¡Ama, y déjate usar por Dios!

Si estás lleno de Su amor serás un instrumento muy poderoso para salvación y bendición de otros.

    26 DE NOVIEMBRE DE 2023 · 08:00

    Mayur Gala, Unsplash,amor amar
    Mayur Gala, Unsplash

    Últimamente le estoy pidiendo mucho al Señor dos cosas: que me deje ver cuánto Él me ama y que me llene de amor por Él y por los demás.

    Se lo pido en este orden, porque cuando tienes una revelación de cómo Dios te ama no puedes hacer otra cosa que enamorarte de Él con todo tu ser. Y cuando comprendes que lo más importante para el Ser que amas es salvar a otros hombres, porque también por ellos murió, porque son tan valiosos como tú y porque los ama y no quiere que ninguno se pierda, entonces llegas a esta conclusión: la mejor forma de honrar el sacrificio de Jesús y expresarle mi amor es colaborar con Él en la gran causa de la salvación de los perdidos.

    Carlos Spurgeon sintetizó este buen deseo magistralmente con las siguientes palabras: "¿Quieres un argumento para ganar almas? Mira hacia el cielo y pregúntate cómo puede un pecador alcanzar la eternidad a menos que tenga a alguien que le hable de Jesús. Pero el mejor argumento se encuentra en las heridas de Jesús. ¿Quieres honrarlo, deseas colocar coronas sobre su cabeza? Eso lo puedes lograr ganando almas para Él. Este es el botín que Él desea más. Estos son los trofeos por los cuáles Él lucha. Estas son las joyas que serán su mejor ornamento". C.H. Spurgeon.

     

    Todos son valiosos para Cristo

    No solo es necesario el amor por Jesús, sino también el amor por aquellos a los que les predico (a quienes Jesús ama y por los que murió). La única forma de poder afectar la vida de alguien para la eternidad es amándolos. Y esto no me nace de la carne. Es una obra de la gracia en mí y por la vida nueva a la imagen de Cristo: “Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5).

    Allá por el siglo XVI (época en la cual la gente culta dominaba lo mismo el latín que el idioma materno), un erudito muy pobre cayó enfermo y fue llevado a la sala común de un hospital cuyas camas estaban separadas únicamente por una cortina.

    En la cama vecina se hallaba un mendigo casi moribundo acerca del que estaban deliberando los médicos. Uno de ellos propuso hacerle una operación, pero con los medios de aquella época lo más probable es que muriera en la mesa de operaciones. Entonces el cirujano dijo en latín, para ser comprendido por sus colegas y no por la gente común: -Faciamos experimentum in anima vili (hagamos un experimento sobre un ser vil, sin valor).

    Pero de detrás de las cortinas se oyó la voz del erudito enfermo que dijo: -Tanquam si foret anima vili, illa procura Cristo non designa tu sets morit (por sin valor que sea, es un ser por quien Cristo dignose morir).

    Esta reflexión impidió que le hicieran la operación fatal, y el enfermo se acabó curando de forma natural.

    Ciertamente Cristo murió por todos los seres humanos, tanto los pobres como los ricos, blancos y negros, cultos e ignorantes... Todos tienen para Él un gran valor a causa de sus almas eternas.

    De nuevo citando a Spurgeon: "Si existiera tan sólo un hombre o una mujer que no amara al Salvador, y si esa persona viviera en lo salvaje de Liberia, y si fuera necesario que todos los millones de cristianos viajarán hasta allí y cada uno le rogara que se entregará a Jesús antes de que se convierta, valdría la pena todo el celo, la labor y los gastos. Si tuviéramos que testificarles a miles año tras año y nunca rescatar más que una sola alma, esa alma sería la recompensa completa por toda nuestra labor, porque un alma es de valor incalculable". C. H. Spurgeon.

     

    La mayor tragedia es que se pierdan las almas

    No hay una catástrofe de peores consecuencias que el pecado. Todo es temporal, pero el alma es eterna. A menudo me atormenta la idea de un ser humano separado eternamente de Dios y en un lugar real de oscuridad infinita llamado Infierno.

