¿Qué es el Evangelio?: 4 preguntas
¿Qué es? ¿Qué hace? ¿Para quién es? y ¿A quién se ha encomendado?
02 DE JULIO DE 2023 · 08:00
Esta semana quiero compartir qué es el Evangelio, por supuesto, con la lectura del Nuevo Testamento y con algunos testimonios donde se manifiesta este mensaje de amor a los hombres.
Marcos 1: 14, 15. Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del Reino de Dios, diciendo El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios se ha acercado. Arrepentíos y creed en el Evangelio.
Me haré cuatro preguntas que son pertinentes en este soliloquio.
- ¿Qué es el Evangelio?
- ¿Qué hace el Evangelio?
- ¿Para quién es el Evangelio? y
- ¿A quién se ha encomendado el Evangelio?
Y empezaré por la última.
1 ¿A quién se ha encomendado el evangelio?
A los seguidores de Jesús. A los discípulos. En Marcos 1, seguimos leyendo, verso 16 al 20, que “andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, su hermano, que echaban la red en el mar porque eran pescadores. Y les dijo Jesús, Venid en pos de mí y haré que seáis pescadores de hombres. Y dejando luego sus redes, le siguieron. Pasando de allí un poco más adelante, vio a Jacobo, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, también ellos en la barca que remendaban las redes. Y luego los llamó y dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, le siguieron”.
Jesús todavía hoy dice a los hombres: Sígueme. Y los que le seguimos tenemos la encomienda de anunciar su Evangelio.
¿A quién se ha encomendado el Evangelio? A los seguidores, a los discípulos, quienes compartimos el Evangelio con los demás.
Por eso nos denominamos evangélicos, porque estamos comprometidos con el Evangelio: con creerlo, vivirlo y anunciarlo.
El Evangelio no es patrimonio de ninguna religión, es para todos los hombres. Es un regalo de valor incalculable y los que hemos sido transformados por él no lo podemos callar.
En cierta ocasión un hombre, completamente descreído, ateo, visitó una isla del Pacífico. Paseando, se encontró con un aborigen quien estaba leyendo la Biblia, la Palabra de Dios, y el hombre se animó a decirle:
-Amigo, no pierdas el tiempo con esos mitos y tradiciones. Ese libro que usted lee carece de valor.
A lo que aquel nativo contestó.
-Amigo mío, mejor sería que usted creyera en este libro y diera gracias por su contenido. Si no fuese por la Biblia y cómo ha transformado mi corazón, en este mismo momento, lo mataría a golpes y después me lo comería. Pero ahora soy cristiano.
¿Qué sería del mundo sin que hubiese venido Cristo y su Evangelio? ¿Sería mejor o peor? Indudablemente peor. Y si hoy no es mejor, es porque no queremos creer el mensaje de amor de Jesús.
Cuando el Reino de Dios está en el corazón y en la familia, poco a poco estará más en la sociedad y veremos justicia, paz, gozo... Pero Dios no impone su Reino.
Jesús anunció: “el Reino de Dios se ha acercado”. Siendo el Dios Todopoderoso, sin embargo, respeta nuestra voluntad, nuestra decisión... Cuando vino como Rey no forzó a nadie a seguirle o a ser de su Reino. Él solo invitó, como a estos pescadores: Sígueme; venid en pos de mí. Ellos tomaron la decisión de seguirle, de ser sus discípulos. ¿Qué haremos nosotros?
Las iglesias evangélicas somos simplemente eso: hijos de Dios, discípulos, seguidores de Jesús, que hemos creído el Evangelio.
Por lo tanto, ya he contestado la primera pregunta. ¿A quién se encomienda el Evangelio? A los seguidores de Jesús. Y ahora voy a la siguiente.
2 ¿Qué es el Evangelio?
Cuidado, el Evangelio no solo se refiere a un evangelio: a Mateo, Marcos, Lucas o Juan. La palabra Evangelio significa buenas nuevas, alegre noticia.
Por ejemplo, imagina que hoy proclamáramos el fin de la guerra de Ucrania o una cura definitiva para el cáncer, o algo un poco más cercano, que te dan la noticia de que todas tus deudas son canceladas. Qué alegría, ¿verdad? Pero nota que todas estas noticias buenas son el fin de una noticia mala que ha existido previamente. Son una gran alegría porque suponen la solución de un triste problema.
