¿Quién soy yo?
Si no sabes lo que tienes, o quién eres ¡lo cambias por cualquier cosa!
20 DE ABRIL DE 2025 · 08:00

Descubre tu identidad (1)
¿Sabes el valor de tu vida? ¿Sabes cuán valiosa es tu identidad? Te contesto después de algunos ejemplos:
- LA MARINA DE TRAFALGAR (1793) de GOYA: Ana Sanz, una coleccionista y comerciante de arte, encontró esta obra en posesión de un vendedor de frutas del mercado. El vendedor, que solo veía un cuadro bonito lo vendió por 40 euros. ¡Un Goya! Se ha llegado a pagar 2'86 millones de dólares por un Goya.
- EL NACIMIENTO INTRAUTERINO (1896) DE DALÍ: La primera obra en el campo surrealista de Dalí. El corredor de arte Tomen L'Amo compró este ejemplar en 25.000 pesetas (150 dólares). Se ha llegado a pagar 4.717.215 de dólares por un Dalí.
- NATURALEZA MUERTA FLORAL (1886) DE V. VAN GOGH: Una familia acomodada de Wisconsin decidió vender una propiedad. Un pariente había dejado el cuadro en la propiedad y allí se quedó por décadas. El agente inmobiliario tenía algún conocimiento de arte y les recomendó que averiguaran el valor del cuadro. Vendieron la pintura en 1991 por 1’43 millones de dólares.
- UN POLLOCK: La figura más famosa del expresionismo abstracto es Jackson Pollock. Es el pintor con las obras más caras en la historia, sobrepasando los 250 millones de dólares. Teri Horton, una camionera californiana de 73 años compró el Pollock por ¡cinco dólares en una tienda de segunda mano, para hacerle un regalo a su amiga! Teri quiso vender el Pollock en 50 millones de dólares. Algunos expertos piensan que podía haberlo vendido, con paciencia, en 100 millones de dólares.
Si no sabes lo que tienes lo cambias por cualquier cosa
Te repito la pregunta del inicio de este artículo ¿Sabes el valor de tu vida? ¿Sabes cuán valiosa es tu identidad? ¿Entiendes el precio de tu propósito en Dios?
Dice en Hebreos 12:16 ¡que no haya entre vosotros ningún profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura!
Profano equivale a necio, estúpido, loco, tonto... Porque vendió un tesoro, su llamado y bendición, por 10 pesos o un plato de lentejas.
Cuando no conocemos nuestra identidad ¡compramos la del mundo! Ponemos nuestra identidad en el físico, en la ropa, en política, en dinero o posición, en logros, en cuántos me siguen en las redes, en lo que los demás dicen de mí, en mi pasaporte o cédula nacional...
Pero ¿quién soy yo?
Una de las grandes preguntas del ser humano es esta: ¿Quién soy yo? Solo podrás contestar bien a esa pregunta con esta otra: ¿Quién es Jesús? ¿Por qué? Porque en Él se halla escondida mi verdadera identidad.
Colosenses 3:3 ... vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Hay gente que se cree una mentira sobre quién es y nunca llega a ser lo que verdaderamente Dios diseñó que sea. Mas, si alguien sospecha de tu identidad natural solo debe echar un vistazo a tu DNI o cédula de identidad. De igual forma, si nos asaltan las dudas sobre nuestra identidad espiritual haremos bien en escudriñar nuestra Biblia.
Oigamos lo que Dios dice en la Biblia, a través de tres grandes apóstoles, en el N.T.
PABLO:
Efesios 2:19 Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios...
JUAN:
1 Juan 3:1 Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él.
PEDRO:
1 Pedro 2:9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable
Debemos tener una identidad basada en Jesús
Somos discípulos de Jesús; hermanos unos de otros; Hijos de Dios; reyes; valemos la sangre de Jesús; redimidos; santos; siervos de Dios; sacerdotes; herederos de Dios; templos del Espíritu Santo...
El ataque de Satanás es contra la identidad
Ha sido así desde el Génesis, cuando la serpiente cuestionó la naturaleza de Adán y Eva con aquel “seréis como Dios”, cuando ellos ya eran a la imagen y semejanza de Dios.
