¡El crucificado ha resucitado y viene ya!
Se presagian tiempos difíciles pero nosotros vemos al Cristo que se levantó de los muertos y prepara su regreso con dominio y autoridad sobre todas las cosas.
20 DE ABRIL DE 2025 · 08:00

Una sola palabra que lo describe todo. Es un reo de la ciudad de Jerusalén clavado y atado que, junto a dos más, padece castigo y oprobio en una cruz de madera, desnudo y abandonado sufre hasta morir de agotamiento físico o por asfixia.
Es la flagelación de un ser sangrante y agónico, amarrado tan firmemente a una robusta estaca que en medio de la siniestra y confusa escena da la impresión de que todo se reduce a una sola pieza.
El término crucificado ha pasado a ser parte de la identidad y descripción de Jesús de Nazaret, el hombre más noble y santo que ha pisado la tierra. El hombre que más alto habló de la paz y del amor, el que reveló las verdades más profundas, el que iluminó al mundo y toda la historia que sigue a continuación con su saber y forma de vivir.
Su suplicio, su crucifixión, su muerte lenta y dolorosa abrió para la humanidad el camino a la vida verdadera. Hoy quienes creemos en el significado de su sacrificio les rendimos culto y tributo al Crucificado, al que derramó su sangre por nosotros, al que conquistó y venció la muerte, porque el Crucificado también resucitó para que nosotros también resucitásemos con Él.
Con el Crucificado hemos vencido todos los miedos, hemos superado todos los fatalismos, hemos espantado todas las incertidumbres, y hoy podemos con plena libertad y confianza alabar a ese hombre y reconocerlo por su amor sin límites para con nosotros. En medio de nuestras congregaciones, en los goces y sufrimientos de la cotidianidad exaltamos al Cristo de la Gloria porque Él vive en nosotros y habita entre nosotros.
Podemos ahora decir como el Apóstol Pablo: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí (Gálatas 2:20).
Es tiempo de honrar ese sacrificio de Cristo, y la mejor forma de hacerlo es entregarnos cada día más y más a Él. Nada de lo que hagamos por nuestro Señor Jesucristo es mucho. Él merece todo lo que nosotros podamos hacer por su causa.
Nada puede detenernos, nada puede amedrentarnos, nada puede desenfocar nuestra mirada del Cristo Crucificado, quien con su sacrificio en la cruz del Calvario selló nuestra salvación.
Cumplido el primer cuarto de este siglo veintiuno se presagian tiempos difíciles. Los analistas ven negros nubarrones ensombrecer el horizonte que marca el futuro; pero nosotros vemos al Cristo Crucificado, al que se levantó de los muertos y está preparando su regreso a esta tierra para imponer su dominio y autoridad total sobre todas las cosas. En ese día nacerá, como dice el profeta Malaquías, el sol de justicia y en sus alas traerá salvación y saldréis, y saltaréis como becerros en la manada.
Cantemos hermanos, levantemos bandera de victoria porque el Cristo Crucificado ha resucitado y ya se apresta a venir por el pueblo que le sirve y ha confesado su Nombre.
¡El crucificado, ha resucitado y viene ya!
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Para vivir la fe - ¡El crucificado ha resucitado y viene ya!