Mujeres de conquista: manifiesto

Prolifera un lenguaje irreflexivo y hasta violento en mujeres cristianas que pretenden desarrollar su lucha con armas que no provienen del fundamento de la Palabra de Dios.

09 DE MARZO DE 2020 · 10:00

Jude Beck, Unsplashj,mujeres victoriosas
Jude Beck, Unsplashj

Creo oportuno compartirles este manifiesto que escribi

hace cuatro años para un congreso de mujeres.

El concepto de conquista está asociado al esfuerzo tenaz a través del cual alcanzamos algo que nos hemos propuesto. Conquista es victoria, es llegada triunfal a la meta que nos hemos trazado. En esta ocasión el término “conquista” viene de manos de mujeres que quieren engalanarlo con las más virtuosas y esplendentes prendas que representan los más sólidos y representativos valores que definen la esencia de nuestra fe.

Cuando hablamos de conquista, no estamos hablando de arrebatar, forzar o dominar a nadie. Estamos hablando de acercamiento audaz, sutil, arrobador y persuasivo para en la viva unción del Espíritu, con dignidad y respeto, como esposas, madres, hijas y personas comprometidas con los valores supremos de la vida dar, a la luz de las Escrituras, lo mejor de nosotras mismas para la honra y la gloria de Dios.

Queremos conquistar, pero queremos hacerlo con las armas propias que desde el principio ha puesto nuestro comandante y Señor en nuestras manos.

Se equivocan quienes piensan que la ternura usada con sabiduría no es uno de los recursos más poderosos para canalizar los más sublimes sentimientos que Dios le ha dado al ser femenino.

Se equivocan quienes piensan que el pudor, el recate, la pureza, la honestidad, el decoro y la humildad, entre otros valores, no siguen siendo fuerzas poderosas que, empleadas con sabiduría y buen sentido, son capaces de cambiar el desenfrenado deterioro que está conduciendo a este mundo a la deriva moral y espiritual.

Hemos venido hoy aquí a reafirmar nuestros valores como mujeres que, apegadas a los principios dados por el Creador, siguen lo que establece la Biblia, sin importar si nuestra postura cristiana no coincide con las tendencias del momento.

Las mujeres de conquistas nos resistimos a someternos a una agenda pautada de acuerdo a criterios comerciales y utilitarios que operan como una trampa, a través de la cual se desvirtúa el rol de la mujer y a través de la que se pretende arrastrarnos a un combate frontal utilizando recursos inapropiados, como son el desenfado, el morbo y la carnalidad, armas que nos conducirán a una falsa liberación por no decir a una derrota.

Las mujeres de conquista avanzamos hacia nuestra meta con la firme determinación de levantar los verdaderos valores de nuestra fe como una estrategia de lucha que nos sostiene en Cristo y nos libra de caer cautivas en las redes de un modelo que establece un estilo y un lenguaje que nos cosifica y nos reduce a meros objetos, a consumidoras de espectáculos religiosos vacíos que promueven la vanidad, la egolatría y el afán de llamar la atención, distrayéndonos y alejándonos del verdadero rol que como mujer estamos llamadas a desempeñar en esta sociedad que perece por falta de la orientación verdadera que se encuentra en el consejo de Dios expresado en su Palabra.

Las mujeres de conquista no negamos que vivimos en medio de prejuicios, de ideologías y formas de pensamientos que promueven abusos y desigualdades en contra nuestra; incluso, sobre la base de explicaciones retorcidas que pretenden justificar con la Biblia acciones y actitudes machistas que no concuerdan con una atenta y cuidadosa lectura de nuestro libro sagrado.

Defendemos nuestro rol de mujer con tesón, sabiduría y paciencia y en el nombre del Señor buscamos conquistar con el amor y la ternura esos brotes adversos que surgen como resultado del pecado y que se expresan en conductas intolerantes y machistas que promueven la desigualdad, el abuso y la violencia en contra nuestra. Pero estamos convencidas de que el Señor, en su gracia y misericordia, nos ha dado una estrategia de piedad activa para inspirar cada día una cultura de paz, donde la mujer sea reconocida por sus valores sin menoscabo de su plenitud integral.

