Lástima no es misericordia

La misericordia lleva a hacer bien al prójimo, pero también hace bien a quien tiene misericordia.

    17 DE AGOSTO DE 2022 · 08:00

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    Adrià Crehuet Cano, Unsplash

    ¡Qué lástima! –hemos dicho más de una vez. Ya sea por empatía con la mala experiencia ajena o propia. Luego nos sentimos bien por sentir esto.

    Pero lástima no es misericordia, produce un sentido de orgullo y no verdadera felicidad. La felicidad de ser misericordioso no es el resultado de un sentir, sino de una acción.

    La palabra griega para misericordioso es eleemon, y describe la compasión activa; no sólo el sentimiento de empatía hacia el desdichado, sino conlleva la acción en su beneficio para sacarlo de su mal o al menos hacerlo más fácil de sobrellevar.

    La misericordia es una manifestación exterior de piedad. No es lo que sientes, sino lo que haces en base a lo que sientes. Es amor, compasión o caridad que obra.

    ¿Lo has sentido? ¿Ese impulso de hacer algo movido por amor hacia el que no se lo merece? Eso da felicidad. Allí sabes que las mejores cosas de la vida no son cosas.

    El sentimiento de compasión activa despierta en quien lo siente y realiza la buena obra cierta especie de placer. El placer de amar. Ser misericordioso te hace sentir bien, te hace feliz.

    La misericordia lleva a hacer bien al prójimo, pero también hace bien a quien tiene misericordia. Ser bueno es buen negocio, te alarga la vida y la salud. Nota cómo los malos sentimientos producen males. La amargura y el rencor, el egoísmo y la indiferencia enferman a quien así se comporta. Ser malo es un mal negocio, te mata antes de tiempo, además de que te hace infeliz. Lograr cosas perdiéndose a uno mismo a cambio de conseguirlo no vale la pena; vuelvo a decirlo, es mal negocio; es dar la vida, el todo por la nada o por lo que se acabará. ¿Recuerdas que tu fuiste creado para la eternidad? No te vendas por lo temporal.

    Por ello es tan placentera la misericordia, porque abarca el plano de lo eterno y no solo lo temporal; y si lo que pasa puede dar placer, ¡cuánto más lo imperecedero!

    Si algunos productos te producen un sentido temporal de bienestar, ¡cuánto más la misericordia! Comer azúcar o chocolate puede ponerte de buen humor. Más de una mujer ha tratado de curar sus penas con un helado de chocolate, veinte cucharadas y la depresión ¡adiós! Se fue tan rápido como entraron las calorías.

    Muchos hombres sienten paz simplemente por poder mirarse en los ojos de la mujer que aman. Y sin embargo, siguen siendo cosas que dejarán de ser, es bienestar temporal, pero la misericordia produce bienestar permanente porque no involucra recibir nada a cambio de amar.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Palabra viva - Lástima no es misericordia

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