las libertades de todo, prohíbe la libertad de tener tu propia fe. Es como si buscara más ser una ciudad amoral que libre, y más impositiva que justa. Derecho a ser ateo, pero no derecho a creer en Dios.

Juárez no era ateo ni buscaba un Estado ateo. Juárez era creyente, pero entendía la importancia de que la fe no sea impuesta, sino voluntaria; así mismo, que el Estado se conserve neutro para facilitar el libre ejercicio en paz de lo que cada uno desee creer.

Dios mismo nos dotó de libre albedrío, este don es el que nos faculta como individuos y nos da carácter moral, no permitir esta libre conciencia es tanto como suprimir el ser humano.

Juárez estaba en contra de la religión establecida y autoritaria, pero no de la fe propia, personal y libre.

Irse al otro extremo de querer que sea el Estado el que enseñe ideología, como la ideología de genero en las escuelas públicas, contradice la Constitución, atenta contra el Estado laico y pisotea la Reforma realizada por el Presidente Juárez, así como los logros de nuestro país estampados en la Constitución. No es el Estado quien debe enseñar religión y tampoco ideología, sino los padres a sus propios hijos.

Dios y libertad –fue el grito y firma del gobierno y obras de Benito Juárez. Sin duda sacó su estandarte de las palabras del Señor Jesús: conoceréis la verdad y seréis verdaderamente libres.

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