Pedro Tejera y su síndrome de Jonás

En recuerdo de Pedro Julio Tejera, que ha sido uno de nuestros más destacados predicadores.

    27 DE AGOSTO DE 2023 · 08:00

    Pedro Julio Tejera predicando / youtube,Pedro Julio Tejera
    Pedro Julio Tejera predicando / youtube

    Les comparto este artículo inédito que escribí en el año 2004, a propósito de la partida de mi amigo Pedro Julio Tejera, escritor y predicador sobresaliente.

    Pedro Julio Tejera nació en el ingenio Cristóbal Colon en la provincia de San Pedo de Macorís el 29 de junio 1937.  Realizó sus estudios iniciales en la escuela primaria de la misma localidad del ingenio, trasladándose luego a la ciudad de Macorís, donde ingresó a la escuela Puerto Rico.

    A los veinte años ingresó a las Fuerzas Armadas. En el año 1960 aceptó a Jesucristo en San José de los Llanos a través de un reverendo Bautista llamado Mister Cub.

    Se casó en el año 1963 con Mirian Robles, con quien procreó cinco hijos: Francia Esmirna, Loyda Esther, Pedro Julio, Rebeca Elizabeth y Ruth Keida.

    Regresa al ingenio integrándose a la Iglesia de Dios de la Profecía. En 1963 retorna a San Pedro de Macorís donde durante un año ocupa el pastorado de la Iglesia Central. Es en el 1964 cuando recibe las credenciales como predicador licenciado en el concilio de las Asambleas de Dios, siendo ordenado dos años mas tarde al completo ministerio

    Fue conocido en todo el país como un destacado predicador y evangelista. Sin duda fue de los primeros expositores evangélicos que enriqueció sus exposiciones agregándole un rico y variado contenido de informaciones de actualidad y temas interés social, político y sobre todo escatológico.

    Combinó con excelencia su gracia de diestro orador con el talento de escritor. Fue uno de los primeros en recopilar sus ponencias para entregarlas a través de libros y artículos.

    Algunas de sus exposiciones las grabó en disco. Fue un evangelista que se ocupó de dar a conocer sus exposiciones por todos los medios que le eran posibles.

    Perkin, como solíamos llamarle, fue un predicador itinerante, un hombre del camino que avanzaba en la vida impulsado por la búsqueda de un saber, de un sueño de realización que era manifiesto, pero que él nunca lo explicitó con detalles ni antes amigos ni familiares.

    Fue siempre un hombre desprendido y sencillo. La riqueza de su existir parece que estaba en la ruta, en ese caminar sin descanso, en ese peregrinaje que lo lanzó por tantos caminos. Este impulso de hombre peregrino y aventurero lo llevó, en los años más vigorosos y fructíferos de su existencia, a vivir en Brasil, Venezuela y Colombia. Involucrado en actividades evangelísticas y grandes campañas visitó Centro América y también Estados Unidos.

    En este trajinar por los senderos de América, que lo suponemos accidentado y tortuoso (él nunca habló de eso) se esfuma un poco su afán evangelistico. Nuevas inquietudes intelectuales afloran en su vida. Su mente concibe proyectos grandiosos donde la comunicación y el trabajo intelectual son dominantes.  De esta forma dedica tiempo al estudio de los medios y se especializa en Colombia en comunicación televisiva.

    Estremecido por estas ilusiones llega al país en 1995. Trae el cansancio de sus andanzas y la nostalgia de sueños no realizados asoma por su mirada. Aquí estaba Pedro de regreso, sin claudicaciones ni excusas, buscando un espacio que le fue vedado en los tradicionales círculos evangélicos. Su lucidez y su franqueza no podían abrirse camino en medios que tienen su propio rito de iniciación, donde una elite ha hecho del formalismo ministerial un hermético claustro que solo acepta a sus iguales o a quienes simulan serlo.

    Pedro estaba viviendo como evangelista el síndrome de Jonás, pero el Señor en su misericordia y bondad no lo dejó solo. Pedro encontró a su regreso algunos amigos dispersos que le hicieron compañía cuando el elitismo clerical lo empujaba a la soledad y al olvido. Con estos amigos providenciales pudo charlar, contar historia, comentar libros, hacer anécdotas y reír con el gusto que él sabía hacerlo.

    Bienvenido Álvarez Vega, Sony Caro, Claudio Ramírez, Candido de Jesús, Benjamín Silva y un servidor entre otros, formamos este círculo de amigos que acogieron a Pedro a su regreso. Unos muy de cerca, otros un poco más distantes, pero fuimos sus amigos, y les dimos la acogida, el cariño y el reconocimiento que no pudo lograr en otros espacios. De forma muy especial hay citar a doña Gisela Paulino, quien le dio una atención esmerada facilitándole un techo y un lugar confortable y tranquilo donde, el 10 de octubre de 2004, esperó la muerte sin dolor ni quejas.

    Con Pedro Tejera se nos marchó a la presencia del Señor uno de nuestros predicadores y evangelistas más brillantes. Fue sin duda alguna, en una época, el más importante predicador evangélico que tuvo el país.  Fue un escritor depurado y elegante. Merece destacarse su último libro, “Cocaína: placer que mata”, donde hace gala de la lucidez de su pensamiento, de su ingenioso y perspicaz sentido de la investigación y de la forma ordenada y precisa con que desglosaba las informaciones de que disponía.

    Pedro fue un soñador solitario y resignado, un diletante apacible que se sentó junto a su entrañable amigo Sony Caro a ver pasar la vida con el caminar vanidoso de los transeúntes de la calle el Conde.

    Pedro vivió con intenso dolor el síndrome de Jonás. Quizás no sabemos cuánto tiempo estuvo en el vientre de ese monstruo marino que hace unos años los arrojó en estas costas de nuestra tierra, para aquí encontrarse con su familia y dejarnos la lección de que cuando Dios nos llama estamos compelido hacer lo que él nos manda y no lo que nosotros queremos hacer.

    Como manda la Palabra de Dios, honramos a quien honra merece. En este sentido, la Universidad Nacional Evangélica ha designado con el nombre de nuestro querido profesor: Pedro Julio Tejera Pastor el aula donde él por última vez impartió docencia.

    Pedro, de alguna forma, tu vida fructífera, con sus aciertos y errores, ha sido útil para nosotros. Damos gracias a Dios por tu vida.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Pedro Tejera y su síndrome de Jonás

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