El trágico juego del poder

El poder es un peligroso y adictivo juego de azar.

16 DE JUNIO DE 2024 · 08:00

Lopez Robin, Unsplash,atleta musculoso, fuerza poder
Lopez Robin, Unsplash

Jugar al poder es una apuesta peligrosa, que incluso puede ser fatal. El poder es una realidad difícil de definir, pero fácil de reconocer. Es un evanescente flujo que porta un efecto avasallador y terrible.

  • No está en las cosas, pero las mueve y se expresa a través de ellas.
  • No está en el dinero propiamente sino en la forma dominadora y aviesa en que los hombres lo utilizan para relacionarse entre ellos.
  • No necesariamente es posición, orden o control, pero abusa de estos principios y los impone sin miramientos, sin quejas ni excusas.

Hace creer que se basa en normas y principios, pero cuando se le antoja las burlas a su conveniencia. Como un dios rabioso destruye sus propios límites e impone las reglas a su manera y capricho.

En su expresión siniestra o bienhechora, el poder se cataloga en la valoración de lo que es la persona humana para sí misma y para lo demás.

Es una especie de fantasía indefinida que no sabemos si la perseguimos o nos persigue.

Es sutil encanto al que nos aferramos con tanta pasión que puede esclavizarnos, tiranizarnos y poner todo lo que somos a su servicio.

Es una enfermedad de efectos pérfidos y engañosos que sufrimos todos los hombres.

Es estela de luz o capa de sombra fascinante y misteriosa.

 

El trágico juego del poder

Si hubo alguien que me sirvió de inspiración para decidirme a estudiar periodismo, fue el extraordinario escritor y pensador venezolano, Arturo Uslar Pietri, quien publicaba una columna semanal que aparecía en más de 50 periódicos en toda América Latina.

Aquí en el país dominicano su columna era publicada los miércoles en el periódico el Caribe. A raíz de la muerte de Don Antonio Guzmán en 1982, Uslar Pietri escribió un artículo, que aún conservo entre mis papales, con el título, “El juego trágico del poder”, en el que evoca la trágica condición de ese juego supremo de vida o muerte que conocemos como “el poder” en el que todo se puede ganar o perder.

Sostiene que el poder es el más trágico de los juegos de azar, al que ningún otro se le asemeja ni en profundidad ni en complejidad, al extremo que nadie puede medir ni el monto de lo que se expone, ni el resultado del fascinante desafío, el cual no pocas veces es el fracaso y hasta la misma muerte.

Esta forma que apuesta a dominarlo todo muchas veces se transforma fatalmente en una apuesta contra lo desconocido, que a veces tiene como salida trágica el suicidio o el asesinato. Con todo ello en nada disminuye la atracción fascinante y casi irresistible de este trágico juego.

Uslar Pietri afirma que el poder posee una atracción universal e irresistible que lo convierte en una apuesta en la que nunca se llega a saber a ciencia cierta si se ha ganado o se ha perdido. “El hombre que asume el poder asume el destino de sus semejantes y por lo mismo se convierte en el protagonista de una terrible apuesta, indefinida y abierta, en el curso de la cual es casi imposible llegar a saber si se ha ganado o se ha perdido”.

El poder es esa fascinación inagotable de lo aleatorio y lo indefinido que no termina con la acción de sus protagonistas, por lo que no se cierra nunca la discusión sobre los verdaderos resultados de los grandes lideres de la historia universal. ¿Ganó o perdió Julio Cesar su apuesta tenaz de poder? Es una discusión abierta y sin posible decisión final que nadie puede responder de un modo cierto y definitivo.

Se refiere este extraordinario pensador al ejercicio narcisista del poder por el poder como una profunda e inconfesada sed de ser amado, y seguido por todos, hasta convertirse finalmente, y de un modo mágico, en la personificación absoluta de toda la colectividad, ser la muchedumbre y el destino encarnados en una persona.

Nada escapa para quien entra en el trágico círculo de este juego que se llama poder y que lo absorbe todo y lo substituye todo. “Se pierden los límites de la personalidad y la noción misma de la realidad. Se vive en puro presente y en continuo ejercicio de intuición. Se avanza descubriendo un camino cambiante para el que se piensa que se está predestinado desde la eternidad”.

En el próximo artículo cerraremos estas reflexiones con el título de “La soledad y la erótica del poder”.

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