Pues el Evangelio es una buena nueva porque significa la solución al más terrible problema de la humanidad, que no es otro que el pecado: nuestra separación de Dios, nuestra rebeldía contra el Creador, la maldad que se apodera del corazón de los hombres. Dios podía muy bien haberse desentendido de los seres humanos, pero no fue así. Nos amó y preparó una cura para la enfermedad del corazón de sus hijos. Y esa cura es Jesús mismo. Dios haciéndose hombre para salvar a los hombres.
El Evangelio no es religión ni una institución. El Evangelio es la historia de Jesús. El Evangelio es Dios mismo hecho hombre.
Cuando nació, un coro de ángeles dijo a los pastores: No temáis, os traemos buenas nuevas de gran gozo para todo el pueblo: que os ha nacido en Belén un Salvador, que es Cristo el Señor. Lucas 2: 10- 11.
Jesús mismo, cuando comienza su ministerio, se pone en pie en la sinagoga y declara: El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos, a predicar el año agradable del Señor (Lucas 4:18- 21)
¿Ves? El Espíritu del Señor está sobre mí por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. Dijo, hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros, Lucas 4, 21.
Amigos, cuando murió en la cruz, murió en nuestro lugar para pagar por nuestros pecados, para ganar el perdón y la paz con Dios, para convertirse en ese camino que nos reconcilia con el Dios santo.
Después de morir en la cruz, al tercer día resucitó y unas mujeres fueron al sepulcro, simplemente para llevar un regalo a la tumba. Mas el ángel les dijo a las mujeres, esto es Mateo 28: 5, “No temáis vosotras, porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto, e id pronto y decid a su discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea, allí le veréis. Y he aquí os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas”.
Ahí está otra vez el evangelio: “Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, Jesús mismo les salió al encuentro diciendo: Salve. Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis, dad las nuevas a mis hermanos para que vayan a Galilea y allí me verán.
El Evangelio es proclamar, no solamente que Cristo ha muerto para ser el Redentor y Salvador, el Evangelio es también proclamar que Cristo ha resucitado, está vivo y volverá pronto.
¿Cómo comenzó Jesús a predicar el Evangelio?
Aquí lo hemos leído, en Marcos 1, 15: diciendo: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios se ha acercado. Arrepentíos y creed en el Evangelio.
Él predicó el Evangelio hablando de arrepentimiento. El arrepentimiento es reconocer que necesito un cambio en mi vida, que necesito reconciliarme con mi Creador, que necesito un Salvador.
En una ocasión, un maestro preguntó a su clase:
-Niños, ¿qué es el arrepentimiento?
Y un muchacho, hablando con esa sabiduría con la que a veces nos asombran los niños, dijo:
-Arrepentimiento es estar triste por los pecados.
El profesor dijo:
-¡Muy bien, muy buena respuesta!
Pero, en ese momento, una alumna levantó la mano; el profesor le dio la palabra y ella completó la idea:
-Profesor, yo creo que arrepentimiento no solo es estar triste por los pecados, es tener tanta tristeza que ya no quieres pecar más.
¡Eso es el arrepentimiento! Cuando ya no quieres estar más viviendo de espaldas a Dios, haciéndote daño a ti y haciendo daño a los demás; cuando el pecado te entristece tanto que le pides a Dios un cambio. ¿Y cómo viene ese cambio?
Por creer en el Evangelio, por creer en Jesús. ¡Hoy, cree esta buena noticia! El tiempo se ha cumplido, es el tiempo para ti. Hoy es el día de tu salvación. Ahora es el momento en el que Jesús quiere transformar tu vida. Reconoce que necesitas esta buena noticia de un Salvador. Cree en el Evangelio.
PERDIDOS ¿Sabes que el vacío que todo ser humano siente, si no de una forma perenne, al menos, en momentos puntuales, la angustia existencial, tiene que ver con que estamos perdidos? ¿Pero cómo que perdidos, Juan Carlos? Que estamos lejos de nuestro Padre celestial.
Jesús nos grita hoy, nos llama a cada uno por nombre y nos está diciendo (Pedro, Lourdes, Juan, María) ¡Aquí estoy! ¡Vine por ti! ¡Para hallarte y que no estés más perdido!
Él se acercó a buscarnos: “El Reino de los Cielos se ha acercado”. ¡Qué grande es esto: que el Rey mismo viniera a buscarnos! El tiempo se ha cumplido: Es el tiempo de ir a sus brazos.
3 ¿Qué obra hace el evangelio?
El Evangelio es poder de Dios. Dice Romanos, capítulo 1, versículo 16, “porque no me avergüenzo del evangelio porque es poder de Dios para salvación a todo el que cree”.