    Si hay algo diáfano en la Escritura es que Dios no quiere que se pierda el pecador.

    En Ezequiel 18:23 el Señor mismo formula la pregunta: “¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío —declara el Señor Dios— y no en que se aparte de sus caminos y viva?”. En Ezequiel 33:11 Dios da la respuesta: “Diles: “Vivo yo” —declara el Señor Dios— “que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos. ¿Por qué habéis de morir, oh casa de Israel?”.

    Ya, en el Nuevo Testamento, lo leemos con más contundencia, si cabe: “El Señor no se tarda en cumplir su promesa, según algunos entienden la tardanza, sino que es paciente para con vosotros, no queriendo que nadie perezca, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9).

    Y en cuanto a si desea salvar a unos y dejar que otros mueran eternamente, el apóstol Pablo le enseña a Timoteo que “Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad”. Y, por si aún tenemos dudas teológicas, el autor inspirado añade: “Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Timoteo 2:3-6).

    No debemos ser una iglesia atrincherada en nuestros fuertes evangélicos cuando cada día mueren unas 150.000 personas en el mundo. Echando cuentas de cubero, eso nos da que cada hora 6.250 seres humanos pasan a la eternidad y más de 5.000 van al Infierno*. ¿No es esta la peor tragedia de todos los tiempos?

     

    El amor quema e invierte

    ¿Por qué gastamos dinero en nuestros hijos? Porque los amamos. ¿Por qué gastamos tiempo y fuerzas en un deporte? Porque nos apasiona. ¿Por qué invertimos en nuestro relax y placer? ¡Porque nos amamos! La pregunta es esta: ¿amamos a las personas? ¿Amamos las almas de los que están perdidos? ¿Estamos dispuestos a invertir en su salvación?

    El padre de avivamientos, John Wesley, animaba a sus discípulos a gastarse por Cristo con el estilo radical que lo caracterizó: "No tienes nada que hacer, sino el salvar almas. Por lo tanto, pasa tiempo y sé gastado en este trabajo. Y ve, no sólo a los que te necesitan, sino a aquellos que más te necesitan. El asunto es salvar tantas almas como sea posible y traer tantos pecadores como sea posible al arrepentimiento".

    Pablo invirtió su vida en los demás, en salvar a otros. Lo hizo por amor, esa clase de amor que no calcula el costo: “Y yo muy gustosamente gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré por vuestras almas. Si os amo más, ¿seré amado menos?” (2 Corintios 12:15).

    El amor verdadero no repara en el sacrificio. El amor verdadero desconoce el propio peligro. El amor verdadero no cuenta el coste absolutamente de nada. Tal es el amor de Cristo por nosotros. Es un fuego metido en los huesos que nos impulsa a seguir trabajando y esforzándonos por la salvación de los hombres.

    Jeremías confesó que por la persecución y el gran costo que entrañaba ser profeta deseó apagar el fuego de Dios, pero el Señor fue más fuerte que Él. ¿No necesitamos nosotros también este fervor por predicar la Palabra?

    Cuando hablo, me brotan las palabras. Grito: «¡Violencia y destrucción!». Así que estos mensajes del Señor me han convertido en objeto de burla. Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos!¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo! (Jeremías 20:8-9).

     

    Ama y déjate usar por Dios

    ¡Ama! ¡Y déjate usar por Dios! Si estás lleno de su amor te convertirás en un instrumento muy poderoso para la salvación y la bendición de otros.

    Las personas notan cuando hay amor genuino. Miremos a los ojos de los hombres, reconozcamos el valor de cada vida y pidamos al Espíritu que su poder nos respalde en hechos y en palabras para rescatar a más pecadores de la condenación eterna.

     

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    * Unos 5.000 mueren sin Cristo cada hora, ¿por qué he deducido esto? Porque hay unos 480 millones de convertidos en el mundo. Es decir, un 7% de la población mundial. Si cada hora 6.250 personas mueren y solo un 7% conoce a Cristo, entonces 5.280 personas en el mundo, cada hora, van al Infierno.

    Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - ¡Ama, y déjate usar por Dios!

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