Para que el mundo crea que Tú me has enviado
Nos pasamos la vida peleando por tonterías, porque no hemos entendido la oración de Jesús, y tampoco su misión (Juan 17:20-25).
27 DE ABRIL DE 2025 · 08:00

Llegamos al final de este maravilloso capítulo 17 del Evangelio de Juan, tal vez una de las oraciones que debiéramos leer, meditar y extraer los principios para una oración de poder en el siglo XXI.
Mas no ruego solamente por estos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado. Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Juan 17:20-25
Jesús ruega, está a punto de llegar la hora. Posiblemente esto está ocurriendo antes de ir a orar en Getsemaní, otro momento de oración intensa que Juan no relata.
Aquí, cerrando los artículos anteriores, ruega por sus discípulos y por sus seguidores de todas las épocas futuras. Así como existen oraciones cantadas en el Salterio de Salmos, pienso que tal vez deberían existir más oraciones cantadas en nuestras iglesias con las letras de Juan 17.
¿Qué pide Jesús?
- Que muchos crean el mensaje de sus discípulos (v. 20).
- Que todos sean uno (v. 21).
- Que estén (los creyentes) están unidos en Jesús y en el Padre (v. 21).
- Para que el mundo crea que Jesús fue enviado del Padre (v. 21).
- Ellos son glorificados, para que sean uno (v.22).
- Que alcancen la perfección en unidad (v. 23).
- Para que el mundo entienda el amor del Padre (v. 23)
- Que veamos la gloria de Jesús y el amor del Padre desde la creación del mundo (v.24)
- Que conozcamos al Padre, su amor y su misión; el amor de Jesús y su misión (v. 25)
- Y que el amor nos mantenga unidos a Jesús, al Padre, e involucrados en la misión de Dios en Jesús, y unidos podamos cumplir nuestra misión (v. 26).
Así, desglosando el texto, se lo ve más claro, no deja de ser sencillo, aunque a la vez tiene su complejidad. Y ¿por qué digo esto?
Me parece que esta parte del texto se ha cumplido en parte, pero también es la que no se ha cumplido en la mayoría de los casos. Y estoy hablando de las denominaciones, que no han podido unirse, pero a veces suele pasar que en iglesias pequeñas cada uno anda por su lado, cada quién haciendo lo que se le da la gana.
No estoy hablando de la necesidad del ecumenismo institucional, aunque me parece muy bueno lo que algunos lograron de sentarse en una mesa a dialogar con aquellos que en el pasado fueron sus perseguidores. Esto es maravilloso.
Pero entiendo que lo que Jesús quiere es algo más amplio. Nos pasamos peleando por tonterías, porque no hemos entendido la oración de Jesús, y tampoco entendemos su misión. Cada vez que pensamos en misión, estamos posiblemente pensando en ir, abrir un templo, enseñarles nuestros himnos, darle el manual de iglesia, y luego retirarnos (misión cumplida).
La mayoría de las veces la misión de Jesús, de revelar el amor de Dios, su triunidad, su misión unida, y la labor del Espíritu de construir una iglesia unida, lo hacemos mal. Y eso está destruyendo el plan de Jesús, y la oración del capítulo 17.
Y es tiempo de centrarnos en buscar entender la unidad de Dios, no en un concepto teológico y dogmático, sino en tratar de asimilar conceptos sencillos, transmitido no solo en palabras, sino en acciones de amor y unidad.
No estoy seguro de cómo expresarlo correctamente, sin caer en el tema de manipular a la gente para mantenerlas unidas, con el miedo, con amenazas y cosas por el estilo. Pero si, hay formas espirituales en que el mismo Señor nos va guiando, procesos por los que vamos pasando, para lograr entender cómo se manifiesta la unidad de Dios, cómo debería funcionar el tema de la unidad entre los creyentes.
Lastimosamente vivimos en un mundo individualista, donde lo único que pareciera que hay que hacer es mantener a la gente entretenida, porque cuando termina el entretenimiento se ponen a pelear. Y sí, esto ocurre.
Deberíamos replantearnos para qué queremos una iglesia, cómo esta iglesia encaja en el programa de Jesús, y como líderes de iglesia estamos involucrados en la unidad, con Cristo, con el Padre, y con los demás hermanos.
Hasta que no se produzca la unidad de la iglesia, el mundo no vendrá a la iglesia. Conozco gente que recibió a Cristo, y nunca va a una reunión de la iglesia, no porque hayan peleas en la iglesia, sino porque no hay unidad. Y esto se percibe, la gente huele. Y pienso que la mayoría no se queda, porque no ven unidad.
Y la unidad no se produce con un proyecto, o un plan de unidad. Algo diferente falta. Y qué tal si lo buscamos de nuevo, en oración, en el capítulo 17 de Juan… Tratemos de entender realmente lo que el Señor Jesús estaba pidiendo.
¡Bendiciones !
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Pytheos - Para que el mundo crea que Tú me has enviado