Más adelante, encontramos que la gran prueba de José en Egipto, de Moisés en la corte o de Daniel y sus compañeros en Babilonia fue la de no perder su identidad:
Hebreos 11:24-26 Por la fe Moisés, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado, considerando como mayores riquezas el oprobio de Cristo que los tesoros de Egipto; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.
Miremos a Jesús y su conquista de la identidad
Desde los doce años tenía definido quién era Él, quién era su Padre, para qué estaba en esta tierra, y que no iba a poder complacer a los hombres al mismo tiempo que a Dios: “en los negocios de mi Padre me es necesario estar” (Lucas 2:49).
La primera lucha con Satanás es cuando le quiere derribar de su seguridad en cuanto a quién es él: la tentación en el desierto. Y siempre que los espíritus inmundos le veían, caían delante de Él y gritaban, diciendo: “Tú eres el Hijo de Dios”. Pero él les advertía con insistencia que no revelaran quién era él. Tener clara su identidad le hizo no buscar reconocimiento, ni desenfocarse en su llamado ni perder su tiempo.
Juan 8:23 Y Jesús les decía: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.
Él también enseñó a sus discípulos cuál era su verdadera identidad: “no sabéis de qué espíritu sois”; “vosotros sois... la sal... la luz... hijos de vuestro Padre... discípulos... apóstoles”.
Marqos: El hijo de un mártir en Egipto
Marqos es un joven de 17 años cuyo padre fue asesinado por extremistas islámicos en Egipto. Su padre, dueño de una farmacia, fue obligado a arrodillarse y se le exigió renunciar a su fe cristiana. Al negarse, fue ejecutado en plena calle.
Este trágico evento transformó la vida de Marqos. Antes del asesinato, no se preocupaba mucho por su fe, pero después comenzó a leer la Biblia, asistir regularmente a la iglesia y a profundizar en su relación con Dios. Su madre da testimonio del cambio en él.
Marqos se ha dedicado a Cristo, seguro de que, si su padre prefirió morir antes que negar a su Salvador, es algo que merece ser honrado y valorado. Este joven egipcio, a través del sacrificio de su padre, descubrió su verdadera identidad. Huérfano de padre terrenal, pero no de Padre Celestial.
Recuerda, cuando conocemos nuestra identidad
en Jesús no compramos la del mundo
Mirad cuán gran amor nos ha otorgado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios, y eso somos. Por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a Él. Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando Él se manifieste, seremos semejantes a Él porque le veremos como Él es. 1 Juan 3:1-2
Tu identidad en el Señor
Quiero que sepas algo muy importante: tu identidad no se basa en lo que el mundo dice de ti, ni en tus logros, ni en tus errores. Tu verdadera identidad está en Dios.
1. Dios es tu Creador:
Desde antes de que nacieras, Dios ya pensaba en ti. No eres un accidente ni un error. Fuiste creado a propósito, con amor y con un propósito eterno.
“Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque soy una creación admirable.” – Salmo 139:13-14
2. Jesús es tu Salvador:
Dios te ama tanto que envió a su Hijo, Jesús, para rescatarte del pecado y darte una nueva vida. Si has creído en Él, eres perdonado, eres libre, y ahora eres parte de su familia.
“Mas a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.” – Juan 1:12
3. El Espíritu Santo vive en ti:
No estás solo. Dios ha puesto su Espíritu en ti para acompañarte, ayudarte, fortalecerte y guiarte. Él te recuerda quién eres cuando el mundo quiere confundirte.
“¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?” – 1 Corintios 3:16
Entonces, ¿quién eres?
Lector querido y querida, sé que a veces es fácil perderse en lo que otros piensan, en lo que sentimos o en lo que el mundo espera de nosotros. Pero hoy quiero recordarte quién eres realmente, no según el mundo, sino según Dios.
Eres creación de Dios, amado profundamente, salvado por Jesús, y morada del Espíritu Santo. Eres valioso. Eres escogido. Tienes un propósito. Y nunca estás solo.
No dejes que nadie ni nada te robe esa verdad. Vuelve a ella cada vez que lo necesites.
Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - ¿Quién soy yo?