Somos mujeres de conquista porque sabemos que tenemos desafíos. Somos mujeres de conquistas porque estamos conscientes que hay terrenos hacia los cuales debemos de avanzar. Somos mujeres de conquistas porque hemos aceptado el reto de construir con nuestros valores una mejor sociedad. Pero este avance, esta conquista victoriosa hacia la que nos dirigimos tiene su estandarte en la Biblia como Palabra de Dios, tiene su orden de marcha en los principios supremos que el Creador ha establecido para la convivencia en paz y el respecto entre el hombre y la mujer.

Respetamos las formas de lucha de algunos grupos femeninos cristianos, pero lamentamos que hoy, haya mujeres tomando armas equivocadas para salir a enfrentar al gigante de la inmoralidad y el deshonor, de la vanidad, la impudicia, el engaño y la hipocresía individual y social que nos está atacando por diferentes medios, incluso desde las mismas iglesias.

Lamentamos que desde algunas de nuestras congregaciones se esté incentivando con ropaje religioso un perfil agresivo, irracional, fanático y subversivo de la mujer cristiana. Es un perfil libertino y desafiante que pretende desconocer las normas y valores que matizan, con la gracia y la dulzura que Dios nos ha dado, esos valores especiales que engalanan a la mujer virtuosa que es exaltada en la Biblia. No compartimos ese perfil de mujer indomable, agresiva, contumaz, independiente y sin límites que se le quiere dar a la mujer cristiana de hoy.

Tenemos que decir desde mujeres de conquista que este no es el perfil bíblico que Dios ha establecido. Creemos en la igualdad que nos conserva como mujeres en los límites de dignidad y respeto en el que estamos llamadas a jugar nuestro rol desde el género que el Señor nos ha asignado.

Prolifera hoy un lenguaje desenfadado, irreflexivo y hasta violento en mujeres cristianas que pretenden desarrollar su lucha con armas que no provienen de los fundamentos de la Palabra de Dios. Sin darse cuenta, se están moviendo en forma circular. Vociferan y gritan, proclaman y manifiestan, pero no avanzan, no conquistan.

Lamentamos que armas muy brillosas, pulidas con las lanas de la carnalidad, la vanidad y la presunción; armas que no encajan en el cuerpo virtuoso de mujeres santas y escogidas por Dios para su gloria, estén siendo esgrimidas con una vocinglería hueca y apartada de la Biblia por mujeres que han puesto su fe en estas herramientas mundanas y que no quieren agacharse e irse al río de las aguas transparentes y frescas a buscar los cayados poderosos de la sabiduría, la paciencia, el amor, el pudor y la honestidad para doblegar con un impacto certero ese gigante desafiante que busca amedrentarnos y confundirnos.

Se quiere desconocer que las verdaderas armas para vencer al gigante no están en tronos de vanidad y presunción. Desde mujeres de conquista estamos obligadas a decir que las armas de la mujer victoriosa en Cristo están a la orilla de las limpias corrientes del río donde hay callados pequeños, lisos y compactos que tienen el poder suficiente para derribar los gigantes del miedo, la violencia, la desigualdad y el abuso y todo engendro de pecado que se levante en nuestra contra.

Somos mujeres de conquista, y hoy hemos venido aquí a conquistar con las armas y con el poder que el Señor nos ha dado el terreno que, como esposas, madres, hijas y mujeres de bien, el enemigo nos ha querido quitar. Estamos de pie para conquistar decididas con las armas de la bondad, la gracia, la dulzura y la sabiduría que Dios nos ha dado, esos terrenos que nos pertenecen.

Mujeres cristianas vamos a unirnos tras el estandarte de la Palabra de Dios, vamos a tomar la sabiduría que viene de Dios, vamos a armarnos de la paciencia que genera el Espíritu Santo, y vamos hoy a vencer y a conquistar todos los gigantes que quieren oponerse a la vida plena a la que el Señor nos ha llamado.

Mujeres cristianas, ¡Preparémonos que hoy es día de conquista!

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Mujeres de conquista: manifiesto