‘Last call’: el último llamado de Jesús (Jn 12:37-50)

Jesús nos llama a tomar una posición, que no puede ser neutral.

30 DE JUNIO DE 2024 · 08:00

Marília Castelli, Unsplash,llamada teléfono, hablar teléfono
Marília Castelli, Unsplash

Esta sección fue pronunciada por Jesús y escrita por Juan tanto para personas del tiempo de Jesús, para lectores de la época de Juan, como también para lectores de todos los tiempos, incluyéndole a usted y a mí. Colocaré el texto completo, subráyelo, haga preguntas al texto y, por último, tome una decisión ante este llamado.

A pesar de haber hecho Jesús todas estas señales en presencia de ellos, todavía no creían en él. Así se cumplió lo dicho por el profeta Isaías:

«Señor, ¿quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se ha revelado el brazo del Señor?».

Por eso no podían creer, pues también había dicho Isaías:

«Les ha cegado los ojos y endurecido el corazón, para que no vean con los ojos ni entiendan con el corazón ni se arrepientan; y yo los sane».

Esto lo dijo Isaías porque vio la gloria de Jesús y habló de él.

Sin embargo, muchos de ellos, incluso muchos de los jefes, creyeron en él, pero no lo confesaban porque temían que los fariseos los expulsaran de la sinagoga. Preferían recibir honores de los hombres más que de parte de Dios.

«El que cree en mí —clamó Jesús con voz fuerte—, cree no solo en mí, sino en el que me envió. Y el que me ve a mí ve al que me envió. Yo soy la luz que ha venido al mundo para que todo el que crea en mí no viva en oscuridad.

» Si alguno escucha mis palabras, pero no las obedece, no seré yo quien lo juzgue; pues no vine a condenar al mundo, sino a salvarlo. El que me rechaza y no acepta mis palabras tiene quien lo juzgue. La palabra que yo he proclamado lo condenará en el día final. Yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió me ordenó qué decir y cómo decirlo. Y sé muy bien que su mandato es vida eterna. Así que todo lo que digo es lo que el Padre me ha ordenado decir».

Este texto resume las invitaciones de Jesús durante su ministerio y las reacciones de muchos en esa época. Pero Juan ahora extiende la invitación a todos los lectores de su libro, de todas las épocas. También a usted y a mí.

Notamos en el texto el tema del endurecimiento en los corazones de muchas personas. Algunos responden positivamente al llamado de Jesús, pero con miedo a las instituciones religiosas judías y sus líderes. Veremos que más adelante también algunos pierden ese medio y actúan con valentía, identificándose públicamente con Jesús. Y también algunos que lo seguían y creían en él, sus propios discípulos, tiemblan de miedo, se esconden e incluso uno niega conocer a Jesús, diciendo palabrotas.

El texto expresa que el juicio final no tendrá que ver con cuestiones antojadizas, como por ejemplo guardar o no guardar el día de sábado. El juicio tendrá que ver con el tema de las Palabras de Jesús y por supuesto, el Sacrificio de Jesús.

Recibir a Jesús: Recibir las Palabras de Jesús – Obedecer las Palabras de Jesús – Vivir en la luz – Tiene vida eterna.

Rechazar a Jesús: Rechazar las Palabras de Jesús – Desobedecer las Palabras de Jesús – Vivir en oscuridad – Es condenado.

Aquí el texto apela a la voluntad de cada lector. No veo en Juan que Dios haya predestinado a nadie para la condenación. Aún me asombro al pensar que existen personas que indican que Dios creó a algunos para salvación y a otros para condenación.

El texto nos llama a tomar una posición, que no puede ser neutral. Y las Palabras de Jesús las hemos estado estudiando aquí, en el evangelio de Juan. En algunas Biblias, señaladas con letritas rojas.

Tampoco el texto nos dice “memorizar” las Palabras de Jesús. Pienso que, para aceptar las Palabras de Jesús, debemos realizar una profunda introspección, leyendo, subrayando, preguntando y aplicando. Recordemos que Jesús mismo es la Palabra, así que no es solamente lo que dijo Jesús con sus labios, sino todo lo demás. Debemos tratar de entender toda la comunicación de Jesús, directa e indirecta, en palabras como en actitudes.

Así como solemos hablar de la diferencia entre la letra de la ley y el espíritu de la ley, debemos pedir al Espíritu Santo que comprendamos y aceptemos no solo “las palabras de Jesús escritas” sino que entendamos “el espíritu de Jesús entre sus palabras”.

Mucho de esto que estoy hablando lo podemos encontrar en los escritos del Nuevo Testamento, tanto de Pablo, como también en los demás autores. Pablo es magnífico al explicar de manera práctica el verdadero sentido de lo que expresó nuestro Señor Jesucristo. Aunque yo pienso que, si hubiese existido únicamente el evangelio de Juan, este sería suficiente para entender las Palabras de Jesús. Jesús también indica en el texto de estudio que sus Palabras, y yo diría, el Espíritu de sus Palabras, están en perfecta relación y concordancia con las Palabras del Padre, y el Espíritu del Padre. Aquí vemos la relación entrelazada perfectamente en los miembros de la TriUnidad.

Y hablando de entender el sentido de las Palabras de Jesús, el texto de hoy me hace recordar a la invitación de Jesús a los de la iglesia de Laodicea en el Apocalipsis:

Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro!  Por tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca.  Dices: “Soy rico, me he enriquecido y no me hace falta nada”; pero no te das cuenta de cuán infeliz y miserable, pobre, ciego y desnudo eres tú. Por eso te aconsejo que de mí compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y cubras tu vergonzosa desnudez; además, colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la vista.

Tal vez este texto de la tibieza tenga que ver con el tema de nuestra decisión de obedecer o no obedecer las Palabras de Jesús, entendiendo el verdadero sentido, y no tergiversando lo que dijo Jesús.

Nuestra decisión tendrá un verdadero significado no cuando repitamos las Palabras de Jesús, sino cuando las asimilemos, y las obedezcamos. Y sus Palabras no tienen nada que ver con los legalismos de los dirigentes judíos. Y si usted no lo entendió, vuelva a leer de nuevo con oración todo el evangelio de Juan.

Hasta aquí. Bendiciones y ¡Hasta la próxima!

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - ‘Last call’: el último llamado de Jesús (Jn 12:37-50)