Da Vinci, el Renacimiento y la Reforma protestante

La Reforma dio en el arte una respuesta revolucionaria, opuesta a la del Renacimiento.

08 DE SEPTIEMBRE DE 2024 · 08:00

El hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci,Da Vinci, hombre Vitruvio
El hombre de Vitruvio de Leonardo da Vinci

‘La Última Cena’ y la batalla cultural (3)

Leonardo Da Vinci vivió en el cruce del surgimiento de la Reforma y el Renacimiento. La gestación de su arte se debatía en medio de las grandes ideas teológicas y filosóficas de su tiempo, por lo que sus motivos estéticos partieron de la influencia neoplatónica, tendencia filosófica dominante en Florencia donde corría su existencia. Francis Schaeffer (1), en su magistral obra, “Huyendo de la razón”, escribe que este hombre murió desesperado porque se aferraba a la esperanza de hallar un campo unificado de conocimiento. No lo halló y murió en la desesperación.

Sostiene Schaeffer que ante el problema del humanismo renacentista que apoyado en el pensamiento de Tomás de Aquino sostenía el concepto insuficiente, e incompleto de hombre autónomo, la Reforma Protestante, dio una repuesta diferente y opuesta a la del Renacimiento al aceptar la descripción bíblica de una caída total. Es el hombre creado por Dios, el que cayó totalmente, incluidos su intelecto y su voluntad. En contraste con Aquino, la Reforma proclamó que sólo Dios era autónomo de manera absoluta.

Para la Reforma el primer lugar, el conocimiento final y suficiente se hallaba únicamente en la Biblia, es decir: en la sola Escritura, en contraste con quienes propugnaban la autoridad de las Escrituras más la de alguna cosa paralela al mismo tiempo, bien fuera la autoridad de una iglesia o de una teología natural.

En segundo lugar, la Reforma descartó la idea de que el hombre fuera autónomo en el área de la salvación. Ningún esfuerzo humanístico, religioso o moral podía servirle de ayuda. Nos salvamos sobre la única base de la obra perfectamente acabada de Cristo al morir en un lugar y un momento concretos, en el tiempo y el espacio. Y la única manera de ser salvo consiste en elevar, suplicantes, las manos vacías de la fe y, por la gracia de Dios, aceptar el don de Dios; la sola fe.

De esa forma, sostiene Schaeffer, llegamos a saber algo maravilloso acerca del hombre. Entre otras cosas, conocemos su origen y quién es: un ser hecho a semejanza de Dios. Por consiguiente, la Biblia ofrece una solución al problema existencial que atormentó al artista florentino. Aunque el arte y la ciencia tengan libertad, no son actividades autónomas: el artista y el científico se hallan también bajo la revelación de las Escrituras.

Sin embargo, todo lo que fue la Reforma Protestante no siempre mantuvo su despliegue en el marco de una correcta interpretación de las Escrituras. En la medida que el movimiento ganaba espacio político, en esa medida surgieron distorsiones bíblicas que han afectado al protestantismo a lo largo de su historia. Incluso, algunos de sus más destacados propulsores asumieron ideas y posiciones radicales que desde el punto de vista bíblico ameritan ser revisadas. Una de ella tiene que ver con las obras artísticas expresadas en imágenes.

Hay un turbulento y agitado capítulo de la historia del protestantismo europeo que recoge una intensa y furiosa lucha contra toda imagen que evocara temas religiosos o se refiera algún acontecimiento bíblico que insinuara algún reflejo de lo divino.

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Artículos anteriores de esta serie sobre ‘La Última Cena’ y la batalla cultural:

1.- ‘La Última Cena’ y la batalla cultural

2.- Leonardo da Vinci y su ‘Última Cena’

3.- Da Vinci, el Renacimiento y la Reforma protestante

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - Da Vinci, el Renacimiento y la Reforma protestante