El Evangelio es la mano extendida por Dios para sacarnos de la perdición, de la desesperación, para salvarnos. Es el socorro, no importa las circunstancias en la que tú estés. En mi caso, cuando llegó el Evangelio tenía apenas 16 años, pero había vivido lo suficiente... Yo era un joven que había vivido lo suficiente como para no querer vivir más. O no querer seguir viviendo así como estaba viviendo.
El Evangelio vino con poder a mi casa. Sanó a mi madre, la liberó. Una mujer que estaba 13 años sumida en una profunda depresión. Sanó la amargura del corazón de mi padre, restauró el matrimonio de ambos. En mi propia vida, el Evangelio vino con poder a romper cadenas, vicios, porque yo estaba muy perdido. El Evangelio vino para darme un nuevo corazón y para darme ganas de vivir.
No me avergüenzo del Evangelio porque es poder de Dios. Cada uno de los que creemos en Jesús somos una evidencia de que el Evangelio no consiste en palabras, sino en poder. Un amor que llena, un amor que sana, que hace nuevas todas las cosas. ¡Solo Dios tiene el poder de llevar a cabo esa obra!
4 La última pregunta: ¿para quién es el evangelio?
Marcos, capítulo 16 y verso 15: Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado será salvo. El mismo Jesús que vino predicando el Evangelio, luego envió a sus discípulos y nos envía también a todos nosotros.
El Evangelio es para toda criatura. Hemos leído también en Lucas, capítulo dos, que los ángeles dijeron: Os traigo buenas nuevas que son de gran gozo para todo el pueblo.
Todos necesitamos el Evangelio. Ahora, todos y cada uno de nosotros... Dios no solo quiere salvarnos a todos, Él quiere salvarte a ti, te conoce a ti. Pon tu nombre en esa invitación. No importa la situación que estés atravesando, le importas a Dios.
Todo esfuerzo de anunciar el Evangelio: la música, las charlas, la obra de caridad, los medios de comunicación y todo lo que hoy hacemos como Iglesias Evangélicas, es por amor a los que aún no creen. Porque le importan a Dios.
Ahora, Él no fuerza. Faltaría más. Él respeta nuestra voluntad.
¿Qué vas a hacer con Jesús? ¿Qué vas a hacer con el Evangelio de Jesús? No podemos ser indiferentes. Antes o después, debemos responder a esta pregunta. ¿Qué vas a hacer con Jesús?
La historia de la humanidad se divide en antes de Cristo y después de Cristo.
Jesús divide la historia y también él partió mi historia. Antes de Cristo yo estaba perdido, yo estaba vacío, era un cautivo y ni siquiera me daba cuenta. Después de Cristo soy una nueva criatura y él hizo todas las cosas nuevas (2 Corintios 5:17).
Si lo que Jesús hizo, y lo que Jesús dijo, no es verdad o es el más terrible loco de todos los tiempos o el peor mentiroso. Pero si lo que Jesús hizo y lo que Jesús dijo es verdad, Él es el Rey que vino a traer el Reino y que un día juzgará a todos los hombres.
Decisiones
Jesús es el Salvador que te recomienda hoy: “El tiempo se ha cumplido. El tiempo es hoy. El Reino de los Cielos se ha acercado a tu vida. Arrepiéntete y cree en mi buena noticia”.
Es una buena noticia de gozo, de paz, de salvación para ti. Hoy debes tomar una decisión. ¿Sabes? Jesús murió como Cordero en tu lugar y en mi lugar, pero volverá como León, como Rey que reinará sobre toda la tierra. Y lo quieran o no los hombres tendrán que reconocer que él es el Rey de Reyes y el Señor de Señores. Y toda rodilla se doblarán y toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor. Se rendirán ante esa evidencia de que él verdaderamente era Dios, el Creador, que se humanó, que se hizo hombre.
¿Por qué no lo haces hoy? Libremente. Es tomar una decisión y debes confesar con tus labios. Todo lo importante se debe hacer públicamente. Todo lo noble y decente no queda en oculto.
No te avergüences de Cristo Jesús.
Jesús te dice: “Sígueme. Yo estoy vivo, resucité, mandé al Espíritu Santo, sígueme. Tengo planes para ti, tengo un propósito para ti, tengo vida nueva para ti”.
No es seguir una religión. Seguir a Jesús, eso es vivir el Evangelio.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - ¿Qué es el Evangelio?: 4 preguntas